Tu Matrimonio como Dios lo pensó.
¡Un planazo! Comentario para Matrimonios: Mateo 7, 7-12
EVANGELIO
Todo el que pide recibe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los profetas».
Palabra del Señor.
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¡Un planazo!
¿Quién no tiene una preocupación relacionada con el futuro? ¿Qué pasará si…? Puede que viva con miedo o con agobio o me provoque estrés o angustia… ese “qué pasará si…” El demonio quiere que centremos nuestra atención en este tipo de cosas para que no estemos pendientes de lo verdaderamente importante. Muy bien, pues el ejercicio ahora es coger ese motivo que me tiene preocupado, ponerlo en manos del Señor y no volver a darle vueltas, confiado en que Él se encargará. Porque sí, Él se encargará. Y ahora a centrar mi atención en hacer con mi esposo lo que me gustaría que hiciese: Valorarle, conocerle, comprenderle… quererle tal como es. Así y ahora.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Alfonso: Cristina, llevo mucho tiempo pendiente de tus pecados y tus carencias, y ahora quiero descubrir tu misterio y aprender a valorarte más. Voy a apartar mi mirada de lo oscuro, porque eso es obra de satanás y la pondré en lo bello y lo bueno que hay en ti, porque eso es obra de Dios, como dijo la Virgen. Qué mejor estrategia que hacer caso a Ntra. Madre.
Cristina: Gracias, Alfonso. Me quitas un enorme peso de encima. Me encanta tu propuesta. Había ya mucha oscuridad entre nosotros, y estamos tan afanados en mejorarnos mutuamente que no paramos de señalar lo que nos falta o aquello en lo que fallamos. Si te parece, cada cosa que veamos que el otro no hace bien, le pedimos a Dios que Él se encargue, lo dejamos en Sus manos, y nos centramos en valorarnos y conocernos, conocer el don de Dios en nosotros.
Alfonso: Me parece genial. ¡Un planazo para construir un matrimonio!
Madre,
Hacernos responsables de aquello que no está en nuestras manos, nos agobia y nos estresa. A partir de hoy, dejaremos a Dios ser Dios y nos limitaremos a aquello que nos ha encomendado. Alabado sea el Señor que cuida de nosotros siempre, siempre.