Religión en Libertad

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Los rumores, a bombo y platillo, que desde hace algún tiempo se venían leyendo y escuchando en diversos medios de comunicación social se hicieron, como eran de esperar, oficiales el sábado día 13 de marzo. Las 12 horas, es la hora fijada por los servicios de comunicación de la Conferencia Episcopal Española, para este tipo de noticias. D. Ricardo Blázquez, obispo titular de la Diócesis de Bilbao desde 1995, era nombrado, por el Papa Benedicto XVI, nuevo Arzobispo de Valladolid. A sus 68 años, y a 7 años de su jubilación, pastoreará una archidiócesis, que nada tiene que ver con la diócesis que ha pastoreado durante estos últimos quince años.


Los nacionalistas, como suele ser su costumbre cuando Roma nombra un obispo que no comulga con sus ideas, no le pusieron nada fácil su llegada a la diócesis de Bilbao a este obispo natural de Villanueva de Campillo (Ávila) que llegaba a Bilbao para sustituir al hasta entonces obispo de Bilbao D. Juan María Larrea. El primero en salir a la palestra fue Javier Arzalluz, en aquellos años presidente del PNV. Arzalluz recibió al nuevo obispo con estas palabras: «Nos mandan a un tal Blázquez, que ni es vasco ni sabe euskera».


Los grandes esfuerzos de D. Ricardo por «inculturarse» en la diócesis de Bilbao, fueron de admirar y poco a poco se fue «metiendo en el bolsillo» a los que dudaban de él. Pronto aprendió el Padre Nuestro, cantos y oraciones litúrgicas en euskera, por cierto una lengua nada fácil de aprender. D. Ricardo, pastor de la diócesis de Bilbao, quería ser un bilbaíno más y se puso a estudiar euskera.

Varios años después de su llegada, llegué a escuchar en algún medio de comunicación, «tonterías» sobre su persona como que había cambiado tanto que ahora sufría el «Síndrome de Estocolmo». Sin miedo y con valentía, D. Ricardo, siempre ha estado del lado de las victimas. Siempre ha condenado la barbarie y el sin sentido de los asesinatos de la banda terrorista ETA.


De la personalidad de Ricardo, a pesar de su timidez, su labor como pastor durante estos 15 años, ha estado sostenida por la sencillez y «en la Esperanza de Aquél que nos amó primero» (Rm.8,37). Cuando es entrevistado en algún medio de comunicación, es un hombre que piensa y mide mucho sus palabras, para decir lo que tiene que decir en cada momento y no ser pillado en ningún renuncio.


Durante sus años en la diócesis de Bilbao, entre otras muchas cosas, ha revitalizado con esmero las comunidades locales creando las Unidades Pastorales, impulsando la labor de los laicos en tareas pastorales, instaurando el diaconado permanente y reanimando e impulsando la Pastoral Juvenil y Vocacional. Aunque todavía muy pocos, empieza a haber algunos brotes verdes de seminaristas. De la labor pastoral de Blázquez en estos últimos años, me atrevo a decir que ha dado sus frutos, y buenos frutos.


«Pasar de Bilbao a Valladolid no es un simple traslado de lugar; lo siento más como un trasplante con un desarraigo doloroso y un nuevo enraizamiento». Estas fueron las palabras de Ricardo al hacerse oficial su nuevo destino como arzobispo de Valladolid. Se va triste, después de haber bregado y adaptado a la realidad social, política, religiosa y económica de Vizcaya. Ricardo, ya no es un joven obispo, los años no perdonan y su salud como cabe esperar ya no es de hierro. Los comienzos no son nada fáciles, para nadie, y menos para un hombre de 68 años.


Algunos medios afirman que el nombramiento como arzobispo es un premio a la labor pastoral de este obispo, pero tras escuchar a Blázquez, no me da la impresión de que para él así sea.


Llegó a Bilbao con miedos e incertidumbres, por la dificultad de la diócesis, pero también con mucha esperanza. Quince años más tarde, se va apenado y con dolor.


D. Ricardo, vayan consigo mis mejores deseos en este su nuevo cometido pastoral como arzobispo de Valladolid. Lleve en su corazón a la buena gente que ha colaborado «mano a mano» con usted durante su largo tiempo como pastor de la diócesis de Bilbao. Espero que siga rezando, como hasta ahora, por esta diócesis tan querida para usted.

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