Urbi et Orbi con Francisco en el balcón y en Papamóvil: el cardenal Comastri preside la Misa

El cardenal Angelo Comastri, de 81 años, que en 2021 dejó de ser el Vicario General de la Ciudad del Vaticano y desde entonces colabora en la oficina de Causa de los Santos, presidió la Misa de Pascua este domingo en la Plaza San Pedro, y leyó una homilía preparada por el Papa Francisco.

El Pontífice se asomó al balcón de la fachada de San Pedro para impartir brevemente, con una única frase de bendición en latín, la bendición Urbi et Orbi ("a la ciudad y al mundo"), con voz frágil y aspecto fatigado. Unos 30.000 peregrinos y asistentes en la Plaza de San Pedro le aplaudieron. Antes, con voz débil, deseó a todos una "Feliz Pascua"

Pero después sorprendió a todos recorriendo en Papamóvil descubierto la Plaza, algo que no hacía desde su hospitalización en marzo. Era la primera vez en dos meses.

La Pascua no es el pasado: Cristo está en lo cotidiano

La Plaza de San Pedro se llenó de flores en una mañana soleada y luminosa. La liturgia comenzó con la apertura del icono del Santísimo Salvador y el canto del "Aleluya", que resuena de nuevo tras su ausencia durante la Cuaresma.

Este año la Pascua coincide en el calendario juliano (que aún usan muchos cristianos de tradición bizantina) y el gregoriano (que usan los cristianos latinos desde el siglo XVI). Es tradición que cuando coinciden los dos calendarios, además de proclamarse el Evangelio en latín y griego, se entonen los cantos del Stichi y Stichirá de la liturgia bizantina, que desde la Edad Media se interpretan ante el Romano Pontífice.

“Stichi” es en realidad la primera palabra del Salmo 67(68): “Levántese Dios, sean esparcidos sus enemigos y huyan de su presencia los que le aborrecen”.

“Stichirá” es la primera palabra del himno de Cristo Resucitado que se repite en la liturgia pascual bizantina y se oye hoy incesantemente en griego, eslavo eclesiástico, ucraniano, árabe y otros idiomas de Oriente: "Se levantó Cristo de entre los muertos, venció a la muerte con su muerte y dio la vida a los que yacían en los sepulcros".

El texto de Pascua del Papa retomó algunos de los temas que ya leyera el cardenal Re en la Vigilia Pascual: que Cristo ha resucitado, y que lo podemos encontrar en lo cotidiano, en el otro.

La homilía del Papa insistió en que Cristo no es "una bella historia del pasado ni un héroe para recordar o una estatua para admirar". Por el contrario, hay que buscarlo en la vida diaria, en el rostro de los hermanos, en lo cotidiano, en lo inesperado. En todas partes, excepto en el sepulcro.

"Habita entre nosotros, se revela —y también se oculta— en las personas que encontramos cada día, en los momentos más sencillos e impredecibles de la vida. Él está vivo y permanece con nosotros, llorando con quienes sufren y multiplicando la belleza de la vida en los pequeños gestos de amor de cada uno", proclamó la homilía de Francisco que leyó Comastri.

Por eso, el Papa invitó al movimiento, "a abrir los ojos y ver más allá, a reconocer a Jesús como el Viviente", como el Dios que se revela, que camina a nuestro lado, que nos habla, nos precede y nos sorprende. "Como María Magdalena, cada día podemos sentir que hemos perdido al Señor, pero cada día podemos correr a buscarlo de nuevo, sabiendo con seguridad que Él se deja encontrar y nos ilumina con la luz de su resurrección.”

"Podemos vivir nuestra existencia —pobre, frágil y herida— aferrados a Cristo, porque Él ha vencido la muerte, vence nuestras tinieblas y nos lleva a vivir con Él en la alegría, para siempre", apuntó la homilía papal. "Apresurémonos, pues, al encuentro de Cristo, con el paso ágil de Magdalena, de Pedro y de Juan".

También el Jubileo de la Esperanza permite renovar una esperanza viva "que se encarna en medio de nuestros sufrimientos, preocupaciones y cansancio. Estamos llamados a dejarnos transformar por ella, a mirar el mundo con nuevos ojos, y a contagiar esa esperanza".

Al terminar la lectura del texto papal, el cardenal Comastri dijo, de forma espontánea: "Gracias, gracias Papa Francisco, por este llamado tan fuerte a despertar nuestra fe en Jesús resucitado, vivo y siempre presente a nuestro lado. ¡Gracias, Papa Francisco, y feliz Pascua!"

