El 7 de octubre se cumplen dos años de la reactivación del conflicto tras los ataques de Hamás
A 2 años de guerra, Pizzaballa reza por Gaza ante «un ideal de los dos Estados cada vez más remoto»

"La gente necesita saber que estoy aquí. En conciencia, no puedo dejar la diócesis"; expresa el cardenal.
El Patriarca latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, ha concedido una entrevista al italiano L’AZiONE marcada por la urgencia de la guerra en Gaza y Cisjordania, mostrándose además “impotente y frustrado” ante la violencia. Lo esencial, dice el cardenal, es “no convertirse en instrumento de ninguno de los bandos” y mantener la fe como refugio frente al odio. Asimismo, el purpurado denunció la desproporción de la respuesta israelí tras el 7 de octubre y consideró el derecho de los palestinos a ser reconocidos como pueblo, al mismo tiempo que lamentaba de que la solución de “dos pueblos, dos Estados” se vuelve cada día más remota.
A pocos días de cumplirse los dos años de los ataques de Hamás a Israel, Pizzaballa respondía al medio italiano desde el corazón del conflicto, convencido de que marcharse en estos momentos “no era apropiado”. La gente necesita saber que estoy aquí. En conciencia, no puedo dejar la diócesis, agregaba.
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En plena invasión: "Bombas y gritos por todas partes"
Las declaraciones del cardenal tenían lugar en un marco del recrudecimiento del conflicto, poco después de que las tropas israelíes, respaldadas por refuerzos aéreo y artillero, penetrasen en el corazón de la ciudad de Gaza. Testigos presenciales describieron la última oleada con cientos de tanques y vehículos blindados avanzando metódicamente a través de barrios densamente poblados, como es el caso de Sheikh Radwan.
Allí vivía Wahid abu Ramadan, que declaró a Reuters: “Pasamos la noche en la oscuridad, con los sonidos de las bombas y los gritos por todas partes. Cuando amaneció, los tanques estaban por todos lados, el aire era irrespirable por el humo, y la casa de mi vecino, donde todos se habían refugiado, fue destruida en segundos”.
Crucial neutralidad: "No podemos ser instrumentos"
Una situación que el cardenal contempla “con una gran impotencia y frustración”, y para la que es crucial la neutralidad.
“Lo importante es no ser instrumento para ninguno de los dos bandos, dada la grave polarización que prevalece actualmente”, asevera Pizzaballa, “desgarrado” ante el odio que se puede palpar y que “aleja aún más cualquier perspectiva futura de sanación y reconciliación de estas heridas”.
El llamado a la neutralidad no debe llevar, según el cardenal, “a justificar lo que ocurre en Gaza”. Y es que “es obvio y no se puede ignorar” que se da una desproporción entre los atentados de Hamás y la respuesta de Israel.
“Estoy pagando las consecuencias y el precio, incluso en lo que respecta a mis relaciones y amistades [por decirlo]. Pero tenemos que reconocerlo”, afirmó.
Los dos Estados, "una posibilidad cada vez más remota"
Por ello, la soñada por muchos “solución de los dos Estados” es una hipótesis de convivencia que, aunque “ideal” y “necesaria”, “corre el riesgo de convertirse en una mera declaración”.
“Tendremos que ser muy creativos de cara al futuro, ya que cualquier solución deberá contemplar plazos muy largos y una opinión pública y un contexto cultural que la comprenda. Tendremos que trabajar arduamente para crear las condiciones para cualquier visión futura que elijamos. `Dos pueblos, dos Estados´ es una posibilidad cada vez más remota, aunque siga siendo el ideal”.
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Distinguir gobierno, sociedad israelí y pueblo judío
Parte de esa opinión pública responsable de reducir la polarización del conflicto debe, según el cardenal, “distinguir entre el gobierno israelí y los sentimientos del pueblo judío”.
“El gobierno es una cosa, la sociedad israelí es otra, y el pueblo judío es otra. No debemos confundir estas dos agendas. El pueblo judío tiene un papel importante que desempeñar en el Estado de Israel, pero no necesariamente debe identificarse con él. Además, el gobierno actual no representa a todo el pueblo judío ni a toda la población israelí. Hay fuertes manifestaciones contra el gobierno: la sociedad israelí está dividida por la guerra, por el gobierno y por el asunto de los rehenes”, matiza Pizzaballa, para quien “generalizar en este atolladero siempre es injusto”.
"La oración es fundamental"
El cardenal comenzaba la entrevista declarando su “impotencia” respecto al conflicto. ¿Puede la Iglesia hacer algo como institución para evitar esa sensación? Responde aludiendo a la importancia de rezar, ya sea de forma privada o comunitaria:
“Creo que la solidaridad en la oración es fundamental, especialmente al acercarnos al segundo aniversario del 7 de octubre. También creo que es importante, como creyentes, encontrar la manera de permanecer en estas situaciones en las que nos sentimos muy indefensos como seres humanos; como creyentes, con una mirada de fe, sabiendo confiar en la fe incluso lo que no podemos comprender: tanto dolor, tanto sufrimiento, tanta injusticia... No para convertirnos en instrumentos de un lenguaje de odio, sino para permanecer siempre anclados en una palabra que salva, abre horizontes y construye, sin destruir jamás”.
El cardenal remarca la importancia en el conflicto de los medios de comunicación, responsables no solo de “transmitir un lenguaje negativo o lo contrario”, sino también de que “deben promover la bendición y la vida” con las acciones y también con el lenguaje.
Sin embargo, concluye admitiendo que “no perdería demasiado tiempo en política”: “Lo que es evidente ahora mismo es la debilidad, si no la parálisis, de las instituciones políticas locales, internacionales y multipolares... e incluso diría que de las instituciones religiosas. Este es el momento de la sociedad civil: ahí es donde debemos actuar y ahí es donde debemos hablar”.