Religión en Libertad

«La historia más bella jamás contada», comentada por Ana Iris Simón en «El País»

La escritora y autora de «Feria» vuelve a sorprender a lectores y seguidores con un profundo escrito navideño, en este caso, en torno al capítulo de la serie «The Chosen». 

La Virgen y José en The Chosen.

La Virgen y José en The Chosen.

Redacción REL
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Desde hace algunos años, especialmente desde que publicó el superventas Feria, la escritora española Ana Iris Simón no ha ocultado su creciente interés por la fe y la cosmovisión cristiana, llegando a admitir que su novela se convirtió, sin pretenderlo, “en un libro sobre Dios”. En su última columna publicada en El País, la escritora reflexiona en torno a “la historia más bella jamás contada”, en alusión al relato que la serie de The Chosen (Los elegidos), hace de la Navidad.

Dios hecho niño, algo que parece insólito

Tras introducir a la escena y meditar en torno a lo que supondría la humanidad de Dios en sus primeros días, se detiene en el momento en que la misma Virgen María parece confesar su fugaz duda sobre si ese ser tan pequeño y desvalido podía ser realmente el hijo de Dios:

“La misma duda tuvo el año pasado mi hijo mayor, que entonces tenía tres años. Era muy reticente a creer que Dios hubiera elegido encarnarse en lo que, para él, que ese año había empezado a ir al colegio, era una especie inferior: los bebés. Acostumbrado a que los todopoderosos salten de edificio en edificio ataviados con trajes coloridos como Spiderman, o a que tengan mucho dinero como Batman, o un físico portentoso como Hulk, un Dios que se hace niño, niño pobre, además, debía parecerle una cosa insólita. No le culpo. Cuando lo pienso —cuando lo pienso de verdad—, a mí también me lo parece”.

La infancia de Jesús, el gran escándalo

La escritora observa igualmente que alguien habría tenido que enseñar a hablar al niño, mostrarle cómo caminar o incluso explicarle cómo se coge un tenedor. Episodios, dice, que es más escandaloso si cabe que su misma muerte:

“Predicar a un Cristo crucificado fue un escándalo para los judíos y una necedad para los gentiles, pero no es menos escandaloso hablar de un Dios que anda por ahí en pañales, que necesita que lo arrullen, lo abracen y le canten, que balbucea mientras se mira asombrado las manos, que no nace en un palacio lleno de oro sino en un humilde pesebre. Porque no viene para que lo sirvan, sino para servir. Para derribar del trono a los poderosos y ensalzar a los humildes, entre los que nació, creció y murió”.

Conmovida por lo pequeño

Uno de los últimos episodios que comenta la escritora es su paso por la puerta de la humildad por la que se accede a la basílica de la Natividad de Belén. Momento al que siguió una profunda reflexión:

“Mide 1,20 metros, así que hasta los más bajos tenemos que agacharnos, muchos tienen incluso que arrodillarse. El simbolismo es claro: para entrar al misterio del pesebre hay que hacerse pequeño”.

"La historia más bella jamás contada"

La escritora concluye su escrito citado a C. S. Lewis, autor entre otros de Las crónicas de Narnia o Cartas del diablo a su sobrino:

“Decía que la historia de Cristo es tan extraña —un Mesías que nace entre paja y se rodea de pescadores, publicanos y prostitutas, un Cristo que muere como un criminal y después anuncia su resurrección a las mujeres—, tan poco conveniente para el poder […] que difícilmente alguien podría habérsela inventado. Estén de acuerdo o no con Lewis, crean o no en la verdad de los Evangelios, lo que es innegable es que la de ese Dios que nace en un pesebre para morir en una cruz es la historia más bella jamás contada. Feliz Navidad”.

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