En Borneo crece casi un 50% en dos años; en Singapur oscila entre 1.000 y 1.200 al año
Crece el número de bautizos de adultos en Malasia; en Singapur se estabiliza

Catecúmenos en la parroquia de la Sagrada Familia de Singapur firman en los Ritos de Elección en la Cuaresma de 2025, para ser bautizados
En Malasia y en Singapur el catolicismo es una religión minoritaria pero con bastante prestigio, que tiene que competir con muchas otras opciones religiosas: el Islam, el hinduismo, el budismo y taoísmo, otras denominaciones cristianas y sobre todo, el mero materialismo.
Y no le va mal. En Malasia crece el número de adultos que se bautizan, en Singapur (que visitó el Papa Francisco en 2024) es un número estabilizado entre 1.000 y 1.200 cada año.
Crecimiento en Malasia
La comunidad católica malasia recibe en 2025 a más de 2.000 nuevos fieles en Pascua: la mitad, en las diócesis de Malasia Peninsular y la otra mitad en la parte malaya de la isla de Borneo. En 2024, el número de catecúmenos era de 1.700.
En la Arquidiócesis de Kuala Lumpur, el arzobispo Julian Leow presidió un rito de catecúmenos con 549 aspirantes, una cifra similar a la del año anterior, y algo mayor que en 2023, cuando los catecúmenos eran unos 460.
En la diócesis de Malaca-Johor, este año han sido 281 catecúmenos. El obispo Bernard Paul les animó a "escuchar atentamente la voz de Dios y no distraerse. Su voz es dulce, acogedora y alentadora. El sueño de Dios es que estemos unidos a Él, que seamos uno en Él, como un solo pueblo".

Catecúmenos católicos en Kuala Lumpur en 2024, en los ritos de presentación
En la parte malaya de Borneo Malayo, 1.125 catecúmenos de la arquidiócesis de Kota Kinabalu reciben el bautismo en Pascua, casi 190 más que en 2024, y unos 330 más que en 2023, un crecimiento que se acerca al 50% en apenas dos años.
En Malasia, de una población de 23 millones de habitantes, el 60% son musulmanes y el 9% cristianos. Los católicos, repartidos en 9 diócesis entre la Malasia peninsular y la isla de Borneo, son en total unos 1,3 millones.
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Pablo J. Ginés/ReL
Estabilidad en Singapur
Desde hace dos siglos hay presencia católica en Singapur, una ciudad-estado con una superficie un poco menor a la isla de Menorca (España). El país tiene 5,9 millones de habitantes, de cultura sobre todo budista y taoísta china. Los católicos oscilan entre 200.000 y 400.000. La Iglesia ofrece a la sociedad el servicio de unos 50 centros educativos, unas 30 parroquias y unas 30 instituciones caritativas.
En 2025 se van a bautizar 966 catecúmenos, además de 172 bautizados en otras denominaciones que se unirán también a la Iglesia Católica esta Pascua. El cardenal William Goh ha presidido las ceremonias de aceptación de candidatos. A veces se celebran distintas ceremonias, por criterios lingüísticos (por ejemplo, una sólo para la comunidad que habla chino mandarín).
En años anteriores también se incorporan a la Iglesia cifras similares de adultos, entre mil y 1.200 cada año.
En el Catholic News de Singapur algunos conversos cuentan sus motivaciones.
Los embalsamadores ejemplares
Así, Queenie Ng, una mujer 42 años, explica que desde los 20 años creía en Cristo, y que había ido a veces a iglesias protestantes, aunque nunca llegó a bautizarse ni a ser discípula de Jesús. Pero hace 6 años, en su trabajo como embalsamadora en una empresa funeraria, conoció a católicos en la Asociación de Ayuda a los Moribundos de San José, una organización de servicios funerarios católicos.
“Aunque la industria funeraria se motiva con las ganancias y puede ser tóxica, los católicos que conocí en la Asociación eran personas sencillas y se conformaban fácilmente”, dijo. “No sirven por dinero, y yo quería ser como ellos”. Tras unos años, dio el paso de hacerse católica.
Cuatro décadas sin acompañar a su esposa a misa: ¡ahora le hace muy feliz!
Otro testimonio es el de Naresh Mahtani, un abogado de 69 años, de origen indio. Supo de Cristo siendo adolescente, y lo admiraba como figura histórica, pero no le gustaba la "religión organizada". "Jesús siempre había sido mi héroe, pero no podía aceptar cómo la Iglesia había participado en persecuciones históricas", dijo Mahtani. "Yo era un defensor del librepensamiento y estaba orgulloso de ello", explica.
Llevaba más de 4 décadas casado con una católica practicante y comprometida, y casi nunca la acompañaba a misa. Se dedicaba a cursos de liderazgo, asesorando a jóvenes y practicando la meditación.
Personas a las que él había ayudado le traicionaron y salieron más problemas. Empezó a conversar en serio sobre Dios, y luego se dirigió a Él en oración.
"Sentí que Él me decía que entrara a la Iglesia y aprendiera sobre ella, en lugar de tirar piedras desde afuera", explica. En la parroquia de San Francisco Javier en Serangoon Gardens aprendió mucho y disfrutó aprendiendo. "Ahora, el momento más feliz de mi semana es ir a la iglesia con mi esposa los domingos", explica.
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