El cardenal Re lee la homilía del Papa en la Vigilia Pascual, ante otros 34 cardenales

El cardenal Giovanni Battista Re, que a sus 91 años es el decano del Colegio Cardenalicio, presidió la Vigilia Pascual en la Basílica de San Pedro en el Vaticano al anochecer este sábado.

El Papa Francisco, aún convaleciente, no pudo acudir (aunque hizo una visita fugaz a la basílica unas horas antes), pero el cardenal Re leyó la homilía que Francisco dejó preparada para la ocasión.

El Papa se acercó en silla de ruedas hacia las cinco y media para un momento de oración en privado, y aprovechó la ocasión para saludar a algunos peregrinos, como informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede a través de su canal de Telegram.

Durante la Vigilia Pascual fueron bautizadas tres personas —procedentes de Italia y Albania—, que recibieron también los sacramentos de la confirmación y la comunión.

Hacer espacio a la luz del Resucitado

"¡Hagamos espacio a la luz del Resucitado! Y nos convertiremos en constructores de esperanza para el mundo", fue la exhortación central del texto del Papa.

La escucharon los numerosos asistentes en la basílica. Concelebraron 34 cardenales, 24 obispos y 260 sacerdotes. Unos 5.000 fieles siguieron el oficios desde la basílica misa o en la plaza de San Pedro.

El rito del Lucernario dio comienzo en el atrio con la bendición del fuego nuevo. Desde allí partió la procesión hacia el Altar de la Confesión, portando el cirio pascual en el que estaban grabados la cruz, las letras Alfa y Omega, las cifras del año jubilar 2025 y cinco granos de incienso. Del cirio pascual surgió la llama que se fue encendiendo muchas otras velas por todo el templo. En silencio, unos fieles transmitía a otros el fuego.

Las numerosas lecturas, en distintos idiomas, incluyendo el español, recordaron los hitos de la historia de la Salvación, culminando en el relato de Lucas, que cuenta la llegada de las mujeres al sepulcro, cuya piedra ha sido desplazada: ¡Cristo no está allí, ha resucitado!

"Todo sucede en la noche, Dios actúa con discreción"

En su mensaje de la Vigilia, el Papa destaca la forma en que Dios actúa en lo oculto y sin triunfalismo.

"La oscuridad envuelve la confusión y el temor de los discípulos. Todo sucede en la noche", escribió el Pontífice. La luz de Dios actúa lentamente, "paso a paso". “La Pascua del Señor no es un evento espectacular con el que Dios se impone y obliga a creer en Él; no es una meta que Jesús alcanza por un camino fácil, esquivando el Calvario.”

La fe pascual no se expresa con triunfalismo, sino con humildad, perseverancia y paciencia, capaz de mantenerse firme aun cuando las sombras parezcan persistir.

Francisco advirtió también contra una interpretación ingenua o mágica de la fe: "Este ‘estilo’ de Dios nos libera de una religiosidad abstracta, ilusa al pensar que la resurrección del Señor lo resuelve todo mágicamente".

También hoy Cristo transforma poco a poco, desplegando su fuerza en la historia, como un brote de luz en cada creyente que crece con lo concreto de la vida, "con nuestras palabras, con nuestros pequeños gestos cotidianos, con nuestras decisiones inspiradas en el Evangelio".

"¡Hagamos germinar la esperanza de la Pascua en nuestra vida y en el mundo!", pidió el texto del Papa en el contexto del Jubileo de a Esperanza. "Un nuevo comienzo puede sorprendernos aunque a veces nos parezca imposible, porque Cristo ha vencido a la muerte".

"Los niños que nunca nacieron, las víctimas de la guerra"

Así, el texto del Papa animó a ser fuente de esperanza "para quienes carecen de fe en el Señor, para quienes se han extraviado, para los que se han rendido o caminan encorvados por el peso de la vida; para quienes están solos o encerrados en su propio dolor; para todos los pobres y oprimidos de la tierra; para las mujeres humilladas y asesinadas; para los niños que nunca nacieron y para aquellos que son maltratados; para las víctimas de la guerra. ¡Llevemos, a todos y a cada uno, la esperanza de la Pascua!”

La Resurrección, insistió Francisco, es el giro definitivo de la historia humana, la promesa firme de que el mal y la muerte no tienen la última palabra. "Hay muchos destellos de esperanza que vierten su luz en nuestro caminar en la vida", añadió, citando al sacerdote holandés Henri Nouwen. Esa es la luz del resucitado que la Iglesia quiere llevar al mundo.