María San Gil: «No podemos dejar pasar la más mínima ocasión de defender aquello en lo que creemos»

Los días 14, 15 y 16 de noviembre se celebra en Madrid el 27º Congreso Católicos y Vida Pública.

María San Gil, vicepresidenta de la Fundación NEOS, es codirectora del congreso, sobre el que conversamos con ella.

-¿Cómo cree que su experiencia en la política y su fe católica se complementan en su papel como codirectora del Congreso Católicos y Vida Pública?

-Bueno, yo creo que, en general, en la vida de todas las personas, todas sus diferentes actividades terminan complementándose entre sí. Es verdad que durante muchos años me dediqué a la política, luego tuve una conversión muy fuerte después de un retiro de Emaús y ahora que Alfonso Bullón de Mendoza me nombró codirectora del Congreso toda esa experiencia previa me sirve a la hora de intentar hacer, desde el año pasado y este, dos congresos extraordinarios. 

»Ahora, quizá habría que preguntarle al presidente de la ACdP por qué me nombró, porque él sabrá por qué entendió que todas esas circunstancias vitales mías podían ser interesantes a la hora de organizar Congreso Católicos y Vida Pública.

-¿Qué objetivos específicos tiene este congreso en cuanto a la formación de los asistentes y la promoción de la fe católica en la sociedad?

-Bueno, es un Congreso Católicos y Vida Pública. Entonces, yo creo que no tenemos que perder de vista el origen hace 27 años de este congreso, que es que los católicos tengamos muy claro que tenemos que estar presentes en la vida pública en todos los aspectos. Y este año hemos centrado el tema en el tema de la esperanza, porque estamos en el año del Jubileo de la Esperanza, y tenemos un congreso en el que van a participar personas que tienen una perspectiva muy interesante de lo que está ocurriendo en el mundo. 

»Entonces, el católico tiene que saber lo que ocurre en el mundo para luego posicionarse en función de su fe y sus creencias y la Doctrina Social de la Iglesia, pero tenemos que saber en qué sociedad vivimos. Y creo que los ponentes nos van a dar un abanico muy interesante.

-¿Por ejemplo?

-Tenemos varios ponentes internacionales, como Kevin Roberts (presidente de la Fundación Heritage), que es norteamericano; Sophia Kuby (directora de Relaciones Estratégicas y Capacitación de ADF Internacional), que es alemana; participa Agustín Laje (fundador y presidente de la Fundación Libre), argentino; y tenemos a Lorent Saleh, venezolano defensor de los derechos humanos y Premio Sajarov 2017. Por supuesto, también van a participar varios españoles. 

»Yo creo que esa visión global de lo que está ocurriendo en el mundo nos ayuda a los católicos a posicionarnos. 

»Y luego, otro tema interesante es que no solamente nuestra presencia tiene que ser en la vida pública, sino que además tiene que ser desde nuestra fe. Y, por eso, en este congreso, damos gran importancia a “la pata espiritual”. El año pasado empezamos con el tema de la adoración de Hakuna y con las confesiones, y este año hacemos algo que yo creo que es importantísimo, que es exponer al Santísimo desde el viernes a las cuatro de la tarde.

-¿Cómo se puede involucrar a los jóvenes en el congreso y en la vida de la Iglesia?

-No hay actividades específicas para los jóvenes, porque entendimos que a los jóvenes hay que tratarles como adultos. Entonces hacemos una cosa que es complicada, que es intentar, sobre todo, la tarde del sábado, que los ponentes sean interesantes tanto para gente no tan joven como para gente joven.

»Es verdad que luego está la adoración de Hakuna, que eso es muy específico quizá de los jóvenes, en la que también los mayores disfrutamos muchísimo, y luego hay una cena con hamburguesas y hay un concierto donde la gente baila, pero es que los mayores también bailamos. 

»Y es un momento que yo diría que es más de convivencia intergeneracional, lo cual me parece que es muy interesante, porque nosotros vemos cómo los jóvenes se están haciendo paso y se están labrando un camino y están buscando hacerse su hueco en la vida pública a través de su fe, y ellos ven cómo los mayores vivimos nuestra fe desde una madurez y una serenidad mayor. Entonces, intentamos compaginar distintas edades, pero con inquietudes y necesidades muy parecidas.

-En el Manifiesto del Congreso se afirma que sin la virtud cristiana de la esperanza que descansa las promesas de Dios, dejamos de ser los portadores de la luz que tanto necesita el mundo hoy. ¿Cómo crees que los católicos pueden vivir y transmitir esa esperanza en un mundo cada vez más complejo y desafiante?

-Vivimos en un mundo complejo y desafiante, pero estoy segura de que todas las generaciones han tenido sus momentos complejos y desafiantes. Creo que lo primero es decir: estoy aquí y estoy ahora, ¿qué me toca hacer? Pues el momento es complicado, sí, pero eso no hace más que apelar a mi responsabilidad en este momento como católico. Siempre se dice que “los hijos de las tinieblas son más sagaces que los hijos de la luz” (Lc 16, 8).

»¿Qué tenemos? Pues que transmitir la luz de la esperanza, la luz del Evangelio, la luz de la Palabra de Dios. Y yo creo que eso es tan fuerte, es tan potente, que nos llena de fuerza y de capacidad para hacer frente a todo lo que viene. No somos políticamente correctos, no se nos entiende en muchos ámbitos y nos están como haciendo creer además que nuestra fe se tiene que vivir de puertas adentro, que tenemos que vivirla en casa, que tenemos que vivirla en las sacristías o en las iglesias.

»Y yo creo que, al revés, nosotros tenemos que estar en la vida pública, pero no solamente quien está en política, sino en la empresa, en la escuela, en la universidad, en la familia y con los amigos. Yo digo que lo más difícil es un viernes por la noche, en una cena, tener argumentos para defender la vida, por ejemplo. Y creo que nosotros no podemos dejar pasar la más mínima ocasión de defender aquello en lo que creemos y por eso somos portadores de luz y esa luz cada vez tiene que brillar más.