Religión en Libertad

Sarah, referencia de la ortodoxia que desafía en el cónclave la «autodestrucción de la Iglesia»

"El eclipse de Dios en nuestras sociedades posmodernas exige con urgencia que los fieles cuenten con un catecismo de la vida espiritual en forma de itinerario espiritual", afirma Robert Sarah .

José María Carrera Hurtado
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Si se pudiese hablar de una “corriente conservadora” u ortodoxa de cara al próximo cónclave que comienza el 7 de mayo, la de Robert Sarah sería una de sus caras más visibles o representativas.

Nacido el 15 de junio de 1945 en Ourous (Guinea Conakry) en una familia de padres animistas conversos, el actual cardenal se ordenó en 1969 y sus cualidades de liderazgo motivaron su nombramiento como arzobispo de Conakry por Juan Pablo II en 1979. Sarah se convertía así en el obispo más joven del mundo, con tan solo 34 años.

A su liderazgo se sumaba su fidelidad y valentía, otra de las cualidades que, mantenidas a lo largo de toda su vida y carrera, le hacen ser un candidato que motiva la esperanza en millones de fieles y religiosos que esperan un pontífice arraigado en la ortodoxia. Por ello, el hecho de vivir bajo la dictadura marxista de Ahmed Sékou Touré no silenciaría las condenas del entonces arzobispo sobre la corrupción o la mala administración del régimen y que le llevarían a ser incluido en la lista negra de Sékou Touré.

Creado cardenal por Benedicto XVI en 2010, participó en el cónclave que en 2013 eligió a Francisco, pontífice que lo nombraría un año después prefecto de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cargo que ocupó hasta 2021.

Capaz de hablar con fluidez francés, italiano e inglés, la firmeza, ortodoxia y contundencia de los mensajes del cardenal se han hecho patentes en los abundantes libros publicados sobre espiritualidad y análisis de los aspectos globales y religiosos de mayor relevancia en el presente, desde la descristianización, la secularización o el progresismo hasta la crítica del modelo migratorio o el llamado a un regreso a determinadas prácticas y vivencias tradicionales de la fe.

Destacan especialmente Todo lo que nos ha dejado: Homenaje a Benedicto XVI; El amor en el matrimonio; Para la eternidad; Se hace tarde y anochece; La fuerza del silencio o Dios o nada, entre otros.

Su ascenso en la carrera eclesiástica con el nombramiento como prefecto de la Congregación para el Culto Divino por el Papa Francisco no le impidió seguir posicionándose y hablando con libertad respecto a otras polémicas como la pérdida de lo sagrado o la necesidad de defender la fe frente al espíritu de la época. Destacó especialmente su libro Desde lo más profundo de nuestros corazones, escrito en colaboración con Benedicto XVI sobre la crisis del sacerdocio y en defensa del celibato sacerdotal.

Desde su renuncia, ha aumentado el número de declaraciones y apariciones públicas y se mantiene muy activo en redes sociales, contando con más de 140.000 seguidores en el antiguo Twitter. 

Sarah no es de los que no se posicionaban hasta ser eméritos.  Lleva muchos años hablando en ponencias, entrevistas y encuentros donde ha advertido que actualmente la fe “puede verse sacudida por quienes, incluso dentro de la Iglesia, buscan alterar la verdad revelada de Dios, sembrando confusión en lugar de fomentar la claridad y confirmar la fe”, como expresó en una homilía en la Basílica de la Sagrada Familia en Nairobi, Kenia, en febrero de 2023.

Sarah destaca por la versatilidad de sus llamados. En los mensajes del cardenal, no es raro escuchar mensajes profundamente espirituales pero al mismo tiempo combinados con denuncias o alegatos de problemas de fondo, como el de la identidad occidental.

Hablando sobre ello, el cardenal ha remarcado la necesidad de “adorar a Dios” y “reconocer su grandeza, su belleza y su poder, tan lejos de nuestra pequeñez”. Hacerlo supone para él “la actividad más noble del hombre”: “Occidente ya no puede mantenerse en pie porque ya no sabe arrodillarse. No hay nada humillante en ello. Arrodillarse es ocupar un lugar ante Dios”. Junto a la oración, el silencio es otro de los alegatos frecuentes del cardenal para recuperar esa conciencia espiritual de Occidente: “Es un signo de humanidad. Me gustaría invitar a todas las personas de buena voluntad, creyentes o no, a experimentar este silencio. ¡Atrévanse a parar! Atrévanse a callar”, remarcó en 2022.

El guineano tampoco es de los que se engañan con el discurso de la “primavera eclesial”. En su opinión, desde los momentos posteriores al Concilio Vaticano II, un “creciente número de líderes de la Iglesia ven esta 'primavera' como un rechazo, una renuncia a su herencia centenaria, o incluso como un cuestionamiento radical de su pasado y Tradición”.

En este sentido, lamenta que “muchos se niegan a afrontar la obra de autodestrucción de la Iglesia mediante la demolición deliberada de sus fundamentos doctrinales, litúrgicos, morales y pastorales”. Destaca también que un número cada vez mayor de “prelados de alto rango” que “afirman obstinadamente errores doctrinales, morales y litúrgicos obvios que han sido condenados cien veces y trabajan para demoler la poca fe que queda en el pueblo de Dios, mientras la barca de la Iglesia surca el mar tempestuoso de este mundo decadente y las olas rompen contra la nave”. Una nave que, según Sarah, “se está llenando de agua”.

