León XIV sí gobierna: cinco hitos en sus primeros meses de pontificado definen una forma de actuar

León XIV saluda a los fieles de la Plaza de San Pedro en la audiencia general de este miércoles.
Cuando han pasado más de cuatro meses desde su elección el pasado 8 de mayo, sigue extendida la idea de que León XIV aún no ha mostrado todas sus cartas.
Hay algunas razones para ello: por ejemplo, sigue vacante el puesto que él dejó como prefecto del Dicasterio para los Obispos, un cargo esencial para el gobierno de la Iglesia. Probablemente su buen conocimiento de los expedientes en curso desde que fue designado por Francisco en 2023 le están permitiendo una demora que no es previsible se prolongue mucho más.
Pero, además de la evidente diferencia en el estilo y las formas de Robert Prevost respecto a Jorge Mario Bergoglio, o de la mayor o menor continuidad que se considere hay entre ambos, el Papa sí está asumiendo posiciones drásticas que empiezan a definir su pontificado. Es un hombre que escucha porque así lo exige su responsabilidad y porque -según todos los testimonios- es algo que encaja con su carácter. Pero no se limita a escuchar.
Como señala el vaticanista chileno Luis Badilla, León XIV "es de carácter apacible, pero decidido".
Veamos entonces cinco decisiones que ya ha tomado y han gozado de un notable impacto:
1. La pacificación de la Curia
La Curia Romana es la estructura de gobierno de la Iglesia. Garantiza su continuidad -hacia dentro- y su credibilidad hacia fuera.
En los últimos años el funcionamiento interno de los dicasterios se ha visto notablemente afectado, más que por las reformas emprendidas por Francisco, por su personalísima forma de gobierno. El historiador y periodista argentino Marcelo Larraquy, biógrafo del Papa Bergoglio y uno de sus encendidos defensores, interpreta su decisión de vivir en Santa Marta en clave anti-curial: "Bastó ese primer gesto de Francisco para dejar en soledad a la Curia romana. Incluso, podría decirse, antes que verse asediado por esa maquinaria burocrática de dicasterios, congregaciones, comisiones pontificias, prefecturas en largos corredores, dejó que se consumiera sola. Si antes, para cualquier Papa, era imprescindible recurrir a los órganos de la Curia para gobernar, siempre centralizados en la figura del Secretario de Estado, y terminaba golpeando sus oficinas para enterarse de cómo debía obrar con cada tema, ahora Francisco, al dejarla en soledad, le vaciaba sus resortes de poder".
Las tensiones que esto ha generado van más allá de la cercanía o lejanía de los curiales respecto a lo que se ha denominado 'línea francisquista'. Tiene más que ver con la operatividad. Para el correcto funcionamiento de una organización es fundamental que se respeten las normas y las competencias de cada cual, que la cadena de decisiones sea transparente y previsible, que no se multipliquen las desautorizaciones o las arbitrariedades.
León XIV ha reinstaurado esa dinámica. Con prácticamente el mismo 'equipo' de Francisco, el ambiente de trabajo es otro, según coinciden en señalar todas las fuentes.
Y eso no obedece solo al temperamento o la personalidad de Robert Prevost, sino a su criterio de acción. El sacerdote Jasson Sempertigue, su secretario durante tres años en la diócesis peruana de Chiclayo, destaca que es "consciente de la cantidad de labor buena que se hace y se puede hacer cuando se trabaja en comunión": "Él sabe que hay mucha gente dispuesta a colaborar... Cuenta con ellos, sabe pedir ayuda a los que entienden mejor ciertos temas. Sabe acoger propuestas de solución. Estoy seguro de que más de uno ya se está sorprendiendo de la apertura del Papa para acoger todas las sugerencias cuando estas son las más adecuadas". Es justo la misión de la Curia, que está sabiendo pacificar.
2. El fin de la Pachamama
Forzando un poco la analogía, León XIV ha hecho doctrinalmente con la Pachamama lo que hizo físicamente un joven austriaco durante el sínodo de 2019: sacar el ídolo de la iglesia de Santa María in Transpontina, donde estaba expuesto para asombro de los fieles, y arrojarlo al Tíber.
Fue un simple telegrama dirigido a los obispos de la Conferencia Eclesial de la Amazonía reunidos a mediados de agosto en Bogotá (Colombia), en cuyo mensaje final -sinodal y climático- Cristo ni aparece.
Por el contrario, al dirigirse a ellos el Papa devuelve a Cristo y a la Eucaristía el protagonismo esperable y reclamable en un pronunciamiento episcopal: "Es preciso que Jesucristo, en quien se recapitulan todas las cosas, sea anunciado con claridad e inmensa caridad entre los habitantes de la Amazonía, de tal manera que hemos de esforzarnos por darles fresco y limpio el pan de la Buena Nueva y el alimento celeste de la Eucaristía, único medio para ser realmente Pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo".
Y donde los obispos amazónicos abundan sobre "crisis climática", "ecología integral", "ecosistema amazónico", "vida del planeta" o "sabiduría ancestral de los pueblos indígenas", León XIV abunda sobre la "casa común" como medio y no como fin: "No menos evidente es el derecho y el deber de cuidar de la 'casa' que Dios Padre nos ha confiado como a administradores solícitos, de modo que nadie destruya irresponsablemente los bienes naturales que hablan de la bondad y belleza del Creador, ni, tanto menos, se someta a ellos como esclavo o adorador de la naturaleza ya que las cosas nos han sido dadas para conseguir nuestro fin de alabar a Dios y obtener así la salvación de nuestras almas".
