Religión en Libertad

La película «El Guardián» recuerda este episodio histórico; en Polonia se celebra cada año

El milagro de San José y los sacerdotes salvados del campo nazi de Dachau

Una escena de la película polaca El Guardián, un sacerdote dachauita cuenta su paso por el campo nazi

Una escena de la película polaca El Guardián, un sacerdote dachauita cuenta su paso por el campo naziRafael Films

Pablo J. Ginés
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Se estrena en los cines de España e Hispanoamérica la película El Guardián, que en un 80% consiste en la trama romántica de un matrimonio en crisis en la ciudad polaca de Kalisz. Esta trama romántica se basa en una historia real, y sirve para conducir algunos testimonios de personas ayudadas por San José, a veces con milagros.

Kalisz es una ciudad antigua, famosa por su santuario dedicado a San José, con un icono de la Sagrada Familia reconocido oficialmente como milagroso por la Iglesia desde el s.XVIII.

En El Guardian, Robert, esposo y padre, es periodista e investiga historias ligadas al santuario, entre ellas las de los sacerdotes supervivientes del campo nazi de Dachau. La película lo trata de forma intensa y emotiva, pero breve. El llamado "milagro de San José" en Dachau merece ser contado con más detalle.

Los sacerdotes dachauitas: supervivientes de Dachau

Hay en Kalisz allí un espacio museizado que recuerda la historia de los sacerdotes "dachauitas", los que sobrevivieron a su encarcelamiento en el campo nazi de Dachau durante la Segunda Guerra Mundial. La mayor mortandad entre los presos, incluyendo los sacerdotes -que los nazis concentraban en ese campo- se produjo al final de la guerra, en 1945, ya agotados de hambre y maltratos y golpeados por una epidemia de tifus.

Los nazis encerraron en el campo de Dachau a 2.500 clérigos católicos: más de mil murieron allí. Los había de varios países, pero la mayoría eran polacos. La Iglesia polaca tiene contabilizados 1.773 clérigos que pasaron por Dachau, de los que 868 murieron en el campo, algunos por torturas o ejecuciones, la mayoría por agotamiento y tifus.

Por un lado, en la primavera de 1945, veían morir compañeros presos cada día. Por otro, oían las bombas que caían sobre Múnich, no muy lejos. Les parecía que los aliados iban ganando la guerra, pero no sabían si llegarían a ser liberados alguna vez. Veían que miles de presos eran deportados, apenas sin medios, a otros lugares. Sospechaban, y tenían razón, que miles morirían por el camino en esos traslados extenuantes.

Fue entonces cuando los sacerdotes polacos de Dachau, y algunos otros compañeros, decidieron acudir a San José, con una novena y una consagración en grupo, encomendándose especialmente a San José de Kalisz.

Comenzaron a rezar una novena el 14 de abril, se consagraron al santo y prometieron acudir a su santuario si sobrevivían.

Ellos no sabían que ese mismo día Heinrich Himmler firmó la orden de ejecutar a todos los prisioneros de Dachau, para que no hubiera testigos de sus atrocidades. Esta orden firmada se encontró entre los documentos del campo cuando fue liberado.

Siguiendo estas órdenes, los guardianes del campo tenían previsto exterminar a los prisioneros el 29 de abril. Pero ese mismo día llegaron ochenta soldados del 7º Ejército de Patton, una patrulla que llegaba prácticamente por casualidad y para explorar.

En realidad, los americanos no pensaban llegar hasta el día siguiente, 30 de abril. La casualidad, o la intervención celestial, quiso que ese grupo de soldados llegaran tres horas antes de la matanza planeada. Los oficiales de las SS se rindieron rápidamente cuando vieron a los estadounidenses, pensando que se trataba de una fuerza mayor.

Así se salvaron los presos que quedaban en Dachau. Si esos soldados aliados no hubieran tenido el impulso de acercarse a explorar, si hubieran llegado al día siguiente, sólo habrían encontrado miles de cadáveres. Incluso así, liberado el campo, muchos presos estaban tan debilitados o maltratados que murieron en los días siguientes.

Los supervivientes escribieron una hermosa promesa en la que prometían difundir la devoción a San José de Kalisz cuando regresaran a casa. Consideraban que igual que San José salvó al Niño Jesús de Herodes, les había salvado a ellos. Y que había sido un milagro, una intervención celestial.

Conmemoración cada 29 de abril

Desde entonces, cada 29 de abril, los sacerdotes que sobrevivieron al infierno de Dachau celebraron una misa solemne de acción de gracias anual en el santuario de San José en Kalisz. Les llaman "los dachauitas", y dejaron en el santuario muchos relatos, fotografías o objetos de esa época terrible. El último sacerdote dachauita murió en 2013, con 100 años de edad.

Tras la guerra, la Conferencia Episcopal Polaca proclamó ese mismo 29 de abril como el Día Nacional del Martirio del Clero Polaco bajo los regímenes nazi y comunista.

Con motivo del 20 aniversario de la liberación del campo, en el sótano de la iglesia del santuario se fundó una capilla como agradecimiento por este milagro y en memoria de los sacerdotes polacos mártires de Dachau. En una sala cercana se instaló un pequeño museo con documentos de archivo, objetos personales de los sacerdotes y otros recuerdos del campo de concentración.

Ahora, la película El Guardián se suma a los esfuerzos por recordar este "milagro de San José" y la experiencia de los sacerdotes dachauitas. 

En 2023 los Caballeros de Colón promocionaron un pequeño video-reportaje de 5 minutos sobre estos hechos. 

Mantener la dignidad y la humanidad

Guillaume Zeller, periodista autor de La Baraque des prêtres, Dachau, 1938-1945, señala que los nazis concentraron a todos los clérigos en un mismo campo como concesión a una petición del Vaticano. Pero allí buscaban humillarlos y enfrentarlos entre sí.

"No fueron arrestados por ser sacerdotes católicos en el sentido estricto, sino por razones varias. Los [clérigos] alemanes pagaron el precio de su oposición al programa de eutanasia hitleriano, el plan T4. Los sacerdotes polacos eran considerados por los nazis como élites eslavas y los incluyeron entre sus objetivos, como testifican los informes enviados por Heydrich sobre los arrestos llevados a cabo en Polonia en 1940 por los Einsatzgruppen. Los sacerdotes franceses - había 156 en Dachau - fueron deportados por su participación activa en la resistencia interior", detalla el periodista.

"De los 2.720 religiosos, 1.034 - de los cuales 868 polacos - murieron en el campo hasta que éste fue liberado. Pero ellos consiguieron, en conjunto, conservar una increíble dignidad, ante los intentos de las SS, apoyadas por los kapos [presos colaboradores], de deshumanizar y envilecer a los prisioneros".

"Las SS hacían que los detenidos se pelearan entre ellos. El peor enemigo de un deportado era a menudo otro deportado. Ahora bien, en su gran mayoría, los sacerdotes de Dachau no cedieron a este mecanismo. Más bien al contrario, abundan los episodios heroicos", añade el periodista.

"En el invierno de 1944-1945, los deportados fueron diezmados por una epidemia de tifus. Mientras las SS y los kapos abandonaron los barracones infectados, diversas decenas de sacerdotes enfermaron voluntariamente, plenamente conscientes del riesgo que corrían, por ocuparse y consolar a los agonizantes. Varios de ellos murieron así".

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