Religión en Libertad

David ya como guerrero y conductor de hombres en la teleserie épica de Amazon

«La Casa de David»: menos fantasía, muchas bodas, giros e intrigas en la corte

Teleserie de Amazon bastante fiel al texto bíblico, para todos los públicos, aunque de ritmo pausado

David y Jonatán en la teleserie La Casa de David, una amistad bíblica que ha inspirado al arte por 3.000 años

David y Jonatán en la teleserie La Casa de David, una amistad bíblica que ha inspirado al arte por 3.000 añoscasa de david / agm

Pablo J. Ginés
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House of David (La Casa de David) puede ser una buena opción de teleserie para ver estas Navidades. El canal de Amazon ya ha publicado su segunda temporada, con lo que son ya 16 los capítulos accesibles. La tercera temporada, avisan, tardará algo más en salir, pero nadie duda de que se hará, porque tiene éxito de público. Hay quien llama a este género narrativo "espadas y sandalias". 

La historia llega, por ahora, hasta la huida de David de la furia del rey Saúl, llevándose consigo a sus seguidores más valientes.

Se trata de una serie con mucha trama romántica (sobre todo en la segunda temporada: 3 bodas, otra que no llega a ser, una concubina que asciende) pero sin escenas de sexo. Tampoco hay decisiones absurdas en temas raciales, nada woke ni ideología de género. Hay batallas, muertes en combate y algunas torturas a prisioneros, pero sin ensañamiento visual.

También tenemos al Rey Saúl pidiendo a David que le traiga cientos de prepucios filisteos si quiere casarse con su hija. Por cosas así, y porque muchos capítulos son diálogos en pasillos o en colinas, la serie puede ser más adecuada a partir de los 11 años.

Los trajes, armas, edificios y ambientación mantienen un elegante equilibrio visual entre la época Minoica y el final del Bronce con el Oriente Medio y la inspiración de fantasía. En esta época, los israelitas estaban uniéndose bajo Saúl, su primer rey, frente a sus enemigos, los filisteos, y también los edomitas, que ganan importancia con una conspiración en esta segunda temporada.

Muchas opciones visuales y de guion siguen siendo deudoras declaradas de Juego de Tronos y El Señor de los Anillos. El profeta Samuel es otro Gandalf de espada y vara, como vemos sobre todo en el primer y el último capítulo de la segunda temporada. La Casa de Saúl es como cualquier casa noble de Juego de Tronos, llena de traiciones y conspiraciones. 

Hay personajes bíblicos a los que no se puede matar porque la Biblia les destina otras tareas. Así, encariñarse con los otros personajes añadidos, es peligroso: ellos son los que pueden morir.

Michael Iskander interpreta a David en la teleserie La Casa de David; en la segunda temporada aprende a ser guerrero

Michael Iskander interpreta a David en la teleserie La Casa de David; en la segunda temporada aprende a ser guerrerocasa de david / agm

Acelerón al final de la segunda temporada

El punto más débil de la serie sigue siendo el ritmo lento de la trama (no de la acción), que avanza a cuentagotas. La primera temporada cubre tres capítulos de la Biblia (1 Samuel 15-17); siete capítulos de la segunda temporada cubren tan sólo el capítulo 18 de la Biblia. Hay un acelerón en el último capítulo, cuando Saúl se enfurece contra David, y David ha de huir. Su amigo Jonatán, hijo de Saúl, hace prometer a David que respetará a sus hijos (2 Samuel 21,7). Saúl persigue a David hasta la ciudad de sacerdotes y su esbirro edomita mata a sus clérigos. El capítulo final abarca cuatro capítulos bíblicos enteros (1 Samuel 19-22). El "pan de los sacerdotes" que come David (suele verse en la tradición católica como un alusión eucarística) apenas se menciona, con tantas prisas.

En la primera temporada, descubrimos a David como joven pastor, ungido de Dios, poeta que canta salmos e hijo pequeño, quizá bastardo, no muy respetado por sus hermanos. También se enamora de Mical, la princesa de menor edad.