Hablar de Sarah es también hablar de la liturgia, del rito y de la tradición. Hablando del “usus antiquior”, también conocido como “misa tradicional” o “forma extraordinaria”, afirma que debe ser "una parte importante" de la formación litúrgica y que “la celebración de ambas formas debería ser un elemento natural de la vida de la Iglesia en nuestros días”. Así se entiende su postura partidaria de que la celebración de la misa “ad orientem”, como práctica apostólica, es preferible, lícita y conforme al espíritu y la letra de los decretos del Concilio Vaticano II.

El cardenal ha expresado su cercanía y simpatía por la liturgia tradicional en varias ocasiones, destacando la misa de clausura de la peregrinación de Chartres o la celebración del aniversario el Motu Proprio Summorum Pontificum, donde se dirigió a los fieles con estas palabras:

No sois tradicionalistas: sois católicos del Rito Romano, como yo o como el Santo Padre. Estáis llamados por Dios, como todos los bautizados, a asumir vuestro puesto en la vida y en la misión de la Iglesia en el mundo de hoy. Si aún no habéis soltado las cadenas del 'gueto tradicionalista', por favor hacedlo hoy. Dios Todopoderoso os llama a hacerlo. Nadie os robará el usus antiquior, sino que muchos se beneficiarán, en esta vida y en la futura, de vuestro fiel testimonio cristiano”.

En este sentido, no solo es partidario del rito en sí mismo, sino también de la reverencia debida a la Eucaristía y la misa, ya sea en su forma ordinaria o extraordinaria. La adoración, dijo, debe estar en el corazón de las celebraciones litúrgicas, "arrodillarse en la consagración (a menos que esté enfermo) es esencial" y no permitir que un miembro se arrodille para recibir la Sagrada Comunión es una "grave violación" de un derecho cristiano básico.

"Ningún concilio puede inventar el sacerdocio femenino"

Otro de los aspectos polémicos en los que ha tomado un claro partido es en el de la ordenación de mujeres. Una posibilidad que el cardenal considera descartada y un “obstáculo insuperable”: “Ningún concilio, ningún sínodo, ninguna autoridad eclesiástica tiene la facultad de inventar un sacerdocio femenino… sin dañar gravemente la fisonomía perenne del sacerdote, su identidad sacramental, dentro de la renovada visión eclesiológica de la Iglesia, misterio, comunión y misión”, afirmó el 3 de julio de 2023 en el Seminario Conciliar de la Ciudad de México.

En otra ocasión, sentenció: “¡La idea de una mujer cardenal es tan ridícula como la idea de un sacerdote que quisiera convertirse en monja!». Qué gran trampa sería confiar un dicasterio a una mujer solo porque es mujer”.

Islamismo, género y homosexualismo

En el Sínodo sobre la Familia de 2015, el cardenal Sarah comparó el islamismo, las doctrinas homosexualistas y abortistas y la ideología de género con “dos bestias apocalípticas” y con las grandes ideologías del siglo XX, asegurando que “no estamos luchando contra criaturas de carne y hueso”.

Sarah considera a la ideología de género como “una mentira burda” y “totalitarismo de pesadilla” y afirma contundente que “un hombre nunca se convertirá en mujer, y ella nunca se convertirá en hombre, sin importar las mutilaciones que uno u otro acepten sufrir”.

Con respecto al llamado “matrimonio homosexual”, Sarah afirma que como sociedad “nos estamos alejando de la historia moral de la humanidad” y que “los principales enemigos de las personas homosexuales son los grupos de presión LGBT”.

En el mismo sentido, Sarah también ha mostrado rechazos enérgicos contra el feminismo -asegura que Occidente “afirma falsamente defender los derechos de las mujeres”- al que contrapone su fomento y puesta en valor de la maternidad y que los empleos permitan a las mujeres compatibilizarlos con el cuidado de los hijos. Tras la publicación de la controvertida Declaración Fiducia supplicans, del 18 de diciembre de 2023, a favor de la bendición de las parejas irregulares, incluidas las homosexuales, el cardenal Sarah se ha posicionado entre sus adversarios más acérrimos, calificándola de herejía.

Sobre la Comunión para los divorciados vueltos a casar, cita el párrafo 1650 del Catecismo y sentencia: “La Familiaris Consortio selló definitivamente la enseñanza y la disciplina de la Iglesia, fundadas en la Sagrada Escritura. Hoy, creo que deberíamos dejar de discutir esta cuestión como intelectuales irrespetuosos, dando la impresión de cuestionar la enseñanza de Jesucristo y de la Iglesia”.

Semejante firmeza mostró al hablar del celibato sacerdotal: “Separar el celibato del sacerdocio confiriendo el sacramento del Orden a hombres casados tendría graves consecuencias; de hecho, rompería definitivamente con la tradición apostólica. Quisiéramos construir un sacerdocio según nuestra dimensión humana, pero sin perpetuar ni extender el sacerdocio de Cristo, obediente, pobre y casto”.

"Promover la inmigración es un error, una triple traición a África"

Su postura sobre el modelo migratorio es uno de los principales aspectos que lo alejan de la línea de Francisco. En varias ocasiones a diferenciado a los refugiados originales de quienes emigran por otros motivos como los económicos.

Su origen africano confiere una autoridad especial al cardenal para pronunciarse al respecto, como hizo el 26 de noviembre de 2021:

Es un error promover la inmigración. Es una triple traición a África y Oriente Medio, porque les roba riqueza, potencial de desarrollo, capacidad intelectual y mano de obra. En segundo lugar, no estamos deteniendo a los traficantes de vidas humanas, los contrabandistas que suben a cientos y cientos de personas a bordo para ahogarlas en el mar. Esto es un delito. Occidente no puede acoger a todos, por lo que es una idea falsa promover la inmigración”.  

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