#Espiritualidad Católica - #Nueva Evangelización - #SoberbiaEscondida
Soberbia disfrazada de amor
🔹San Agustín. Sermón 348, 2🔹

#Espiritualidad Católica - #Nueva Evangelización - #SoberbiaEscondida
El amarse en sí mismo [de forma egoísta] y el agradarse uno a sí mismo, no es amor recto, sino vana soberbia 🔹San Agustín. Sermón 348, 2🔹
▶️En el contexto de la Espiritualidad Católica: San Agustín no está condenando ver y amar, la imagen de Dios que llevamos dentro de todos nosotros. Este amor interior es sano es esencial para el bienestar espiritual. Este amor interior implica cuidarse espiritualmente, valorarse en las virtudes y reconocer la propia dignidad como hijos de Dios. Quien desprecia la imagen de Dios presente en sí mismo, volcará este desprecio a los demás. Sin embargo, el amor propio del que habla San Agustín no es un amor espiritual, sano y limpio. Es un amor centrado exclusivamente en la gratificación personal y el ensalzamiento del ego. Es un amor que excluye a los demás y que se alimenta de la admiración, los aplausos y el reconocimiento externo.
Dios nos ha dado la capacidad de experimentar paz interior. Pero cuando el objetivo principal de nuestra vida se convierte en buscar el placer personal a toda costa, incluso a expensas de los demás, caemos en la trampa del egoísmo. Este "agradarse a uno mismo" se convierte en una forma de idolatría, donde el "yo" se convierte en el objeto de adoración. La clave está en no confundir el amor con la soberbia. San Agustín nos revela que un amor propio egoísta y la búsqueda desenfrenada del placer personal no son verdaderos actos de amor, sino manifestaciones de un orgullo vacío y superficial. La "vana soberbia" es una ilusión que nos impide ver la realidad de nuestra propia imperfección y nuestra dependencia de Dios y de los demás. Nos ciega ante las necesidades de los demás y nos aísla en nuestra propia burbuja de auto-complacencia.
El egoísmo y la soberbia son considerados como una de las más peligrosas raíces de todos los pecados. Cuando nos ponemos a nosotros mismos en el centro de nuestro universo, nos alejamos de Dios y de los demás. Recordemos que debemos amar a Dios sobre todas las cosas y a partir de ese amor, amar al prójimo como a nosotros mismos. San Agustín nos invita a cultivar la humildad, que es el reconocimiento de nuestra propia pequeñez, limitaciones, errores, incapacidad y total dependencia de Dios. La humildad abre el camino a la Gracia y nos permite amar de manera auténtica. Como resumen final, esta frase nos advierte sobre el peligro de convertirnos en nuestros propios ídolos. Cuando nos adoramos a nosotros mismos, nos cerramos a la puerta a Cristo y la Gracia de Dios.
▶️ En el contexto de la evangelización digital. Las redes sociales son un maravilloso caldo de cultivo del individualismo y la auto-complacencia, esta frase nos invita a reflexionar sobre nuestras motivaciones para estar presentes en las redes sociales. ¿Qué buscamos en las redes? ¿Hacernos famosos y que nos aplaudan? Ese no es el camino. Para el evangelización digital podemos utilizar esta frase de San Agustín para ayudar a otros a discernir entre el amor interior sano y la vana soberbia, y a construir relaciones digitales basadas en el amor auténtico y la entrega humilde de los dones y carismas que hemos recibido. También podemos crear contenido que exponga las trampas del egoísmo y que muestre la paz, belleza y la alegría de una vida centrada en Dios y en el servicio a los demás. ¿A qué esperamos? Como hashtag les proponemos este: #SoberbiaEscondida
▶️ Preguntas para reflexionar: ¿Estamos buscando agradarnos a nosotros mismo de forma oculta? ¿Estamos alimentando nuestro ego con la admiración y el reconocimiento externo? ¿Estamos dispuestos a renunciar a tu propia vanidad para amar de manera auténtica?
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