León XIV no cambiará la política sobre China «a corto plazo» pero evoca a los católicos que sufren

En el libro-entrevista de Elise Anne Allen recién publicado (más bien una biografía muy completa enriquecida con la primera conversación por extenso del Papa con un periodista), León XIV responde sobre la controvertida relación de la Santa Sede con China. El Vaticano le ha concedido al régimen comunista aquello que tras el Concilio Vaticano II exigió devolver a los regímenes católicos: una variante del 'derecho de presentación' de obispos para proveer las sedes episcopales. Variante cuyos detalles son desconocidos, dado que el acuerdo firmado en 2018 con Pekín por el cardenal Pietro Parolin, prorrogado el año pasado hasta 2028, continúa siendo secreto.

En las páginas de León XIV: Ciudadano del mundo, misionero del siglo XXI, el Papa responde a la pregunta de si "sabe" cuál será su "propio enfoque para el compromiso con China".

Con humildad y franqueza responde: "No". Y añade enseguida: "Yo diría que, a corto plazo, continuaré la política que la Santa Sede ha seguido durante algunos años. De ninguna manera pretendo ser más sabio o más experimentado que todos los que me han precedido".

Una contestación sincera y en la lógica de la prudencia diplomática -dado que está vinculado por el acuerdo al menos tres años más- y que completa afirmando que también está "en un diálogo constante con varias personas chinas, en ambos lados, sobre algunos de los problemas existentes": "Estoy tratando de obtener una comprensión más clara de cómo la Iglesia puede continuar su misión, respetando tanto la cultura como los problemas políticos que, sin duda, tienen una gran importancia, pero también respetando a un grupo significativo de católicos chinos que, durante muchos años, han vivido algún tipo de opresión o de dificultad para experimentar su fe libremente y sin elegir bandos".

Una afirmación que tiene en cuenta las numerosas quejas que llegan desde la Iglesia china clandestina o semi-clandestina, que denuncia sufrimiento y persecución crecientes a pesar del acuerdo, o más bien como consecuencia suya, en la medida en la que les ha 'desarmado' moralmente.

Allen utiliza el término Ostpolitik para referirse a la situación con China, comparándola con la política de aproximación de la Santa Sede a los regímenes comunistas europeos durante los años 70. 

León XIV responde asegurando que las "decisiones que se han tomado [han sido] para decir de manera realista «esto es lo que podemos hacer ahora mismo, avanzando hacia el futuro». Ciertamente, lo estoy tomando en consideración, junto con otras experiencias que he tenido previamente al tratar con el pueblo chino, con el gobierno, así como con líderes religiosos y laicos. Es una situación muy difícil. A largo plazo, no pretendo decir esto es lo que haré y lo que no haré, pero después de dos meses, ya he comenzado a tener discusiones a varios niveles sobre ese tema".

Por el momento, León XIV mantiene en su cargo al secretario de Estado responsable de esa política.