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Margarita Cantera: «El Rey San Fernando hizo de la expansión del cristianismo la razón de su vida»

San Fernando ora con su espada antes de la batalla, en el corto 'Fernando III el Santo' de HM Televisión.

San Fernando ora con su espada antes de la batalla, en el corto 'Fernando III el Santo' de HM Televisión.HM Televisión (captura)

Carmelo López-Arias
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La importancia política del reinado de San Fernando (1199-1252) corre pareja a su importancia religiosa, pues sus triunfos en el campo de batalla (conquistar Sevilla el mayor de ellos) redujeron el poder mahometano al reino de Granada, quedando las fronteras definidas casi hasta su culminación por los Reyes Católicos.

Margarita Cantera Montenegro, profesora titular de Historia Medieval en la Universidad Complutense de Madrid, ha consagrado su último libro a Fernando III el Santo. El rey que forjó la España cristiana (Sekotia-Almuzara). Con rigor académico pero propósito divulgativo, transmite la trascendencia de su ejecutoria en todos los órdenes: el gobierno, la política exterior, por supuesto y sobre todo la Reconquista, la repoblación y la cultura y el legado que cedió a su hijo Alfonso X el Sabio. En muchos sentidos puede considerarse un reinado de dimensiones 'fundacionales'.

Todo este análisis está hecho sin perder de vida algo sobre lo que queremos interrogar principalmente a la autora: la santidad de vida del Rey. Este libro nos descubre por qué el "San" que adorna su nombre no es un capricho piadoso ni una desmesura servil, sino el justo reconocimiento público de la Iglesia a una vida entregada a Dios.

Margarita Cantera Montenegro, 'Fernando III el Santo'.

Margarita Cantera Montenegro, 'Fernando III el Santo'.Sekotia - Almuzara

-¿Qué signos concretos de santidad presenta la vida de San Fernando?

-Las crónicas, algunas coetáneas y otras muy cercanas en el tiempo, cuando hablan del monarca insisten en sus virtudes personales, como la castidad, humildad, prudencia, benignidad, fidelidad a la palabra dada, el valor en todas las circunstancias, pero especialmente en el campo de batalla…

»Es decir, todos los textos lo presentan como un modelo de cristiano y de hombre de honor; y así lo vieron también sus súbditos. Por ello fue considerado santo y tras su muerte empezó muy pronto a recibir culto, privado, en la ciudad de Sevilla, que es la última de las ciudades recobradas para el Cristianismo y como la joya de su corona.

-¿Por qué, a pesar de estas evidencias, tardó tanto en ser canonizado (1672), mientras que su primo San Luis de Francia lo fue tan rápidamente?

-Los Papas que se sucedieron a su muerte no se hicieron eco de ello y en ningún momento plantearon la posibilidad de la canonización del rey castellano. En el fondo hay un motivo importante: Fernando III llevó a cabo en algunos momentos una política de cierta intervención en la vida de la Iglesia de sus reinos, no muy distinta a la de otros reinos europeos, por cierto, especialmente por la percepción de una parte de las rentas eclesiásticas (las tercias), un dinero necesario para las campañas de reconquista, pero cuyo cobro no siempre fue visto con agrado por la Iglesia. Esto explica el contraste entre el rápido proceso de canonización de su primo San Luis de Francia y que no se moviera desde el Pontificado ningún resorte a favor de Fernando, pensando que si se hacía se justificaba esta actuación; además, si eso ocurría, sus sucesores podían animarse a mantener esa política de intervención económica.

-¿Qué pasó para que esa perspectiva cambiara?

-A partir del siglo XVI empezó a moverse desde núcleos cercanos a la corte real española la causa de canonización. Algunos han hablado de una motivación política, que la monarquía católica española no podía consentir ser casi la única que no tuviera un rey santo. Sinceramente, si es verdad que los reyes deseaban tener un antepasado cuya santidad fuera reconocida por el Pontificado, no es menos cierto que la vida de virtudes y de defensa de la Fe y de la Iglesia de Fernando III reunía méritos más que suficientes (y no quiero hacer comparaciones que no me corresponden) para que se reconociesen sus virtudes heroicas.