En la segunda temporada, David aprende el oficio de guerrero (el príncipe Jonatán le entrena) y el de conductor de hombres. Se afianza como gran luchador. Se muestra siempre fiel al Rey Saúl, quien está obsesionado con destruir otros "ungidos" de los que ha oído hablar. Todo el primer capítulo de esta segunda temporada explora la gran batalla tras la muerte de Goliat. Los otros gigantes de su familia se van y no los veremos más.

Poca magia y más espadas en Casa de David

De hecho, hay pocos efectos mágicos o de fantasía en esta temporada, con la excepción de la maldición que el profeta Samuel usa contra diversos enemigos y hombres del rey. Saúl y Samuel volverán a enfrentarse en varias ocasiones en esta serie, mientras que la Biblia parece indicar que después de su primer desencuentro (al inicio de la serie) ya no se vieron más.

Gana importancia el tema de las espadas de hierro, y más en concreto la espada de Goliat (tratada como un objeto mágico, como Andúril en El Señor de los Anillos, como acero valirio en Poniente). Hay una carrera tecnológica entre Israel y sus vecinos: el hierro destroza las hojas de bronce. Van a buscar un herrero en Endor, ciudad de pecado y brujería, donde encuentran a toda una cofradía de "brujas", cuya jefa es pariente de Abner. Hacen alguna profecía y se asustan de David. Se sientan bases para futuras intervenciones bíblicas de "la bruja de Endor".

En esta temporada hay pocas citas bíblicas de Salmos y cantares. Sin embargo, hay diálogos bíblicos casi completos. Hay una escena de culto en el Tabernáculo santo, con el profeta Samuel actuando como un gran sacerdote. Los expertos lo ven improbable: como mucho sería un levita. Pero introduce el elemento de peregrinación y lugar sagrado en la cultura de la serie.

Esposas y concubinas de Saúl: la Biblia y la serie

La vida amorosa del rey Saúl da bastante juego en esta segunda temporada. Según la Biblia, tuvo "esposas" (en plural, 2 Sam. 12,8) y una concubina llamada Rizpá que le dio dos hijos (3,7; 21,8–10). La serie, en cambio, pivota con la reina Ahinoam (de quien la Biblia apenas da su nombre) como si fuera la intrigante reina Cersei Lannister de esta corte. La actriz, Ayelet Zurer, es la misma que interpreta a la mujer del mafioso Kingpin en Daredevil, y su función es la misma: intrigar junto al trono de un tipo iracundo que no siempre está en sus cabales.

Pero Saúl acaba hartándose de ella, y la expulsa, y él se dedica a favorecer a Kazia, una sirvienta extranjera (la actriz Inbar Saban, israelí, pero con una nariz griega de manual). Abner, el consejero del rey, se lo afea, pero Saúl dice que los reyes pueden tener concubinas. Sabemos que los no-reyes también (empezando por Elcana, el padre del profeta Samuel, como vemos en 1 Samuel 1,2). Los israelitas eran polígamos en esta época. Otra cosa es que la Biblia dé a entender, con sus historias, que la poligamia es algo malo y desastroso.

Kazia, como personaje "extrabíblico", corre riesgo de morir en cualquier momento, a menos que ella acabe convirtiéndose en la bíblica Rizpá. En cuyo caso, se metería en líos con el consejero Abner. Hay espectadores que pueden empatizar con ella: en realidad no ha hecho nada malo, excepto sobrevivir y compartir cama con el rey. Otros considerarán que es una arribista, pero tampoco maniobra para dañar a nuestros héroes. ¿Cuánto daño puede hacer la furiosa reina Ahinoam desde el exilio?

El creador de la serie, Jon Erwin, ha dicho que la tercera temporada terminará con David coronado rey. Eso significa que en la tercera temporada habrá mucha acción y más ritmo. David, según la Biblia, acudió con 600 hombres al servicio de Aquis, rey filisteo de Gat, que en la serie vemos que ha aprendido a respetarle. Y tenemos la trama edomita, que en la Biblia apenas es una mención. Quedan muchas aventuras en La Casa de David

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