El cardenal Filoni opina del tema que vertebrará el cónclave, cuánto durará y el perfil que buscarán

Dentro de las muchas declaraciones que se están dando por parte de cardenales electores de cara al cónclave que comienza este 7 de mayo, la del cardenal italiano Fernando Filoni es una especialmente autorizada.

Elevado a cardenal por Benedicto XVI, ocupó durante casi una década la prefectura de uno de los dicasterios más destacados e históricos de la Santa Sede, la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, anterior Propaganda Fide, entre 2011 y 2019. Actualmente ostenta otra destacada responsabilidad como Gran Maestre de la Orden Ecuestre del Santo Sepulcro de Jerusalén, y sus cualidades para el gobierno se han visto reflejadas como nuncio apostólico en países como Irak y Jordania.

La autoridad que le confiere su carrera eclesiástica se complementa con su experiencia diplomática y también en cónclaves anteriores, habiendo participado en el que eligió al Papa Francisco. Conoce profundamente la curia romana, su prefectura le aportó una visión y comprensión global de las dinámicas actuales de la Iglesia y posee una amplia red de relaciones y contactos con otros cardenales. Su figura es considerada por algunos como un símbolo de la firmeza y valentía, al haber sido de los pocos que permaneció en su puesto en pleno bombardeo sobre Irak en 2003.

Por ello cobran relevancia sus recientes declaraciones al Corriere della Sera que vinculan de forma directa a la evangelización con el inminente cónclave y la consiguiente elección del nuevo pontífice.

Preguntado por el “tema central” que está orquestando las discusiones -el prefiere llamarlas conversaciones- entre cardenales, destacó que la forma de “cómo presentar el Evangelio en la realidad que vivimos” está siendo una de las más relevantes en los análisis previos. Algo que, “después de todo, no es un tema solo de hoy”, pues “ha ocupado a todos los últimos pontífices”.

Otra de las novedades aportadas por Filoni es la aparente y progresiva resolución al desconocimiento entre los cardenales electores, cuestión que se lleva comentando durante días.

En realidad, diez días no es poco tiempo, expresó al asegurar que aunque “quizá no en profundidad”, los cardenales ya se van conociendo: “No sólo cuando cada uno intervino [en las Congregaciones generales], sino también todo el tiempo que pasamos juntos, en tantos momentos de encuentro fraterno”.

Preguntado por otros temas de análisis en un contexto de polarización, Filoni asegura que los cardenales “no discuten”, sino que “cada uno presenta su propio punto de vista, incluso representando a su propio país. Las distintas intervenciones son como piezas de un mosaico que se va componiendo, esa es la riqueza. No hablamos de teorías, sino de la realidad en la que vive la Iglesia”.

La crisis de fe es otro de los temas que “siempre están ahí” y a su juicio no solo ahora, sino “en la historia de la Iglesia, desde la crisis de fe de Pedro”. Por ello invita a “no hacer de ello un mito, como si existiera una realidad completamente distinta a la del pasado”, aunque, como entonces, “también hoy es necesario dar una respuesta”.

¿Un perfil para el próximo pontífice?

Filoni asegura que el diagnóstico e “idea” del pontificado de Francisco ya ha sido puesto sobre la mesa, como también “la realidad histórica en la que nos encontramos” y “lo que nos espera”. Aspectos que van conformando una idea del perfil que debería presentar el próximo pontífice y que el cardenal sintetiza en una serie de cualidades básicas:

“Tendrá que tomarse en serio esta situación [la crisis de fe] y ser una persona capaz de afrontarla. Pero eso por sí solo no resolverá los problemas. Es necesario que se apoye en sus hermanos, en el Colegio Cardenalicio, en la Curia Romana, en los obispos, en las nunciaturas, en las parroquias, en las asociaciones”.

Los cálculos no bastan… y será rápido

Preguntado por aspectos más definitivos, como el proceso por el que un cardenal “se hace una idea” del nombre a elegir, comenta que “los cálculos están y deben estar ahí”, pero que también hay espacio para “el misterio de la gracia”.

El cónclave, concluye, “no es un retiro espiritual: las dos primeras votaciones son orientativas, luego empezamos a sacar conclusiones. Cuando votamos no hablamos, pero después comemos juntos, convivimos, comparamos notas… Tomará dos, tres, cuatro días, ya veremos. Pero lo cierto es que los cálculos no son suficientes. En una visión de fe, el misterio de la Gracia permanece. ¿Por qué Jesús elige a Pedro? ¿Alguien podrá responder alguna vez?”.