Religión en Libertad

«Las normas son un pretexto, una licencia para arrestar», denuncian sacerdotes a The Pillar

Sacerdotes chinos denuncian que la Iglesia tiene menos libertad tras 6 años de los acuerdos con Roma

Católicos chinos en una ceremonia religiosa.

Católicos chinos en una ceremonia religiosa.

José María Carrera Hurtado

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Este 2025 se cumplen siete años de lo que en su momento se catalogaron como unos esperanzadores acuerdos para la Iglesia entre el Vaticano y el gobierno chino. Sin embargo, seis años después de su rúbrica, parecen no estar garantizando la pretendida normalización religiosa o ausencia de persecución para los católicos chinos.

Tal y como han lamentado desde el anonimato algunos sacerdotes a The Pillar, la Iglesia parece enfrentar menos y no más libertad para operar desde entonces y contemplan con desconfianza las nuevas normativas que se entrarán en vigor a partir del próximo 1 de mayo.

Según estas, las llamadas “38 reglas detalladas”, los extranjeros que participen en actividades religiosas en China deben respetar entre otros el “principio de independencia religiosa y autogestión” del país, así como “la gestión legítima del gobierno”.

Entre otros factores, esto exige que las misas y celebraciones litúrgicas sean celebradas en lugares de culto oficiales y presididas por ministros “autorizados” por el gobierno, y solo en circunstancias extraordinarias y con autorización oficial un extranjero puede presidir una ceremonia en espacios no autorizados.

Las ceremonias conjuntas con fieles chinos y no chinos son permitidas de forma relativa, pudiendo estos últimos ser arrestados si “mencionan o realizan acciones hostiles hacia China, tengan tendencias ideológicas extremistas -o que así sean definidas por el gobierno- o interfieran en asuntos religiosos chinos”.

Licencia para arrestar

El requisito de que los no chinos afirmen la independencia de la práctica religiosa en el país como condición para el culto requiere que los católicos se adhieran a los mismos principios de sinización que se exigen a los sacerdotes y obispos católicos en el continente como condición para la membresía de la Asociación Católica Patriótica China, informa The Pillar.

De las entrevistas que The Pillar ha realizado a sacerdotes católicos locales se desprende que la impresión generalizada entre los católicos es que, de hecho, las nuevas normas representan una criminalización de la práctica religiosa no oficial.

Entre otras consecuencias para los extranjeros, se contempla la posibilidad de que, si acuden a una misa o alguna ceremonia religiosa sin permiso junto a otros que sí son chinos, podría ser arrestado, lo que lleva a los clérigos a concluir que “si es necesario, las normas son un pretexto, una licencia para arrestar”.

La fe común, un delito

“Un católico de visita o incluso un católico de un país occidental que vive en China no puede ir a misa en ningún otro lugar que no sea una iglesia oficial, celebrada por un sacerdote iglesia católica patriótica china, específicamente para extranjeros”, denuncian. Desde el primero de mayo, que católicos chinos y no chinos intenten vivir la fe juntos será un delito

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