Para llevar a Cristo, el Papa apunta por dónde empezar: «Rezar es la primera acción misionera»

El misionero lleva esperanza con Jesucristo como modelo y compartiendo la vida de aquellos a quienes lleva la Buena Nueva.
La Santa Sede dio a conocer este jueves el mensaje del Papa para la nonagésimo novena Jornada Misionera Mundial, que se celebrará el próximo 19 de octubre bajo el lema Misioneros de esperanza entre los pueblos. Coincidirá así en su intención y planteamiento con el Jubileo de 2025, convocado también bajo el signo de la esperanza.
Cristo, el modelo
El lema de la Jornada "recuerda a cada cristiano y a la Iglesia, comunidad de bautizados, la vocación fundamental a ser mensajeros y constructores de la esperanza, siguiendo las huellas de Cristo". Él es el modelo, porque "en la sinagoga de Nazaret declaró el cumplimiento de la Escritura en el 'hoy' de su presencia histórica" y así "se reveló como el enviado del Padre con la unción del Espíritu Santo para llevar la Buena Noticia del Reino de Dios".
Cristo hizo el bien "devolviendo la esperanza en Dios a los necesitados y al pueblo", y "experimentó todas las fragilidades humanas, excepto la del pecado... De esa manera, se convirtió en el divino Misionero de la esperanza, modelo supremo de todos aquellos que, a lo largo de los siglos, llevan adelante la misión recibida de Dios, incluso en las pruebas extremas".
Ese ministerio del Señor lo continúan hoy "sus discípulos, enviados a todos los pueblos y acompañados místicamente por Él... La Iglesia, comunidad de los discípulos-misioneros de Cristo, prolonga esa misión ofreciendo la vida por todos en medio de las gentes", aun teniendo que afrontar "persecuciones, tribulaciones y dificultades" y "sus propias imperfecciones y caídas, a causa de las fragilidades de sus miembros".
Crisis de lo humano
"Los cristianos están llamados a transmitir la Buena Noticia compartiendo las condiciones de vida concretas de las personas que encuentran", prosigue Francisco, y en particular los misioneros ad gentes, "que, siguiendo la llamada divina, han ido a otras naciones para dar a conocer el amor de Dios en Cristo": "¡Gracias de corazón! Sus vidas son una respuesta concreta al mandato de Cristo resucitado, que ha enviado a sus discípulos a evangelizar a todos los pueblos", agradeció.
Esto incluya las zonas más desarrolladas, porque muestran "síntomas graves de crisis de lo humano: un sentimiento generalizado de desorientación, soledad y abandono de los ancianos; dificultad para estar disponibles a ayudar a quienes nos rodean... Está decayendo la proximidad; estamos todos interconectados, pero no estamos en relación. La eficiencia y el apego a las cosas y a las ambiciones hacen que estemos centrados en nosotros mismos y seamos incapaces de altruismo". Frente a esto, "el Evangelio, vivido en la comunidad, puede restituirnos una humanidad íntegra, sana, redimida... A través del contacto personal podremos transmitir el amor del Corazón compasivo del Señor".
La oración es lo primero
En esta tarea es prioritaria la oración, señala el Papa: "Los misioneros de esperanza son hombres y mujeres de oración". Puso como ejemplo al cardenal vietnamita François-Xavier Nguyen Van Thuan (1928-2002), "que mantuvo viva la esperanza en la larga tribulación de la cárcel gracias a la fuerza que recibía de la oración perseverante y de la Eucaristía".
"No olvidemos que rezar es la primera acción misionera", recalca el pontífice: "Por eso, renovemos la misión de la esperanza empezando por la oración, sobre todo la que se hace con la Palabra de Dios y particularmente con los Salmos, que son una gran sinfonía de oración cuyo compositor es el Espíritu Santo".