»De todas formas, el proceso de canonización, que se empezó a plantear por esta vía de la ejemplaridad en las virtudes cristianas, se encaminó finalmente por una vía que entonces se puso en marcha: el reconocimiento canónico del culto tributado desde tiempo inmemorial; una vía de canonización que desde su aprobación en el siglo XVII por el Papa Benedicto XIV se ha puesto en marcha en diversas ocasiones, como en los recientes casos de Santa Hildegarda de Bingen o el más cercano de la beata Juana de la Cruz o “la santa Juana” del monasterio de Cubas de la Sagra. Y se utilizó esta vía del culto desde tiempo inmemorial porque era posible en el caso de San Fernando, y más rápida que la otra, pues estaba plenamente constatada la veneración al rey por parte del pueblo y del clero, especialmente en Sevilla.

Margarita Cantera Montenegro, en un documental sobre San Luis Rey de Francia, primo de San Fernando.

Margarita Cantera Montenegro, en un documental sobre San Luis Rey de Francia, primo de San Fernando.HM Televisión (captura)

-¿Cómo entendía San Fernando la misión de un Rey?

-La fe católica y su profunda religiosidad inspiraron y fueron motor de muchas de sus actuaciones como rey, sin que podamos olvidar las motivaciones políticas que también las acompañaban, como es lógico. Por eso, una de las crónicas que habla de su reinado (Crónica de Veinte Reyes) afirma que Fernando III “en Dios tuvo siempre su corazón y sus ojos”; así, se puede decir que hizo del servicio a Dios y de la expansión del cristianismo la razón de su vida y el fundamento de su gobierno.

»Por otra parte, el título real se acompañaba habitualmente con la fórmula “por la gracia de Dios”, ya clásica entre los monarcas hispanos que indica cuál es el origen del poder regio y, como consecuencia lógica de ello, la obligación de gobernar de acuerdo con la ley de Dios, debiendo ser el primero y más ejemplar de los cristianos del reino, pues es el modelo para sus súbditos. 

-¿Y en qué se plasmaba esa obligación?

-Entre las obligaciones del monarca medieval destacaba la defensa de la Iglesia, que en este reinado se plasmó de manera especial en su dedicación a la empresa de Reconquista, por el deseo de devolver al Cristianismo las tierras que habían sido suyas hasta la invasión islámica del 711; un ideal indisolublemente unido al de restablecer el reino visigodo, que en ese año había sido deshecho. Muy unida a la reconquista de las tierras iba la restauración de las diócesis y la fundación y apoyo a monasterios y conventos, que además tenían una proyección evangelizadora en las tierras recién ganadas al islam.

»Tratándose de objetivos que nosotros calificaríamos de políticos, la guarda del orden interno, la paz del reino y la prosperidad económica, el bien común del reino en una palabra, tenían también un trasfondo religioso, como manifestación de la búsqueda de la justicia.

-¿Por qué señala en su libro que fue durante su reinado cuando la Reconquista adquirió un carácter propio de Cruzada? ¿No lo tenía antes?

-Si el término Cruzada en sentido estricto corresponde a las campañas convocadas por el Papa para recuperar Jerusalén y Tierra Santa, con el tiempo se amplió el término a otras empresas en defensa o a favor de la extensión de la Fe

»En este sentido, en el reinado de Alfonso VIII de Castilla, abuelo de Fernando III, el Papa Inocencio III había reconocido como cruzada la campaña militar que culminó en la batalla de Las Navas de Tolosa, de 1212; por ello, esta empresa gozó de los reconocimientos jurídicos correspondientes y de ciertas concesiones económicas por parte de la Iglesia; además, con el título de Cruzada atrajo a algunos caballeros ultrapirenaicos, pues podían aprovecharse de los beneficios espirituales de la empresa cruzadista sin tener que desplazarse a Tierra Santa.

