Daniel Eisenberg, cervantista norteamericano, argumentó sobre el tema en 2002
Cervantes no era homosexual, pero sí «homoamical»: el análisis del cervantista Eisenberg

Cervantes y Lope de Vega se pelean en un capítulo de El Ministerio del Tiempo... y en la vida real
Con la película El Cautivo, del cineasta y activista homosexual Alejandro Amenábar, se ha generalizado el debate sobre una supuesta homosexualidad de Miguel de Cervantes, el autor de El Quijote, o al menos un romance homosexual con un jefe pirata de Argel, siendo él prisionero allí.
Sobre este tema escribió en 2002 el prestigioso cervantista norteamericano Daniel Eisenberg, en la revista Cervantes, de la Cervantes Society of America (Volumen XXII, número 1, primavera 2002), como divulga estos días la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes (aquí, en CervantesVirtual.com). El artículo se llamaba "La supuesta homosexualidad de Cervantes".
"¿Fue homosexual? No lo fue. Repito: Cervantes no era homosexual", escribe Eisenberg. Pero sí considera que fue "homoamical", es decir, un entusiasta de la profunda y sincera amistad entre varones. Por desgracia, no llegó a tener esa amistad en el grado superlativo que él ansiaba.
Daniel Eisenberg (Nueva York, 1946), tuvo como mecenas al medievalista catalán Martín de Riquer, fue director de la revista Cervantes desde el 2000 al 2008 y fue vicedecano del Excelsior College de Albany, Nueva York. Estudió sobre todo a Cervantes, a los libros de caballerías y también a Federico García Lorca (este sí, homosexual reconocido, pero también católico, aunque heterodoxo).
Eisenberg señala que antes de 1972 nadie planteó jamás ninguna hipotética orientación homosexual en Cervantes. Y en España nadie lo hizo antes de Fernando Arrabal en 1996, con un trabajo que Eisenberg llamó "repugnante" y "chapuza".
Eisenberg plantea 3 preguntas al respecto:
- a. ¿Ejerció Cervantes prácticas homosexuales? "¿Se desahogó mediante actos carnales con varones, sean adultos o sean jóvenes, y cuántas veces lo hizo, si es que llegó a hacerlo?"
- b. Aparte de su conducta, "¿experimentó deseos o tuvo fantasías homosexuales, o en cualquier caso qué opinaba de ellos?".
- c. "¿Qué opinaba de los sentimientos homosexuales no eróticos?" (con esta pregunta, más confusa, Eisenberg parece referirse a la amistad no erótica entre varones, basada en una estrecha intimidad y camaradería y lazos compartidos).
1. El único acusador, un renegado desequilibrado
"Disponemos de un solo testimonio, el cual nos informa que Cervantes, en Argel, había cometido «cosas viciosas, feas y deshonestas». La honestidad, se acordarán, se refiere a conducta sexual. El testigo que nos proporciona este dato no es nada imparcial. Se trata de Juan Blanco de Paz, un desequilibrado, premiado en Argel por su traición contra sus compatriotas con una jarra de manteca, alusión ineludible al sexo anal y todavía no mentada, ni menos explicada, por los biógrafos de Cervantes. En contra están todos los muchos testimonios que Cervantes recogió en su «Información de Argel». ¿Cómo podemos dar más crédito al único testimonio «negativo» que a los muchos testigos «positivos»?" Y añade luego: "No hay testimonio, ni siquiera acusación o denuncia, de ningún acto homosexual por parte de Cervantes".
2. Un soneto de un poeta enemigo
"Disponemos también de un soneto, el de la carta del real de porte, mencionada en la «Adjunta al Parnaso». Escrito probablemente por Lope [de Vega], fustiga a Cervantes con claros ataques a su virilidad. «No sé si eres, Cervantes, co- ni cu-», reza el soneto. «Hablaste buey, pero dijiste "mu"». Indica, desde luego, que Cervantes fue visto como susceptible de ataques en este campo. Pero un soneto no es documentación". Además, podía ser un simple ataque genérico que se podía aplicar a casi cualquiera y no acusa de ningún acto concreto.
3. Argel era un paraíso para homosexuales, y Cervantes no quiso quedarse allí
"Quien quisiera atribuirle a Cervantes una sexualidad heterodoxa tiene que explicarnos, entonces, por qué volvió de Argel a la represiva España de Felipe II. No le esperaban en España ni mujer ni empleo. Argel era centro de placeres homosexuales en tiempos de Cervantes -aunque practicados principalmente por los renegados, no los argelinos de nacimiento. Los renegados, europeos convertidos voluntariamente al Islam, controlaban el poder político argelino, y se divertían libremente con el sexo, sin restricciones de ninguna clase. Consta que Argel era la ciudad del mundo mediterráneo donde los actos homosexuales se practicaban más libremente, hasta en la calle, según nos informa «Haedo» (I, 111). En cambio Cervantes, lejos de renegar [del cristianismo], salir del armario y divertirse en aquel lugar de recreo sexual y sensual, volvió voluntariamente a España".
Efectivamente, sabemos que fue "amigo en Argel de Hasán Bajá, un renegado, de no escondidas prácticas homosexuales".
Y, pese a todo, "permitió que sus parientes se empobrecieran para costear su rescate. En España tuvo una hija, escribió La Galatea, cuyo tema es el amor entre hombre y mujer, se casó y algo más tarde escribió o terminó Persiles, obra que concluye con el matrimonio cristiano de los protagonistas".
