Religión en Libertad

Los tres aportaron según él «renovación de alma, razón y corazón»... y ahora hace falta su «mezcla»

Dolan, el cardenal que busca una síntesis de Juan Pablo, Benedicto y un Francisco «con más claridad»

Timothy Dolan, un cardenal del que destaca su faceta familiar, cercana y de entrega total a los fieles y sus responsabilidades.

Timothy Dolan, un cardenal del que destaca su faceta familiar, cercana y de entrega total a los fieles y sus responsabilidades.

José María Carrera Hurtado

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Juan Pablo II renovó el alma de la Iglesia, Benedicto la razón y Francisco su corazón”. El cardenal arzobispo de Nueva York, Timothy Dolan, no duda en retratar con estas palabras el legado de los últimos tres pontífices, pero tampoco teme vaticinar lo que el próximo sucesor de Pedro deberá renovar en la Iglesia. Y también apunta a los tres cuando asegura soñar “con una mezcla”: “el vigor, la convicción y la fortaleza de Juan Pablo; la fuerza intelectual del Papa Benedicto y el corazón del Papa Francisco… con más claridad y refinamiento de la tradición”.

Los 75 años cumplidos el pasado mes de febrero por el cardenal le hacen tener una edad idónea para su elección. Es solo uno de los argumentos que vaticanistas y expertos como John L. Allen Jr., autor de Todos los hombres del Papa, consideran a su favor. El mismo Allen también destaca de él su carácter carismático, la elocuencia o su capacidad de destacarse en el panorama mundial tras liderar la Iglesia de una de las capitales del planeta.

Con todo, para Allen, su posibilidad de elección es “remota” y parece ser que se debe al propio carácter estadounidense: para ser considerado para el cargo, opina que debería ser “adecuado”, y eso implica “alguien con experiencia significativa en el extranjero, con facilidad para los idiomas y con la percepción de ser humilde y abierto, en lugar de caer en los estereotipos de la arrogancia estadounidense”.

¿Es Dolan ejemplo de esos estereotipos o por el contrario, reúne en su persona esa síntesis de los tres pontificados que desearía para el futuro inmediato de la Iglesia?

Algo que no se puede negar en Dolan es su facilidad para la tarea intelectual. Tiene una licenciatura en Filosofía en el Cardinal Glennon College de Shrewsbury, Misuri, otra en Teología Sagrada en la Pontificia Universidad de Santo Tomás de Aquino en Roma y un doctorado en Historia de la Iglesia Estadounidense por la Universidad Católica de América.

En cuanto a su posicionamiento, está claramente vinculado a la línea ortodoxa y conservadora de los participantes en el cónclave, lo que ha sabido combinar con un talante moderado como arzobispo. Es cercano y sencillo a la hora de predicar y plantear la doctrina, lo que también hace a través de redes sociales, donde cuenta con cientos de miles de seguidores debido a una fama acrecentada por su frecuente aparición en programas de televisión para hablar sobre la fe.

La cuestión mencionada por el vaticanista Allen en torno a su carácter se plasma en algunas polémicas en que se ha visto envuelto y que podrían granjearle cierta oposición en el próximo cónclave.

Si como afirma College of cardinals report, “su carácter jovial y su humor le ha granjeado el aprecio de sus colegas”, esa misma particularidad también habría llevado a algunos a cuestionar su perfil para ocupar altos cargos en la Iglesia.

Entre las principales controversias, destacó su felicitación a un deportista homosexual tras desvelar su orientación, a lo que el cardenal respondió con palabras consideradas fuera de lugar como “Bravo”, “bien por él” o “Dios te bendiga”.

Una de las principales críticas recibidas por parte de católicos conservadores fueron a raíz de la Gala Met de 2018, evento anual de moda en cuya edición se denunció la “sexualización y mercantilización” de una Iglesia y religión que habían sido “socavadas” por estampas consideradas “sacrílegas” como cuando la celebridad Rihanna salió vestida de “Papa”. Dolan bromeó entonces diciendo que le había restado una mitra enjoyada a la cantante.

