EEUU logra colocar la lucha provida en el centro del debate en la ONU entre ataques y duras críticas

El Center for Family & Human Rights (C-Fam), organización provida y profamilia que desarrolla su labor de influencia en el entorno de Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales, ha constatado que la lucha contra el aborto y el cuestionamiento de que sea considerado un derecho está de nuevo en lo más alto del debate en el seno de la ONU debido a la diplomacia provida de la administración Trump de EEUU.

De este modo, C-Fam recoge como por ejemplo en un drástico cambio de opinión, Filipinas e Indonesia retiraron todas las menciones a la “salud sexual y reproductiva” de la resolución anual sobre violencia contra las mujeres que ellos patrocinan cada año en la Asamblea General. El delegado de las Filipinas, quien presentó el borrador para la adopción, resaltó que “nosotros no podemos aceptar ningún texto que aluda al aborto como lícito”.

Las críticas a EEUU por su viraje provida

Ante este cambio de políticas y su traducción en hechos concretos, países europeos y especialmente los nórdicos, y sus partidarios en América Latina, han criticado con dureza a la administración Trump por reactivar la cuestión del aborto en la ONU, un debate que pensaban que habían ganado en 2009, cuando Obama llegó a la presidencia.

Cuando EEUU ha intentado enmendar otras resoluciones—para cambiar el lenguaje acerca de la “educación sexual” y “salud sexual y reproductiva” que los organismos de la ONU usan para promover el aborto y la homosexualidad—estos países críticos aprovecharon la ocasión para atacar a la delegación de EEUU.

Stefano Gennarini, en una intervención en la ONU en la que defendía la vida frente al aborto

“Es esencial que no retrocedamos en nuestros compromisos compartidos. No podemos socavar el marco normativo que sustenta nuestro trabajo”, dijo un delegado de Argentina en nombre de una coalición de países mayormente de Europa y América Latina.

Tal y como recoge Stefanno Gennarini, representante de C-FAM en la ONU, las declaraciones de los críticos de la política provida de los EEUU están siendo extraordinariamente duras y  efectuadas con visible rabia y frustración.  Algunos delegados acusaron a EEUU de “anular” las protecciones para la salud de niños y jóvenes, y de mala fe.

De este modo, la administración estadounidense respondió con las palabras del propio presidente Trump a la Asamblea General en Septiembre: “Los americanos nunca se cansarán de defender a la vida inocente”.

"No existe un derecho internacional para abortar"

“Los Estados Unidos creen en las protecciones legales para los no nacidos, y rechazan cualquier interpretación de los derechos humanos internacionales (tales como el Comentario General 36 en el Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos) para pedir a cualquier Estado parte que proporcione acceso seguro, legal y efectivo al aborto”, indicaba la declaración.

Además, el texto añadía que “cada nación tiene el derecho soberano para poner en práctica programas relacionados y actividades consistentes con sus leyes y políticas. No existe un derecho internacional para abortar, ni existe ninguna obligación por la parte de los Estados Unidos para financiar o facilitar el aborto”.

C-FAM explica, sin embargo, que a pesar de la inusualmente fuerte declaración provida, la administración Trump promovió solamente unas pocas enmiendas menores de carácter provida en las resoluciones de la ONU sobre la infancia y la juventud. Ninguna enmienda fue propuesta en varias resoluciones acerca de las mujeres que incluían los mismos términos controvertidos.

Esta inconsistencia, combinada con el número limitado de diplomáticos de los EEUU comprometidos con la causa provida, probablemente dejaron a los países que podían ser más simpatizantes con EEUU vulnerables a la presión de la UE. La Unión Europea, a diferencia de EEUU, tiene un enfoque sistémico consistente de la “salud sexual y reproductiva” en todas las resoluciones. La UE también respalda su diplomacia en la ONU con presión y ayuda financiera e incentivos a capitales extranjeros. A pesar de esta desigualdad en potencia diplomática, los EEUU tuvieron el apoyo de treinta países, explica Gennarini.