Cultura
Así era la fe del gran Miguel de Cervantes, «católico y fiel cristiano», en su vida y en sus obras
Krzysztof Sliwa / ReL
4. Tuvo oportunidades para lo homosexual, pero...
Acusar a Cervantes de homosexual no es absolutamente imposible, y por eso alguno de sus enemigos lo intentó, al menos en esa poesía. Eisemberg detecta algunas posibles "ventanas de actuación".
"Si Cervantes quisiera experimentar unos actos sexuales con otros varones, le sobraban oportunidades, no sólo fuera de España, sino también dentro de ella. A saber, estudios con un maestro que le amaba, según sus propias palabras14; estancia en la más tolerante Italia, incluso en Nápoles, «la más viciosa ciudad que había en todo el universo mundo» (Don Quijote, I, 51); estancia con un cardenal joven en Italia, empleo ya en sí sospechoso; amigo en Argel de Hasán Bajá, un renegado, de no escondidas prácticas homosexuales; amigo de personas, como Cristóbal de Mesa -por no citar a otros nombres más escandalosos- que eran amigos de homosexuales o tradujeron al español textos que mencionan estas prácticas; separación de su mujer a los dos años de casados (Eisenberg, «El convenio»); extensos viajes por la península, fuera de la vigilancia de familiares y vecinos; residencia en Sevilla, la más tolerante de las ciudades castellanas. Pericia en naipes, frecuencia de una casa de juego en Valladolid, según Pinheiro da Veiga (Astrana, VI, 59-60) y amistad con el librero y editor Francisco de Robles, dueño de una casa de juego madrileña (Étienvre, 35-36). (Las casas de juego servían en la época para encuentros con prostitutos.) En fin, dado que vivía en la España de Felipe II, cuesta imaginar cómo podría haber gozado de más oportunidades".
5. En su obra, no hay interés por nada homosexual
"En las obras de Cervantes hay pocas alusiones a atracciones homosexuales. Hay pocas incluso en sus obras de temática mora. La más clara la encontramos en la playa de Barcelona, donde Gaspar Gregorio corre más peligro vestido de muchacho que de doncella, porque «entre aquellos bárbaros turcos en más se tiene y estima un muchacho o mancebo hermoso que una mujer, por bellísima que sea» (II, 63). Pero esta cita es única".
Escribió bastantes historias de temática mora, donde podría haber introducido, como exóticas, o moralizantes, historias con carga homoerótica. No hay nada. "No percibo en las obras de Cervantes ninguna atracción, ni siquiera tácita, hacia los muchachos". Los muchachos molestan a los héroes más maduros de Cervantes, o bien cortejan a las damas.
"Todo en Cervantes lleva al personaje, y al lector, hacia la mujer. A Galatea, a Teolinda, a Preciosa, a Isabel, Costanza y Leocadia, a Dulcinea, a Marcela, a Auristela, hasta a la anónima hija de Doña Rodríguez que capta la voluntad lacayuna de Tosilos. Todas jóvenes, todas hermosas, todas calladas, sumisas o en el caso de Dulcinea, incluso imaginarias. Hay que casarse con ellas".
Con todo, "faltan los matrimonios felices en las obras cervantinas". Cervantes alaba el amor y la belleza femenina, pero no escribe sobre la felicidad conyugal.
6. Cervantes sí valora mucho la amistad entre varones
"Examinemos, para comenzar, el caso de Don Quijote y Sancho. No se sienten atraídos sexualmente; Sancho expresa su deseo sexual por Aldonza Lorenzo. Cuando se baja los pantalones en presencia de su amo, el resultado es repugnante (I, 20). Cuando su amo se puso «en carnes y en pañales», «la cabeza abajo y los pies en alto», descubrió cosas que Sancho no hubiera querido ver (I, 25)".
Pero sí hay entre ellos una amistad, fidelidad y relación crecientes. Cervantes quería escribir una y otra vez sobre el "verdadero amigo"... que nunca llegó a tener. "Este «verdadero amigo», de toda la vida, el que Cervantes nunca pudo encontrar. Anselmo y Lotario, Cipión y Berganza, Rincón y Cortado, Timbreo y Silerio, Diego Carriazo y Tomás Avendaño, el autor y Cide Hamete, Don Quijote y Sancho, incluso Rocinante y el rucio..."
"Voy a acuñar aquí y ahora otro término: «homoamical», el que cree en o se dedica a la amistad entre individuos de un mismo sexo. Y con este concepto, que sí creo que le cuadra bien a Cervantes, concluyo", dice Eisenberg.
Pero añade después: "Notemos, para concluir, la tragedia del mismo Cervantes. Su matrimonio, al parecer, infeliz (Eisenberg, «Convenio»). Amantes después de casado: ninguna. Las mujeres públicas, repugnantes. Una hija a quien mantener y casar. La vida en su casa, rodeado de mujeres en Valladolid o de parientes de su mujer en Esquivias, debe haberle sido incómoda. Amigos, eso sí, disponía de varios: Antonio de Sosa, con quien compartió años de cautiverio; los poetas Pedro de Padilla, Diego Laínez y Gabriel López Maldonado; el banquero sevillano identificado por Avalle-Arce; los tres amigos que le visitaron en su piso de Valladolid (Alonso Cortés) y otros. Pero el verdadero amigo, el íntimo y de toda la vida, tal como se dibuja en varias de sus obras, no lo halló nunca".