Entre esto y la procesión de entrada de la Pachamama en la basílica de San Pedro y su culto en los jardines vaticanos hay un corte radical que el Papa no se ha esforzado en disimular.

La centralidad de Cristo en la vida de la Iglesia es uno de los ejes del pontificado de León XIV, quien este miércoles se asombraba así ante el realismo de un crucifijo durante la audiencia general.
3. Traditionis Custodes
Amplios sectores de la Iglesia -no solo los afectados- esperan que León XIV dé marcha atrás en la regulación de la misa tradicional establecida por el restrictivo Traditionis Custodes (2021) de Francisco, que sustituyó al liberalizador Summorum Pontificum (2007) de Benedicto XVI. Máxime después de que, a principios de julio de este año, en una comprometedora exclusiva, la vaticanista Diane Montagna publicase documentos que evidenciaban que la Santa Sede ocultó información que contradecía las razones aducidas para promulgar Traditionis Custodes.
Según las fuentes consultadas, nada de eso va a suceder, al menos antes de tres o cuatro años o, en el mejor de los casos, mientras dure el mandato del cardenal Arthur Roche como prefecto del Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, que concluye a mediados de 2026.
No se considera probable un mentís tan rotundo de León XIV a su predecesor, aunque sí podría introducir alguna modificación en el articulado de Traditionis Custodes dejando mayor libertad a los obispos para que puedan decidir qué hacer en sus diócesis sin las limitaciones que les impone el motu proprio.
De hecho, es la política que ya está aplicándose: la Santa Sede está dejando hacer a los obispos en una u otra dirección. En la propia patria del Papa, lo que el obispo de Charlotte (Carolina del Norte) niega el obispo de San Angelo (Texas) lo concede, en principio con el mismo beneplácito romano.
No es ambivalencia: es la línea directriz que va a seguirse a corto plazo, aunque evidenciando gestos que lancen el mensaje de que Roma no es hostil al mundo tradicionalista.
4. El riesgo de cisma en la India
Un conflicto litúrgico de otra índole (aunque también con su origen en las reformas litúrgicas postconciliares) amenazaba a la Iglesia en la India. Allí coexisten tres ritos: el latino, el siromalankar y el siromalabar. Este último, con el paso de los siglos y el contacto con los misioneros, se fue pareciendo cada vez más al latino. Tras el Concilio Vaticano II, algunas diócesis mantuvieron ese rito siromalabar latinizado, mientras otras volvían a formas originales del rito siromalabar.
En 1999 se llegó a un acuerdo para unificar ambas formas, ratificado por un sínodo en 2021, pero no fue respetado por algunas diócesis. La insistencia de la Santa Sede en los últimos años para que se aplicase el acuerdo llevó a la archieparquía de Ernakulam-Angamaly al borde de una desobediencia abierta al Papa, con riesgo de generalizarse entre todo el clero siromalabar, sumergido casi en una guerra civil.
A finales de agosto, León XIV puso punto final con medidas que buscan garantizar la unidad de la Iglesia siromalabar tras unos acuerdos conducidos desde Roma que parecen haber sembrado los cimientos de una paz duradera. Una profunda reorganización de las eparquías, con la erección de nuevas provincias eclesiásticas y la designación de sus correspondientes arzobispos, aspira a dejar definitivamente resuelto un problema enquistado desde hace un cuarto de siglo.
Problema muy relevante, porque con casi 5 millones de fieles, la Iglesia siromalabar es, después de la ucraniana, la Iglesia católica oriental más numerosa. Y la India, una potencia emergente en algunos de cuyos estados los católicos sufren una dura persecución consentida por el gobierno a causa de la influencia del nacionalismo hindú. No es momento para acrecentar las divisiones.
5. El acuerdo con China
Al llegar al pontificado, León XIV se encontró con un problema que conoce bien, porque ha formado parte de sus competencias como prefecto de los Obispos durante los dos años anteriores (si bien la parte decisiva corresponde a la Secretaría de Estado): el acuerdo de 2018 entre la Santa Sede y Pekín para los nombramientos de obispos en China.
Sigue siendo secreto y, aunque para figuras de primer nivel que han sufrido persecución como el cardenal José Zen, obispo emérito de Hong Kong, el acuerdo está siendo calamitoso para la Iglesia china (al someterla al Partido Comunista sin ver excesivamente aliviada la represión), el cardenal Pietro Parolin lo renovó hace un año hasta 2028.
Quedaba por ver si León XIV lo aplicaría de forma diversa a como lo hizo Francisco, y esa duda se resolvió este miércoles con la supresión de dos diócesis erigidas por Pío XII y la ratificación de otra creada por el gobierno, y el nombramiento para ocuparla de un sacerdote oficialista con el régimen.
La Santa Sede asume un papel secundario en sus relaciones con la dictadura china, al menos para el nombramiento de obispos. La opción del nuevo Papa parece clara: es continuista y es ésa. Puede discutirse si había otras (o si es una opción que avizora resultados a largo plazo), pero no que la línea ha quedado marcada y es propia.
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Como anticipó Jesús Colina (autor de "Dios nos quiere". Robert Francis Prevost. León XIV [LibrosLibres], publicado pocos días después de su elección), León XIV, "antes de tomar una decisión, escucha, escucha mucho", pero cuando "toma una decisión, la toma con gran respeto, con delicadeza, pero con mucha determinación". Lo atribuye al carácter pragmático de los estadounidenses y a su condición de canonista: "Su gobierno será ordenado y estructurado" y al servicio de una unidad en Cristo que busca como objetivo prioritario.
Los cinco hitos señalados parecen marcar esa dirección.