Don Alessandro, un caso casi único: setenta años párroco en un pequeño pueblo de Italia

Don Alessandro, el día de su homenaje.
Filettino es la localidad más elevada del Lazio, situado a 1075 metros sobre el nivel del mar, en el valle que discurre entre el monte Cotengo y el monte Viglio, a unos cien kilómetros al este de Roma.
Setenta años seguidos
El cronista de Filettino, cuando enumera sus fuentes, cita, entre libros y legajos, una muy particular: "La memoria histórica de Don Alessandro". Porque Don Alessandro de Sanctis es el cura del pueblo ininterrumpidamente desde hace setenta años (el más longevo de Italia, y puede que del mundo), y si alguien sabe lo que ha pasado en él, es quien ha bautizado, casado, enterrado y confesado a la práctica totalidad de sus habitantes.
El pasado 15 de julio celebró sus setenta años de sacerdocio, y fue fiesta mayor en la villa. Al homenaje acudió el cardenal Angelo Comastri, arcipreste de la basílica de San Pedro, junto a todas las autoridades civiles, militares y de los carabineros.
No era para menos. Los más ancianos evocaron entonces su llegada a Filettino como coadjutor, nada más ordenarse, en plena Segunda Guerra Mundial. Corría el año 1942, y desde entonces no ha cambiado de destino. Se da además la circunstancia de que quien le precedió en el cargo de párroco fue su propio tío, Don Filippo.
El 1 de mayo de 1944 el futuro pendió de un hilo
Cuando sólo llevaba dos años allí, Don Alessandro fue uno de los protagonistas del evento más dramático en la historia reciente del tranquilo pueblo.
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Don Alessandro, visitado por el cardenal Comastri. En mayo de 1944, en Filettino se alojaban varios soldados aliados, entre ellos un coronel inglés y un soldado yugoslavo que atendía una estación de radio, que además habían participado en la procesión de Viernes Santo. También se escondían en sus casas varios partisanos que iban y venían al cercano frente. Un día, los aliados lanzaron en paracaídas sobre la zona a un tal Bruno (se desconoce el apellido), enlace con todas esas fuerzas. Pero Bruno fue capturado, y se le encontró una lista de nombres de miembros del Comité de Liberación de Filettino. Entre esos nombres figuraba el del (entonces) "joven cura", Don Alessandro de Sanctis. El 1 de mayo, a las seis de la mañana, el pueblo se llenó de vehículos alemanes llenos de soldados que comenzaron los registros y las detenciones, mientras otros batían la zona a la caza de los huidos. El coronel inglés pudo esconderse en una poza, donde quedaba totalmente cubierto por el agua, salvo la cara. El papel de Don Filippo Los interrogatorios, centrados en el ayuntamiento, fueron muy duros, y Don Filippo, el tío de Don Alessandro, se presentó allí para detenerlos. Le intentaron intimidar, sin éxito. Al final los alemanes decidieron concentrar a toda la población en una parte del pueblo bajo vigilencia de los carabineros, dejándose a tres mujeres encarceladas en dependencias municipales, de donde Don Filippo las rescató en un descuido de sus captores.
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