El mensaje Urbi et Orbi del Papa, leído por Ravelli

A las doce del mediodía el Papa Francisco se asomó por la Logia de las Bendiciones, el gran balcón de la la fachada de la Basílica de San Pedro que se usa en ocasiones especiales. Con aspecto cansado y voz débil, pronunció sólo la frase final de la bendición Urbi et Orbi de Pascua.

Flanqueaban al Papa dos cardenales, el protodiácono Dominique Mamberti (un veterano diplomático que conoce bien el mundo árabe y el hispanoamericano) y el español de 80 años Fernando Vérgez Alzaga, que hasta el pasado mes de marzo presidió la Gobernación del Estado vaticano; fue sustituido por la religiosa italiana Raffaella Petrini, que había sido su 'número 2', en un nombramiento histórico e insólito.

Tras el himno vaticano y los honores militares de la Guardia Suiza, Ravelli leyó el mensaje papal.

"Ante la crueldad de los conflictos que involucran a civiles indefensos, atacan escuelas y hospitales y a trabajadores humanitarios, no podemos permitirnos olvidar que no son objetivos los que son atacados, sino personas con alma y dignidad", leyó Ravelli, tras una Semana Santa en la que no han faltado bombardeos y ataques sobre ciudades y objetivos civiles.

El texto del Papa enumeró países atormentados y sufrientes: Palestina, Israel, Ucrania, Yemen, República Democrática del Congo, Armenia y Azerbaiyán, Sudán, Sudán del Sur, Myanmar...

Pese a esas situaciones de dolor e injusticia, "el amor ha vencido al odio. La luz ha vencido a la oscuridad. La verdad ha vencido a la mentira. El perdón ha vencido a la venganza. El mal no ha desaparecido de nuestra historia, permanecerá hasta el final, pero ya no tiene dominio, ya no tiene poder sobre quien acoge la gracia de este día", proclamó la voz de Ravelli.

A los hermanos y hermanas que sufren, el Papa les dice que "su grito silencioso ha sido escuchado, sus lágrimas han sido recogidas, ninguna se ha perdido. En la pasión y muerte de Jesús, Dios cargó sobre sí todo el mal del mundo y, con su infinita misericordia, lo venció: extirpó la soberbia diabólica que envenena el corazón del hombre y siembra violencia y corrupción por doquier".

La resurrección de Jesús, dijo, “es el fundamento de la esperanza” y “la esperanza no defrauda”. “ ¡Spes non confundit! ”, afirma el mensaje del Papa citando el título de la bula que invoca el Jubileo.

El niño en el seno materno, el enfermo, los descartables...

Después, recordó que "la Pascua es la fiesta de la vida", reitera; A los ojos de Dios “toda vida es preciosa”: “La del niño en el seno materno, como la del anciano o la del enfermo, considerados en un número cada vez mayor de países como personas descartables".

"¡Cuánta violencia vemos a menudo incluso en las familias, contra las mujeres o los niños! ¡Cuánto desprecio se siente a veces hacia los más débiles, los marginados, los migrantes!", leyó Ravelli.

Animó a tener fe en los demás, «incluso en aquellos que no están cerca de nosotros o vienen de tierras lejanas con costumbres, modos de vida, ideas y hábitos diversos de los que más nos son familiares». ¡Porque “todos somos hijos de Dios”!

Gaza: situación humanitaria innoble

El Papa pidió que la luz del Santo Sepulcro "irradie en Tierra Santa y en el mundo entero". Reafirmó su su cercanía “al sufrimiento de los cristianos en Palestina y en Israel, así como a todo el pueblo israelí y a todo el pueblo palestino”.

También mencionó un "creciente clima de antisemitismo" que se está extendiendo por todo el mundo, y recordó "a la población y en particular a la comunidad cristiana de Gaza, donde el terrible conflicto continúa generando muerte y destrucción y provocando una situación humanitaria dramática e innoble. Hago un llamamiento a las partes en conflicto: ¡cesen el fuego, liberen a los rehenes y presten ayuda a la población, que tiene hambre y aspira a un futuro de paz!"

El Papa asegura que reza por las comunidades cristianas del Líbano y de Siria, esta última que vive "un momento delicado de su historia". Ambos países “aspiran a la estabilidad y a la participación en el destino de sus respectivas naciones” y Francisco insta a “toda la Iglesia” a acompañar “con atención y oración” a los cristianos del amado Medio Oriente.

