El régimen de Maduro no deja viajar al cardenal Porras: «Trato humillante»

Este miércoles 10 de diciembre, el cardenal Baltazar Porras, de 81 años, arzobispo emérito de Caracas, se disponía a viajar a Bogotá (Colombia) desde el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía (Venezuela), cuando agentes de la policía migratoria le confiscaron el pasaporte y se lo anularon.

El objetivo del cardenal venezolano era tomar en Colombia un vuelo a Madrid para luego llegar a Toledo, donde participaría en la solemne ceremonia que le investiría como Protector Espiritual de la Orden de San Lázaro en Venezuela. Junto al purpurado se encontraban el Gran Prior José Antonio Rodríguez y su esposa, a quienes sí se les permitió abordar el avión.

El Gran Priorato de la Orden Militar y Hospitalaria de San Lázaro de Jerusalén en Venezuela difundió una nota asegurando que el cardenal “fue sometido a un trato humillante” por las autoridades del aeropuerto, que "retuvieron injustificadamente a Su Eminencia el Cardenal Porras y al Gran Prior con su esposa". Protestan por "la confiscación y anulación del pasaporte venezolano del cardenal, impidiéndole abordar el vuelo pautado hacia Bogotá, con conexión a Madrid", explicó la entidad que le invitaba.

Más aún: el cardenal mostró también su pasaporte del Estado Vaticano, que suelen tener los cardenales y es reconocido por la inmensa mayoría de países, también por Venezuela. Pese a eso, no se le permitió embarcar.

"El cardenal fue sometido a un trato humillante, incluyendo requisa de sus efectos personales y vestimenta, con la utilización de perros antidrogas, mientras su equipaje fue removido del avión”, añade el documento.

Violando el Derecho Internacional y la Convención de Viena

La Orden considera que se trata de una "violación flagrante" del Derecho Internacional y las normas diplomáticas de la Convención de Viena. Anuncia además que se ha elevado una denuncia a la Secretaría de Estado del Vaticano para que transmita "protesta formal ante las autoridades venezolanas por la violación de las prerrogativas diplomáticas de Su Eminencia el Cardenal Baltazar Porras". Y propone que la Santa Sede exija "la restitución inmediata de los documentos confiscados y la garantía de libre tránsito internacional".

El mismo cardenal Porras escribió una nota dirigida a los obispos venezolanos, explicando que los policías, al revisar su pasaporte, le dijeron que ¡aparecía como difunto en el sistema de identificación! El purpurado detalla que fue escoltado por soldados incluso al ir al baño, los mismos soldados que le impidieron viajar.

El cardenal aprovecha para hacer un comentario sobre el poder en Navidad.

"Estamos en tiempos navideños. La fuerza está en la debilidad del pesebre, en la fragilidad de la verdad que se construye en paz, sin violencias y sin abusos. La esperanza pasa por el trabajo continuo por el bien de todos, principalmente de los excluidos", escribe en su nota.

Desde hace semanas, el cardenal Porras sufre críticas y atropellos por parte de autoridades del régimen, incluyendo al líder, Nicolás Maduro, y al Ministro de Justicia, Diosdado Cabello Rondón.

En octubre, cuando fueron canonizados los primeros santos de Venezuela (el médico San José Gregorio Hernández y la religiosa Santa Carmen Rendiles), el cardenal, desde Roma, habló a favor de acabar con la persecución política en Venezuela y la liberación de las miles de personas detenidas por motivos ideológicos.

Este hecho ocurre en medio de las tensiones entre Venezuela y Estados Unidos, quien habla de una ofensiva contra el narcotráfico (bombardeando lanchas sin ninguna legalidad ni criterio policial, y con tropas en el Caribe) y mientras en Oslo, Noruega, se dudaba sobre si podría recoger el Premio Nobel de la Paz la opositora María Corina Machado (lo recogió su hija, y ella llegó después).

Porras, premiado por ReL en 2019

Porras es cardenal desde 2016. Recibió en 2019 un Premio Especial América de ReligionEnLibertad por su labor en defensa de la persona y la libertad, destacando su rol como "cardenal de la libertad" frente a la situación del país y los ataques del gobierno de Maduro. 

El cardenal no pudo acudir en 2019 a recoger el premio en Madrid porque coincidía con trabajos del Sínodo de la Amazonía, pero envió un mensaje en el que hablaba de Venezuela, "donde vivimos desde hace años una gravísima crisis socio-política y ético-religiosa que pretende cambiar los valores de convivencia de la población venezolana" y señalando, con los otros obispos, "una solución pacífica que respete la dignidad de la persona humana, y haga efectiva la igualdad y libertad necesarias para que la población, toda ella sin distinción, pueda vivir en paz".