Al margen de cuestiones como las descritas, Dolan siempre se ha caracterizado por ser un notable defensor de las enseñanzas de la Iglesia o la moral católica sobre la vida y el aborto. En 2009 llegó a firmar una declaración llamando a no cumplir con las normas y leyes que permiten el aborto, el llamado “matrimonio” homosexual y otros aspectos que contradigan las enseñanzas religiosas.

La defensa de la vida no la ha ejercido solo desde el púlpito y la doctrina. Dolan tampoco ha tenido reparo en enfrentarse formalmente a mandatarios como Obama, cuando cuestionó la financiación de anticonceptivos y del aborto por el entonces presidente.

Su militancia por la ortodoxia le habría llevado, en último término, a advertir en 2015 al Papa Francisco en una carta escrita con otros 12 cardenales, advirtiendo de que el Sínodo de la familia “podría llevar al desmoronamiento de la Iglesia de la misma manera que las denominaciones protestantes liberales”, según College of cardinals report.

Dolan también ha desempeñado funciones de gobierno más allá del cardenalato desde su elevación por Benedicto XVI en 2012. Representativo de ello fueron sus tres años al frente de la presidencia de la Conferencia episcopal estadounidense, a lo que se añaden sus 16 años al frente de la icónica archidiócesis de Nueva York, una de las más destacadas del continente con 2,5 millones de fieles.

¿Candidato a renovar el alma, razón y corazón de la Iglesia?

Aunque hablase pensando en su candidato idóneo y no en sí mismo, Dolan reúne ciertas características que, pese a los factores que parecen alejarlo de una candidatura con posibilidades, podrían presentarle como esa síntesis de renovación integral de la iglesia con ciertas afinidades a la tradición.

Son conocidas sus declaraciones al respecto.

Hablando del “alma” de la Iglesia, el mismo Dolan se refirió en 2017 ante medio millar de sacerdotes a lo que considera “el desafío pastoral más importante” que enfrentan los pastores, “preservar la unidad de Cristo y su Iglesia”. Especialmente en un contexto donde se ha normalizado la idea de “creer en Dios pero no en la Iglesia” o preferir la espiritualidad a la religión -el conocido y creciente movimiento SBNR, Spiritual but not religious o Espiritual pero no religioso-.

Si las personas con una visión cínica de la Iglesia se encontrasen con sacerdotes que valoran la honestidad y la humildad y están deseosos de reformar los defectos de la Iglesia, podrán empezar a verla como una familia cálida y acogedora, agregó al respecto: “Si como sacerdotes no tenemos miedo de mostrar nuestras heridas, las de la Iglesia, tal vez otros heridos regresen”.

En su episcopado, Dolan también ha mostrado una especial preocupación por la formación religiosa de toda clase de fieles, desde jóvenes y adultos hasta inmigrantes o alejados. Para él, la formación y catequesis “no se trata solo de formar a los hijos”, sino “familias enteras, parroquias enteras, permitiéndoles forjar relaciones para toda la vida con Jesucristo en su Iglesia. Todo se deriva de eso”.

Como ha declarado en otras ocasiones a Catechist, uno de sus objetivos como arzobispo ha sido enfrentar uno de los desafíos primordiales de la Iglesia, que es “competir con la cultura -actual- por los corazones y mentes de nuestra gente… El ministerio de la catequesis permite a la Iglesia cumplir el mandato de Jesús al preparar o formar a quienes transmitirán la fe, no solo proporcionándoles el contenido y la metodología de enseñanza, sino también, aún más importante, nutriendo sus almas”.

Compasión y caridad también cobran en el cardenal un peso especial, especialmente como presidente de Catholic Relief Services y colaborador de Catholic Charities. Será labor de los cardenales valorar si Dolan es el idóneo para la triple renovación que él mismo demanda de la Iglesia. 

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