El Papa pide a la Curia ser evangelizadora y dar ejemplo de comunión hacia dentro y hacia fuera
León XIV dirigió a sus más estrechos colaboradores su primer discurso de Navidad, donde recordó a Francisco y su «transformación misionera» de la Iglesia.

León XIV es aplaudido por los cardenales y miembros de la Curia ante el tradicional saludo de Navidad.
Este lunes tuvo lugar en el Aula de las Bendiciones del Palacio Apostólico vaticano el tradicional encuentro del Papa con la Curia con motivo de la Navidad. Asistieron los cardenales presentes en Roma, así como los obispos, sacerdotes y resto de oficiales que componen el organismo de gobierno de la Iglesia universal.
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El cardenal Giovanni Battista Re, quien a punto de cumplir 92 años de edad es el decano del colegio cardenalicio, dirigió unas palabras antes de que todos escucharan al Papa en su primer discurso de estas características.

El cardenal Giovanni Battista Re, quien fuera sustituto de la Secretaría de Estado y prefecto del Dicasterio para los obispos, se dirige al Papa ante los miembros de la Curia.
León XIV rindió un doble homenaje a su predecesor.
Primero, con unas palabras en las que recordó a Francisco, "que este año concluyó su vida terrenal": "Su voz profética, su estilo pastoral y su rico magisterio han marcado el camino de la Iglesia en estos años, animándonos principalmente a volver a colocar en el centro la misericordia de Dios, a dar un mayor impulso a la evangelización, a ser una Iglesia alegre y gozosa, acogedora con todos, atenta a los más pobres.
Y segundo, utilizando como guía para sus propias palabras la exhortación apostólica de Francisco Evangelii gaudium sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual, que fue en 2013 el primer gran documento magisterial del Papa Jorge Mario Bergoglio. Su sucesor se inspiró en ella para centrarse en "dos aspectos fundamentales de la vida de la Iglesia: la misión y la comunión".
Una Curia misionera
"La Iglesia es, por naturaleza, extrovertida, abierta al mundo, misionera... La Iglesia existe para invitar, llamar y reunir", para que cada uno pueda sentirse "hombre nuevo a imagen de Cristo", destacó para reivindicar "la transformación misionera de la Iglesia" que predicó Francisco.
En ese sentido, y para aplicar ese principio a la propia Curia, León XIV apuntó que, "la misión de Jesús en la tierra, que se prolonga por el Espíritu Santo en la misión de la Iglesia, se vuelve criterio de discernimiento para nuestra vida, para nuestro camino de fe, para las praxis eclesiales, como también para el servicio que llevamos adelante en la Curia Romana. Las estructuras, en efecto, no deben entorpecer, detener la carrera del Evangelio o impedir el dinamismo de la evangelización".

El Aula de las Bendiciones, presidida por una copia de la impresionante 'Transfiguración' de Rafael.
El trabajo de la Curia debe pues "promover la solicitud pastoral al servicio de las Iglesias particulares y de sus pastores": "Necesitamos una Curia Romana cada vez más misionera, donde las instituciones, las oficinas y las tareas estén pensadas atendiendo a los grandes desafíos eclesiales, pastorales y sociales de hoy, y no sólo para garantizar la administración ordinaria".
Comunión hacia fuera y hacia dentro
En cuanto a la "comunión", basada en la "lógica del amor mutuo y la solidaridad recíproca", el Papa la consideró "una tarea más urgente que nunca ad intra y ad extra".
- Ad intra, sin caer en la tentación de "dos extremos opuestos": "uniformar todo sin valorar las diferencias o, por el contrario, exasperar las diversidades y los puntos de vista en vez de buscar la comunión", porque en ambos casos "se corre el riesgo de ser víctimas de la rigidez y de la ideología". Esa comunión "pide configurarse como Iglesia sinodal, donde todos colaboran y cooperan en la misma misión, cada uno según el propio carisma y el rol recibido". En el caso de la Curia, hay que evitar la "amargura" y la "desilusión" causados por "algunas dinámicas vinculadas al ejercicio del poder, al afán de sobresalir, al cuidado de los propios intereses". Frente a eso, "hay una conversión personal que debemos desear y perseguir, para que en nuestras relaciones pueda transparentarse el amor de Cristo que nos hace hermanos".

León XIV pidió a la Curia ser consciente de su labor misionera y de que su fuerza, tanto hacia dentro como hacia fuera, es la comunión en Cristo.
- En cuanto a la comunión ad extra, hacia fuera, lamentó el "aumento de la agresividad y la rabia, frecuentemente instrumentalizadas por el mundo digital y la política". Ante un "contexto humano y cultural demasiado fragmentado", la Curia está llamada "a ser en Cristo fermento de fraternidad universal, entre pueblos distintos, religiones diferentes, entre mujeres y hombres de toda lengua y cultura".
La responsabilidad es individual
"Queridos hermanos", exhortó el Papa en la parte final de su discurso, "la misión y la comunión son posibles si ponemos a Cristo en el centro", como han recordado los aniversarios del año, desde el propio Jubileo a los del Concilio de Nicea y del Concilio Vaticano II, o de la exhortación apostólica Evangelii Nuntiandii de San Pablo VI.
"Recordemos esto también en nuestro servicio curial", concluyó: "La labor de cada uno es importante para el todo, y el testimonio de una vida cristiana, que se expresa en la comunión, es el primer y el mayor servicio que podemos ofrecer".