Religión en Libertad
Arte del taller de septiembre

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Justo antes de la pandemia, repasando antiguas lecturas, recuperé Unbound, conocido en español como Liberado. Es un libro que ha tenido un gran éxito editorial mundial y que había caído en mis manos en mis primeros años carismáticos, escrito por un católico norteamericano de ascendencia española. No podía sospechar que, al poco tiempo, me llamaría su autor, Neal Lozano, para encargarme la traducción de dos libros que continuaban la estela del primer Liberado.

La lectura y el trabajo con los libros (Resistiendo al diablo y El corazón de Abba) nos impactaron profundamente tanto a Cristy como a mí. Cuando conocimos a Neal, su amabilidad, equilibrio y pasión por el corazón del Padre resonaron hondamente en nosotros. Aprendimos muchísimo de su manera de hacer las cosas y reconocimos en su obrar un lenguaje común, transmitido por personas a las que admiramos y que han sido pioneras en el mundo carismático.

Abordar el tema de la liberación no es fácil en la Iglesia católica. Por un lado, hay quienes ignoran la realidad de la acción del maligno, y otros que la exageran hasta límites insospechados. También se percibe un celo legítimo por la correcta práctica del sacramental del exorcismo y, al mismo tiempo, un temor a dejar que los laicos se adentren en temas de liberación. Existe confusión sobre dónde empieza el sacramental propio del rito que corresponde al ministro ordenado y dónde sigue la acción ordinaria de todo cristiano.

Si lo pensamos bien, todos los días hacemos una oración de liberación cuando decimos “líbranos del mal” en el Padrenuestro. Aspirar a vivir una vida libre en Cristo es algo para todos los cristianos, pues “para ser libres nos libertó Cristo” (Gálatas 5,1).

Muchas veces no solo nos enfrentamos al enemigo, sino también a cadenas de mentira, estructuras mentales, secuencias de pecado y heridas paralizantes que han dejado una huella traumática en nuestra vida. Liberado propone no centrarse tanto en la lucha “peliculera” con el diablo, sino ir a la raíz de lo que nos ata, viviendo un proceso de confesión, renuncia y recuperación de nuestra autoridad de hijos de Dios para pedir la gracia que nos hace libres.

Descubrirlo así es entender que la liberación es un proceso de sanación en el contexto de la evangelización. No podemos descontextualizarla ni convertirla en algo extraordinario, porque es parte de la vida cristiana cotidiana. Quizá este enfoque no venda entradas para películas inspiradas en novelas como las de William Blatty, pero lo que hemos constatado es que es tremendamente efectivo: ayuda a las personas, es simple, conduce a una vida sacramental y no pretende que vayamos por la vida como “superhéroes espirituales”, sino como hijos e hijas que, con confianza, ejercen la autoridad que tienen como bautizados.

Sería interesantísimo profundizar en este tema y dedicarle un post completo, pero aquí quiero centrarme en lo que, para nosotros, es la mayor intuición del ministerio Unbound-Liberado: la clave no es otra que el corazón del Padre, y así se llama también su ministerio (Heart of the Father).

Volver al Padre es el tema del libro El corazón de Abba. El conocido P. James Mallon llegó a decir que este libro es como “leer teología trinitaria en 3D”. Para mí, leerlo ha sido como un profundo retiro espiritual.

El Padre quiere nuestra salvación, y Jesús vino para mostrarnos el camino de vuelta a casa, al hogar del Padre. No hay nada tan profundo, poderoso y hermoso como saber que somos hijos de Dios y vivir como tales. Ese es el poder del que habla Juan 1,12: «Pero a todos los que lo recibieron, a los que creen en su nombre, les dio el poder de ser hijos de Dios».

Paradójicamente, en un mundo huérfano y desesperadamente necesitado de identidad, tenemos un tesoro del que muchas veces no somos conscientes. La bendición del Padre es lo que libera, sana e incluso resucita muertos. Así lo vivía Jesús, y con esa convicción ejercía su ministerio desde el día de su bautismo, cuando el Padre lo confirmó en su misión.

Creo que es urgente recuperar al Padre en la Iglesia. Por supuesto, el Padre está en todo y en la Eucaristía le damos gloria y cada día nos unimos al sacrificio de Jesús. Pero en nuestra vida ordinaria, más allá de desgranar Padrenuestros, nos falta familiaridad con el Padre. Cuando los católicos oramos, la gente invoca a Jesús, a Dios, al Señor o al Espíritu Santo, pero rara vez decimos «padre», «papá» o «papito», como nos enseñó Jesús. A veces pienso que el gran desconocido ya no es el Espíritu Santo, sino el Padre: del que nos acordamos con los labios, pero no siempre con nuestras acciones.

Volviendo a Neal Lozano y Liberado, la clave de su ministerio es algo tan sencillo como pedir la bendición del Padre. Evoca lo que muchos hermanos hispanoamericanos practican en su casa: antes de acostarse o salir a la calle dicen “bendición, papi”, y el padre responde: «Que Dios te bendiga, hijo/hija».

Necesitamos recuperar la bendición del Padre y pedirle a Jesús, una y otra vez, que nos lleve hacia Él para redescubrir nuestra identidad y vivir libres de temor y esclavitud.

Doy gracias a Dios por Unbound y por todo lo que nos ha aportado como ministerio.

 

Ojalá que muchos bautizados puedan conocerlo y que ayude a nuestros pastores a visualizar un camino sencillo, equilibrado y auténtico para hacer de la liberación algo cotidiano y evangelizador.

Del 26 al 28 de septiembre tendremos un entrenamiento de Liberado en Madrid de la mano de Matt Lozano, director de Formación de Heart of the Father Ministries, con más de veinte años de experiencia impartiendo enseñanza en aulas y conferencias alrededor del mundo.

¡No me lo pienso perder!

Inscripción y más información: https://www.riseup.events/unbound-es

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