McGivney fundó los Caballeros de Colón en 1882 y era gran aficionado a este deporte
León XIV y ese gran amor de juventud llamado béisbol: ¿nombrará a Michael McGivney su santo patrón?

A la izquierda, Prevost en un partido de su equipo. En el centro, el Papa, y a la derecha Michael McGivney.
La afición de León XIV por el equipo de béisbol de los White Sox de Chicago empieza a ser conocida, de hecho, hace unos días, el Papa usó la gorra de su equipo favorito en la Plaza de San Pedro.
Sin embargo, a día de hoy, el deporte del béisbol no tiene un santo patrón oficial, aunque bien podría serlo el beato Michael McGivney. National Catholic Register acaba de contar su historia.
McGivney (1852-1890) fundó en 1882 los Caballeros de Colón, organización caritativa nacida en New Haven, Connecticut (EE.UU). Beatificado el 31 de octubre de 2020, su figura está estrechamente relacionada con el béisbol, tanto como jugador como promotor.
Valores profundos en el juego
"Su canonización sería una bendición para el béisbol y para todos los jugadores, entrenadores y aficionados", dice Ray McKenna, veterano capellán de las Grandes Ligas de Béisbol.
El vínculo de McGivney con el béisbol tiene mucho que ver con su infancia y juventud. El fundador de los Caballeros de Colón nació en 1852 en Connecticut, tan solo siete años después de que el Knickerbocker Base Ball Club estableciera en el vecino Nueva York la forma moderna de este deporte tan estadounidense.
Como muchos jóvenes de su edad, McGivney jugó al béisbol durante su infancia. Además, se decía que era bastante bueno. El historiador Douglas Brinkley, autor principal de la biografía del fundador de los Caballeros, Parish Priest , lo describió como "un jugador de béisbol con un talento natural".
La destreza del beato en el campo se refleja incluso en un marcador que tuvo lugar el 20 de mayo de 1872. Fue mientras asistía al Seminario Nuestra Señora de los Ángeles en la Universidad de Niágara, McGivney fue titular en un partido entre seminaristas de Connecticut y Nueva York.
Como párroco de Santa María, en New Haven y Santo Tomás en Thomaston, Connecticut, McGivney organizaba partidos de béisbol en las escapadas al campo parroquiales. Su biografía también indica que pudo haber sido entrenador de tercera base del equipo del consejo de los Caballeros de Colón en Santo Tomás.
"No era un simple observador del béisbol, McGivney pudo haber visto un valor más profundo en este juego", dice Andrew Fowler, especialista en comunicaciones del Yankee Institute for Public Policy con sede en Connecticut, quien ha escrito sobre la conexión del beato estadounidense con el béisbol.
Fowler dijo que el beato McGivney veía el béisbol como "un medio para construir fraternidad y comunidad", por lo que, quizás como era de esperar, la organización que fundó siguió involucrada en el béisbol incluso después de su muerte.
De hecho, los Caballeros formaron clubes y ligas en todo el país en la década de 1890. A principios del siglo XX, la liga de Chicago fue reconocida como la más grande, con 42 equipos y cinco divisiones.
Además, los Caballeros usaron el béisbol para apoyar sus obras benéficas. En las décadas de 1920 y 1930, contrataron a jugadores profesionales para organizar partidos de exhibición por todo el país, y las ganancias se destinaron a los necesitados.
Convertirse en patrón del béisbol
Ahora, McGivney necesita un milagro atribuido a su intercesión para que el Vaticano lo declare santo. Después de ser canonizado, el para entonces San Miguel McGivney necesitaría ser reconocido por la Iglesia como santo patrono del béisbol.
El propio Papa podría declararlo patrono. Hay ejemplos de esto como el del Papa Pío XII en 1950, declarando a Santa Francisca Cabrini patrona de los inmigrantes, o Juan Pablo II en 1999 Santa Edith Stein como copatrona de Europa.
Tener un santo patrono de un solo deporte no es algo inédito. San Luis Scrosoppi, un sacerdote italiano del siglo XIX que animaba a los niños de las escuelas a practicar deportes, fue nombrado santo patrono del fútbol en 2010 por dos obispos europeos con el apoyo de una congregación vaticana.
Si León XIV busca a un santo patrono del béisbol, que según WorldAtlas tiene 500 millones de aficionados en América del Norte, América Central y el Este de Asia, podría ser McGivney.
Por ahora, algunos consideran a Santa Rita de Casia como la patrona no oficial, debido a la película The Rookie de 2002, que cuenta la historia real de un lanzador de 35 años que llega a las grandes ligas confiándose a su intercesión.
Pero, también está Roberto Clemente, jugador del Salón de la Fama de la MLB y un católico convencido, que podría ser algún día canonizado. El veterano jugador de los Piratas de Pittsburgh usó su fama para ayudar a los pobres y murió en un accidente aéreo en 1972 mientras llevaba ayuda a las víctimas de un terremoto en Nicaragua.