Religión en Libertad

«Las almas piden lo sobrenatural y ustedes insisten en darles lo natural»

El padre Clodovis Boff, nacido en 1944 y antiguo teólogo de la liberación como su hermano Leonardo, aunque en los últimos años la abandonó para afirmar sin matices la fe católica.

El padre Clodovis Boff, nacido en 1944 y antiguo teólogo de la liberación como su hermano Leonardo, aunque en los últimos años la abandonó para afirmar sin matices la fe católica.Captura

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Una de las características específicas –si no la principal– de la Doctrina Social de la Iglesia es que ella es “instrumento de evangelización”, es decir, “en cuanto tal, anuncia a Dios y su misterio de salvación en Cristo a todo hombre y, por la misma razón, revela al hombre a sí mismo. Solamente bajo esta perspectiva se ocupa de lo demás: de los derechos humanos de cada uno y, en particular, del «proletariado», la familia y la educación, los deberes del Estado, el ordenamiento de la sociedad nacional e internacional, la vida económica, la cultura, la guerra y la paz, así como del respeto a la vida desde el momento de la concepción hasta la muerte” (San Juan Pablo II, Centesimus annus, 54), entre otros temas que se podrían mencionar.

La referencia se justifica a propósito de una carta de Clodovis Boff, OSM [Orden de los Siervos de María], fechada el 13 de junio de 2025 y que, en español, fue publicada íntegra por Infocatólica en la que, entre otras afirmaciones, les dice directamente a los obispos del Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam): “Las almas piden lo sobrenatural y ustedes insisten en darles lo natural”.

Esta afirmación de Clodovis, ex-teólogo de la liberación brasileño (la comparación, odiosa, es inevitable: su hermano Leonardo persiste en el mismo error y otros) se inscribe en este contexto: el mensaje que el Celam publicó al final de la 40ª Asamblea celebrada en Río a finales de mayo de 2025. Al comienzo de su carta afirma: “He leído el mensaje que publicaron al final de la 40ª Asamblea celebrada en Río a finales de mayo. ¿Qué buena noticia he encontrado en el mensaje? Disculpen mi franqueza: Ninguna. Ustedes, los obispos del Celam, repiten la misma cantinela de siempre: social, social, social. Llevan más de cincuenta años haciéndolo. Queridos hermanos mayores, ¿es que no ven que esa música ya cansa? ¿Cuándo nos darán las buenas noticias sobre Dios Padre, Cristo y su Espíritu? ¿Sobre la gracia y la salvación? ¿Sobre la conversión del corazón y la meditación de la Palabra? ¿Sobre la oración y la adoración, la devoción a la Madre del Señor y otros temas similares? Finalmente, ¿cuándo nos anunciarán un mensaje verdaderamente religioso y espiritual?”. El resto del contenido de la carta es un desarrollo de este planteamiento.

La síntesis de lo dicho por Clodovis Boff, OFM podría expresarse en una frase de la carta: “Las almas piden lo sobrenatural, y ustedes insisten en darles lo natural”. En este sentido, si se trata de hablar de “lo social” en general y, en particular de la Doctrina Social de la Iglesia, el riesgo o la tentación de naturalismo está siempre presente. Pero lo importante es advertir que caer en el mismo en materia social es consecuencia de haberse debilitado cuando no haberse extinguido la fe. Es decir, la deriva en el plano práctico se sigue del oscurecimiento en la teoría. 

Dicho de otra manera: cuando el misterio de Cristo se ha dejado de profesar –más allá del uso de fórmulas retóricas– con todas las implicancias del caso, su influjo en la vida social se extingue. La enseñanza de la Sagrada Escritura presente en Efesios 1, 10, "omnia instaurare in Christo" [instaurarlo todo en Cristo] es una doctrina de fe que debe inspirar al obrar social de la Iglesia. Renunciar a enseñar y procurar la realización del Reinado social de Cristo es negar Ef 1, 10. No hay vueltas.

Sucede que haber renunciado a la profesión íntegra de Ef 1, 10, es decir, con sus derivaciones en el plano social, no es algo gratuito. Cuando la supuesta “doctrina social de la Iglesia” se aleja del misterio de Cristo deviene, lo quiera o no, en sociologismo, o sea, el tono habitual que impregna y transmiten los mensajes habituales en materia social que publican las conferencias y comisiones episcopales.

Detrás del horizonte crepuscular del naturalismo, sin embargo, asoma la Luz de Cristo. Él es luz de los hombres y de los pueblos (Lumen gentium). Porque Dios sabe –y por eso se ha revelado de manera sobrenatural– que el hombre está llamado por Él mismo a la vida eterna. Y también sabe que, fuera de unos pocos que practican las virtudes de modo heroico y de otros tantos pocos con los que no hay caso para que se conviertan, la mayoría de los hombres, ya cristianos o por serlo, somos pecadores que necesitamos, además de la gracia, un orden social inspirado en el catolicismo para ser salvados

En este sentido, podría comprenderse a la civilización cristiana o sus nombres equivalentes como una gracia actual, es decir, un poderoso auxilio para vivir la misma vida de Cristo en nosotros. Pensemos, por ejemplo, en el conjunto orgánico de leyes que respetan y alientan el deber y el derecho de los padres en la educación de sus hijos tanto en lo que se refiere a la fe como a los saberes humanos.

Queda rezar por la aparición de buenos, muchos y santos pastores que confirmen a la grey de Cristo en la Fe y predicar, de acuerdo a nuestro estado de vida, la Verdad que es el Camino y la Vida (cf. Jn 14, 6).

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