León XIV remata dos días de diálogo interreligioso condenando el fundamentalismo y el antisemitismo

Unos monjes budistas saludan a León XIV durante su recorrido por la Plaza de San Peddro.
La audiencia general en la Plaza de San Pedro se transformó este miércoles en una catequesis con motivo del sexagésimo aniversario de la declaración Nostra Aetate del Concilio Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas.
Se cerraba así un mini-ciclo de diálogo interreligioso patrocinado por la Santa Sede que se abrió el martes con dos actos vespertinos:
- una convocatoria de oración por la paz en el Coliseo de Roma, organizada por la Comunidad de San Egidio, en que el Papa participó junto a dirigentes de otras comunidades religiosas,
- y posteriormente, en el aula Pablo VI, y con los mismos protagonistas a quienes se sumaron miembros del cuerpo diplomático, una conmemoración del documento conciliar.
Diálogo interreligioso vs fundamentalismo
“La esencia del auténtico diálogo religioso [es] un intercambio que se establece cuando las personas se abren unas a otras con sinceridad, escucha atenta y enriquecimiento mutuo”, dijo León XIV, quien puso como ejemplo el diálogo de Jesús con la samaritana en el pozo de Sicar (Jn 4, 5-29), un momento que capta “la esencia misma del diálogo interreligioso: el descubrimiento de la presencia de Dios más allá de toda frontera y la invitación a buscarlo juntos con reverencia y humildad”.
Nostra aetate “nos enseña a tratar a los seguidores de otras religiones no como extraños, sino como compañeros de viaje en el camino hacia la verdad; a honrar las diferencias afirmando nuestra humanidad común; y a discernir, en toda búsqueda religiosa sincera, un reflejo del único Misterio divino que abarca toda la creación”, añadió el pontífice
El Papa consideró hoy “necesario” el diálogo interreligioso “en todas las ciudades del mundo” donde las “diversidades espirituales y de pertenencia” están llamadas “a encontrarse y a convivir fraternalmente”. En su opinión, siguiendo los pasos de la declaración conciliar, “todos los católicos -obispos, clero, personas consagradas y fieles laicos-” deben “participar sinceramente en el diálogo y la colaboración con los seguidores de otras religiones”.

A la conclusión de su catequesis, León XIV invitó a todos a unos momentos de oración en silencio.
De hecho, “cada una de nuestras religiones puede contribuir a aliviar el sufrimiento humano y a cuidar de nuestra casa común, nuestro planeta Tierra. Nuestras respectivas tradiciones enseñan la verdad, la compasión, la reconciliación, la justicia y la paz… Juntos, debemos estar atentos al abuso del nombre de Dios, de la religión y del diálogo mismo, así como a los peligros que representan el fundamentalismo religioso y el extremismo”.
Condena del antisemitismo
León XIV recordó asimismo que la primera orientación de Nostra aetate “fue hacia el mundo judío”, con el que “San Juan XXIII quiso refundar la relación original”: “Desde entonces”, precisó, “todos mis predecesores han condenado el antisemitismo con palabras claras. También yo confirmo que la Iglesia no tolera el antisemitismo y lo combate, en razón del Evangelio mismo”.
Y se felicitó porque, aunque en ese proceso de diálogo con el judaísmo “ha habido malentendidos, dificultades y conflictos”, estos “nunca han impedido la continuación del diálogo”.
En una clara alusión al conflicto en Gaza, señaló que “tampoco hoy debemos permitir que las circunstancias políticas y las injusticias de algunos nos alejen de la amistad, sobre todo porque hasta ahora hemos logrado mucho”.