Mencionó también Yemen (país donde casi no hay cristianos) que está sufriendo “una de las peores crisis humanitarias “prolongadas” del mundo debido a la guerra”. La invitación es para todos: “Encontrar soluciones a través del diálogo constructivo”.

Recordó la "atormentada Ucrania" y pidió proseguir con los esfuerzos para lograr una paz justa y duradera.

Mencionó también (lo ha hecho otras veces) el Cáucaso Sur con la oración para que "entre Armenia y Azerbaiyán se firme y aplique pronto un acuerdo de paz definitivo que lleve a la tan deseada reconciliación en la región".

El Papa Francisco desea además “intenciones de armonía” en los Balcanes Occidentales para que los socios de la región rechacen “comportamientos peligrosos y desestabilizadores”. Hace un llamamiento a la “paz y al consuelo” para las poblaciones africanas víctimas de la violencia y de los conflictos, especialmente en la República Democrática del Congo, Sudán y Sudán del Sur, el Sahel, el Cuerno de África y la región de los Grandes Lagos. Paz y apoyo también para «los cristianos que en muchos lugares no pueden profesar libremente su fe».

Libertad religiosa, de pensamiento, desarme...

Y anunció: "No es posible la paz donde no hay libertad religiosa, donde no hay libertad de pensamiento y de expresión y respeto por las opiniones de los demás".

Añadió además su texto: “No es posible la paz sin un verdadero desarme. La necesidad que tiene cada pueblo de proveer a su propia defensa no puede transformarse en una carrera armamentista generalizada".

Pidió orar y apoyar a Myanmar, país de extremo Oriente atormentado por años de conflicto armado, y que ahora afronta además los estragos del terremoto de Sagaing, “causa de muerte para miles de personas y fuente de sufrimiento para muchos supervivientes, incluidos huérfanos y ancianos”. "Agradezcamos de corazón a todos los generosos voluntarios que realizan las labores de socorro. El anuncio del alto el fuego por parte de diversos actores en el país es una señal de esperanza para todo Myanmar", dijo.

Hago un llamamiento a todos aquellos que en el mundo tienen responsabilidades políticas para que no cedan a la lógica del miedo que encierra, sino que utilicen los recursos disponibles para ayudar a los necesitados, combatir el hambre y promover iniciativas que favorezcan el desarrollo. Éstas son las “armas” de la paz: ¡las que construyen el futuro, en lugar de sembrar muerte!

Finalmente, para concluir el mensaje, antes de la bendición Urbi et Orbi, un llamamiento para este Año Jubilar: «¡Que la Pascua sea también una ocasión propicia para liberar a los prisioneros de guerra y a los presos políticos!».

Al final, el Cardenal Protodiácono anunció la concesión de indulgencia plenaria "a todos los fieles presentes y a cuantos reciban su bendición, a través de la radio, la televisión y las nuevas tecnologías de la comunicación".

Sorpresa: el Papa, en Papamóvil al descubierto

Para sorpresa de todos, el Papa salió luego del Arco de las Campanas en el Papamóvil para recorrer la plaza y saludar a los miles de fieles. Ha sido su primer viaje en coche descubierto desde que ingresó en el Policlínico Gemelli, el primero en más de dos meses. Francisco regresó a Casa Santa Marta a las 12.55, cruzando nuevamente el Arco de las Campanas.

Vance visita al Pontífice unos minutos

La Oficina de Prensa informó que a las 11.30 horas en Casa Santa Marta, antes de salir a la bendición Urbi et Orbi, el Papa Francisco tuvo un breve encuentro privado preliminar con el vicepresidente estadounidense, JD Vance, que les permitió intercambiar saludos con motivo del día de Pascua, se destaca.

El presidente de la República Italiana, Sergio Mattarella, le hizo llegar por escrito su felicitación de Pascua y de San Jorge. “Santidad, me alegra ofrecerle, en nombre de la República Italiana y en el mío propio, mis más sinceros deseos de una feliz y santa Pascua”, escribió el jefe de Estado en un mensaje al Papa Francisco. «Al renovarle mis más fervientes deseos de bienestar personal, pido a Su Santidad que acepte los mejores deseos que el pueblo italiano le dirige con ocasión de la Pascua y de la ya cercana festividad de San Jorge (23 de abril, ed.). Con el gran cariño de los italianos y el mío personal".