»Por tanto, la empresa de la Reconquista se veía ya como una empresa de cruzada y en varias ocasiones, como ocurrió en el reinado de Fernando III (en concreto en las empresas de Córdoba y Sevilla), se obtuvo del Papa el reconocimiento oficial de ese título y, con él, los privilegios jurídicos y económicos que conllevaba.

»El cambio que se produce en el reinado de Fernando III es la hispanización del concepto de cruzada, la consideración de las empresas militares desarrolladas como una tarea propia hispánica, sin intervención extranjera (como sí hubo en los primeros momentos en Las Navas de Tolosa). Esto otorgó a la cruzada hispánica ciertas peculiaridades, además de la ausencia de caballeros extranjeros, como es el mando único que ejercía el rey sobre las huestes y la integración de las Órdenes Militares en ese ejército.

-¿Cuál fue la participación de la Iglesia, como institución, en esa Cruzada?

-El reconocimiento del carácter de Cruzada a una empresa militar sólo podía ser otorgado por el Papa como cabeza de la Iglesia. De ese reconocimiento derivan los privilegios la protección jurídica de que gozaban los participantes en la campaña, así como la concesión del cobro de ciertos ingresos económicos sobre las rentas y bienes de la Iglesia; en el caso de los reinos hispánicos esta contribución económica se materializó en las tercias, que supone la entrega a las arcas del rey, exclusivamente para las campañas de Reconquista, de un tercio del diezmo eclesiástico.

»Por otra parte, algunos obispos aportaron tropas en algunas campañas, una contribución derivada no de su condición episcopal, sino de los señoríos territoriales anejos a sus sedes episcopales.

»Y, por supuesto, sin olvidar la contribución de las Órdenes Militares.

-¿Tuvo conflictos San Fernando con la Iglesia?

-La pauta general de actuación del rey Fernando III en este aspecto es muy semejante a la de los monarcas de la época y fue bastante constante a lo largo de todo su reinado, dentro del marco general de control creciente del Pontificado de la vida de las Iglesias del occidente y, al tiempo, de mayor capacidad de los reyes para intervenir en la Iglesia de su reino. En el caso de Fernando III también hay que señalar cómo la propia empresa de la Reconquista y el apoyo posterior del monarca a la restauración diocesana aumentó ese regalismo, que en todo casi debe ser adjetivado de moderado.

»Como pauta general, no hubo conflictos importantes entre el rey y la Iglesia y sí una buena colaboración; y recibió apoyo de muchos de los obispos de sus reinos en momentos de dificultades políticas, destacando especialmente los obispos Tello de Palencia y Mauricio de Burgos, o los obispos de León y Astorga.

»A pesar de ello, hubo momentos de cierto conflicto en torno a la provisión de las sedes episcopales, por un mayor intervencionismo regio en este campo debido al importante papel, incluso político, que los obispos tenían en la vida del reino. De todas formas, no fueron muy numerosos en el reinado de Fernando III; más frecuentes fueron las tensiones por la percepción de rentas eclesiásticas por parte del rey para sustentar las empresas bélicas, aunque, hay que insistir, en general la relación del rey con la Iglesia fue buena.

-¿Se apoyó en alguna orden en particular?

-El monarca tuvo una especial vinculación con los mendicantes, principalmente franciscanos (incluida la rama femenina, las clarisas) y dominicos, favoreciendo la fundación de conventos como medio de favorecer la recristianización de las tierras reconquistadas. 

»También mantuvo la tradicional vinculación de los monarcas hispanos con la Orden benedictina del Císter, con un magnífico ejemplo arquitectónico en el monasterio femenino de Santa María la Real de Las Huelgas, de Burgos, fundado bajo patrocinio de su abuelo Alfonso VIII.

  • Humberto Pérez-Tomé, director del sello editorial Sekotia, presenta 'Fernando III el Santo', de Margarita Cantera Montenegro.

