Religión en Libertad

Las religiosas octogenarias aseguran ser felices en el convento, su hogar

3 ancianas monjas de Austria se fugan del asilo y vuelven a Kloster Goldenstein, su casa de siempre

Bernadette, Regina y Rita tienen 88, 86 y 81: han abandonado la residencia en que fueron instaladas para pasar sus últimos días en su convento (Foto: BBC).

Bernadette, Regina y Rita tienen 88, 86 y 81: han abandonado la residencia en que fueron instaladas para pasar sus últimos días en su convento (Foto: BBC).

José María Carrera Hurtado

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Bernadette, Regina y Rita son monjas agustinas, tienen 88, 86 y 81 años respectivamente y su caso está dando la vuelta al mundo.

Tras una vida en el imponente convento Kloster Goldenstein, en Salzburgo (Austria), su avanzada edad motivó la decisión de las autoridades eclesiásticas de trasladarlas a una residencia de ancianos en 2023. Pero las agustinas sorprendieron recientemente al trasladarse motu proprio de nuevo a su convento. "Definitivamente no moriré en la residencia", declaró Bernadette. Hoy, decenas de miles siguen su esta particular y modo de vida reflejada en su propia cuenta de Instagram

Acertada o no, la decisión de las religiosas de volver a su convento se sustenta con poderosas razones. Y una de ellas es, precisamente, su vida e historia.

Según informa Dom Radio, la estancia de Bernadette en el histórico convento se remonta a 1948, cuando ingresó al colegio del convento inaugurado en 1877. Allí compartió estancia con la icónica Romy Schneider, conocida por su papel en Sissi. Regina llegó algo más tarde, en 1958, cuatro años antes que Rita.

Tras ser alumnas, las religiosas fueron más tarde profesoras en el mismo centro, siendo Regina la directora. Pero conforme pasaban los años, las religiosas asistieron a los inicios de la crisis de vocaciones que dejaría el convento prácticamente vacío.

Las razones del traslado

El diario Salzburg Orf detalla que hace tres años, tanto la Orden de religiosas como la escuela fueron transferidas a la Abadía de Reichersberg, a orillas del río Inn, en Alta Austria, y a la Arquidiócesis de Salzburgo. Las autoridades eclesiásticas afirman que las hermanas fueron trasladadas argumentando que ya no podían valerse por sí mismas. Sin embargo, la hermana Bernadette declaró: "Estamos felices y alegres, solo la Hermana Regina necesita un poco de cuidado, pero camina más rápido que yo con su andador".

Desde la reorganización de la orden y la escuela, el rector de la abadía, Markus Grasl, pasó a ser el superior de las religiosas y la comunidad terminó por disolverse oficialmente a principios de 2024. En 2023, amparándose en la aparente fragilidad de las religiosas, las trasladaron a una residencia en Oberalm.

“Debido a la avanzada edad y la precaria salud de las hermanas, así como a las necesidades espirituales de la orden y al estado estructural del monasterio, la vida independiente en el Monasterio de Goldenstein ya no era posible ni justificable. Esta medida era necesaria para garantizar la atención, el apoyo y la protección contra posibles descuidos y agresiones por parte de terceros”, declaró el nuevo superior.

Según CNA Deutsch, las monjas también acusan al rector Grasl de obligarlas a firmar el contrato sin informarles adecuadamente de sus términos, denuncian que han desaparecido aproximadamente 50.000 euros en efectivo y que ya no tenían acceso a sus propias cuentas.

Las autoridades eclesiásticas rechazaron estas acusaciones. “Durante varios años, se mantuvieron intensas conversaciones con las hermanas, en las que también participó la Arquidiócesis de Salzburgo, para considerar y planificar el futuro del monasterio. Una de las mayores preocupaciones de las hermanas era la continuidad de la escuela secundaria local. Este deseo se cumplió. El traslado a la residencia de ancianos se hizo inevitable debido a la precaria situación”, declaró el rector Grasl en un comunicado.

La Arquidiócesis de Salzburgo y la Abadía de Reichersberg señalaron conjuntamente que todas las decisiones se tomaron en coordinación con las propias hermanas, con el vicario episcopal responsable de los religiosos y con la superiora de las monjas agustinas.

"Siempre he obedecido, pero esto es demasiado"

Sin embargo, según las religiosas, aquella fue una decisión que rechazaron desde el primer momento.

"He sido obediente toda mi vida, pero ya ha sido demasiado", sentenció Bernadette.

Seguida por las otras dos agustinas, la antigua directora del histórico colegio hizo “las maletas” y regresó a su convento. No esperaban que, al regresar, los cerrojos habían sido cambiados y la electricidad y el agua cortados

Ya no podíamos volver a nuestras habitaciones, cambiaron las cerraduras y ya no teníamos acceso a nuestras pertenencias”, lamentó Bernadette.

Hoy, las agustinas se encuentran de nuevo en su convento, donde insisten en pasar el resto de sus vidas.

3 monjas que se aferran a su hogar: "Estoy feliz"

¿Qué pasará ahora? Por su parte, las autoridades eclesiásticas afirman asistir a “cierta sensación de impotencia”, y aunque no tienen previsto imponer medidas coercitivas, siguen apelando al regreso de las religiosas al asilo. Mientras, la superiora de la federación de las Canonesas de San Agustín en Alemania, la hermana Beate Brandt, se ha limitado a condenar la actitud de las religiosas de Goldenstein como algo “intolerable”.

Mientras, por lo que se ve en redes, las religiosas no dan la impresión de considerar que su actuación sea algo parecido a una revuelta. Por ahora, decenas de personas están ayudándolas a reinstalarse, las abastecen de alimentos, atención médica y comunicación y ya cuentan con agua y electricidad en la mayoría de las habitaciones.

SRF da cuenta de cómo las tres religiosas han dado el salto a las redes y disponen de una cuenta de Instagram que crece a pasos agigantados: a 17 de septiembre, algunos medios informaban de que su cuenta, Nonnen Goldenstein, no superaba los 18.000 seguidores, y horas después, la cifra se ha disparado por encima de los 31.000.

Si bien se desconocen las medidas que podrían adoptar las autoridades, las religiosas octogenarias se reafirman en sus deseos de pasar sus últimos días rezando en el convento que consideran “su hogar”.

Una de las tres religiosas, Rita, asegura estar “muy feliz de estar en casa. Echaba de menos mi hogar en la residencia. Estoy muy alegre y agradecida de estar de vuelta ". Y la hermana Bernadette reitera las declaraciones ya emitidas al periódico Der Standard, asegurando que no pasará sus últimos días fuera del convento: "Antes de morir en esa residencia, prefiero ir a un prado y entrar en la eternidad de esa manera".  

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