-¿Por qué destaca tanto en esta obra el impacto cultural de su reinado?

-Fernando III recoge un importante legado cultural de la corte de su abuelo Alfonso VIII y de su padre Alfonso IX de León; y la culminación se producirá en el reinado de su hijo Alfonso X, conocido con el sobrenombre de El Sabio; pero este florecimiento cultural en el reinado de su sucesor no es, desde luego, fruto de la casualidad…

»Así, en la época de Fernando III se produce la expansión del estilo gótico en las grandes catedrales iniciadas o reformadas en su reinado (Burgos y Toledo como las más emblemáticas) y en algunos otros edificios de carácter religioso (especialmente monasterios); también se produjo la consolidación del castellano como lengua de la cancillería regia, evidentemente con el concurso regio, al tiempo que también se consagra esta lengua como lengua literaria.

»Por último, en los primeros años del siglo XIII nacen las Universidades, una de las instituciones culturales más notables para el enriquecimiento y transmisión de la cultura, y que también tenían una notable utilidad política; si la primera fundación corresponde al reinado de Alfonso VIII (Estudio General de Palencia) y de su padre Alfonso IX (Universidad de Salamanca), será con Fernando III cuando se consoliden uno y otro centro, con el apoyo económico y jurídico de este monarca, de modo que algunos le consideran el verdadero fundador de la Universidad de Salamanca.

-¿Podemos decir que es su reinado es el más importante de la historia de España entre Recaredo y los Reyes Católicos?

-Realmente, la trascendencia de este reinado es grande, aunque las comparaciones siempre son peligrosas y difíciles, porque las personas y las circunstancias son diferentes en cada caso. Desde luego, los otros dos hitos señalados (Recaredo y la conversión del reino visigodo español al cristianismo católico en el III Concilio de Toledo del 589; y los Reyes Católicos que restablecen la unidad hispánica, a excepción de Portugal) son muy representativos y también decisivos en la Historia de España.

»De todas formas, y sin olvidar otros hitos importantes, como la reconquista de Toledo por Alfonso VI o la victoria de Las Navas de Tolosa, en 1212, antes mencionada, el reinado de Fernando III es clave para la forja de la posterior y plena unidad hispánica, tanto por la unión definitiva de los reinos de Castilla y León, como por la expansión territorial, especialmente en el valle del Guadalquivir y en Murcia.

-¿Cómo fue su muerte?

-Siempre se ha dicho que la muerte refleja bien cómo se ha vivido. La muerte de San Fernando, pues, no podía ser más que la de un buen rey, un buen esposo y padre y, ante todo, un buen cristiano. Todo ello se condensa en los gestos y actos de ese momento supremo: como rey, se dirigió a su hijo y sucesor Alfonso (X el Sabio) para recordarle cómo debía gobernar con justicia y respetar los fueros, franquezas y libertades del reino. Asimismo, le encomendó el cuidado de su mujer, que era su segunda esposa y no era la madre de Alfonso, y de sus hermanos.

»Desde el punto de vista religioso, mostrando claramente su vivencia religiosa, asumió los ritos propios del momento, con toda su carga de simbolismo: portar una vela encendida en señal de la fe, ponerse una soga al cuello como muestra de humildad, tomar la cruz en sus manos, solicitar oración a los clérigos presentes y pedirles el canto de la alabanza a Dios condensada en el himno Te Deum

»Pero podemos decir que su fe se exteriorizó de manera sublime al solicitar los sacramentos de la confesión y de la Eucaristía; y en cómo los recibió hay un detalle que muestra claramente su religiosidad y fe firme: cuando se dio cuenta de que entraba en su cámara el Viático, pidió que le ayudaran a levantarse del lecho para arrodillarse ante el Rey de reyes; pensemos en el esfuerzo físico que hizo, pues murió a las pocas horas, pero quería venerar y adorar la Presencia Real de Jesucristo en la Eucaristía.

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