José Luis Restán: Benedicto XVI, el Papa que nos lleva de la mano

José Luis Restán Martínez, Director Editorial de Ábside Media y experto en temas religiosos, analiza las homilías privadas del Papa Benedicto XVI en "El Señor nos lleva de la mano", un libro publicado por Ediciones Encuentro que nos recuerda que la Iglesia no puede encerrarse en sí misma, sino que debe salir al encuentro del mundo. 

Restán, con una larga trayectoria en medios de comunicación y una sólida formación en periodismo y teología, ha seguido de cerca la vida y el pontificado de Benedicto XVI, y ha escrito varios libros sobre él, incluyendo "Diario de un pontificado" (junio de 2008), "Diario de un pontificado 2008-2011" (noviembre de 2011) y "Diario de un pontificado 2011-2013. Padre hasta el final" (marzo de 2013), todos ellos publicados por Ediciones Encuentro. 

Restán destaca aquí los valores de Benedicto XVI, como su humildad, su amor por la verdad y su compromiso con la fe, que lo convirtieron en un líder espiritual y un testigo de la esperanza en un mundo complejo. Ha compartido en diversas ocasiones su visión sobre los orígenes de Ratzinger en una familia católica y su educación en un entorno de fe y cultura, su pasión por la música y la literatura, y su compromiso con la justicia y la verdad...

-¿Qué te llama la atención del libro "El Señor nos lleva de la mano" de Benedicto XVI?

-El cuidado, el esmero, con el que un hombre gigante, desde el punto de vista intelectual, desde el punto de vista de su teología, realizaba y escribía unas homilías que iban a oír al final un puñadito de personas y que no iban a trascender al gran mundo ni al gran Pueblo de Dios. Simplemente era su pequeña familia, y él le dedicaba un cuidado extraordinario, como si estuviera en una catedral predicando.

-¿Cómo crees que las homilías de Benedicto XVI pueden ayudar a los lectores a profundizar en su fe?

-Estas homilías, como todas las de Benedicto XVI (Joseph Ratzinger), pueden ayudarnos a profundizar en la fe, porque Ratzinger es un testigo de la fe, que además despliega una potencia de la razón, iluminada por la fe, que es impresionante y que conecta todo el tesoro inmenso de la tradición católica con los problemas del presente, con las grandes preguntas, con las grandes inquietudes, con la vida cotidiana y también con los problemas históricos. Esa conexión es luminosa en la predicación de Joseph Ratzinger y también en estas homilías.

-¿Qué destacas de la forma en que Benedicto XVI explica la Palabra de Dios?

-Benedicto XVI explica la Palabra de Dios, en primer lugar desde un conocimiento que es de un rigor técnico imponente, ahí está su trilogía sobre Jesús de Nazaret, pero al mismo tiempo de una sencillez que desarma. 

»Es decir, es un hombre que se pone frente al Misterio de Cristo, que se manifiesta en Su Palabra, y frente a la Historia de la Salvación, que se manifiesta en toda la Sagrada Escritura, también en el Antiguo Testamento, con un corazón sencillo y con una inteligencia abierta, que también sabe ser especulativa, indagatoria. 

»Y, en ese sentido él explica la Palabra de Dios no de una manera erudita, pero sí con un rigor y con una capacidad técnica, con una fidelidad al texto, que no hace concesiones ni al sentimentalismo, ni a ningún tipo de pseudomisticismo.

»Es la Palabra de Dios tal como ha surgido en la historia, tal como el Señor se la ha donado primero al pueblo de Israel, después a la Iglesia, y para que ella la convierta en su alimento cotidiano.

-¿Cómo crees que las homilías de Benedicto XVI pueden ser útiles para los sacerdotes y los laicos en su vida diaria?

-Pueden ser útiles -naturalmente- para los sacerdotes, en el sentido de que pueden ser una referencia sobre cómo predicar. Esto me parece precioso, sin alargarse innecesariamente, sin buscar artificios, sin necesidad de buscar falsas modernidades, ni tampoco falsos arcaísmos, sino realmente la Palabra de Dios viva y presente en su Iglesia. 

»La Palabra de Dios, también entregada a través del comentario y la experiencia de los santos y de los grandes Padres de la Iglesia, de los que fue gran conocedor y devoto seguidor.

»Y en cuanto a los laicos, en nuestra vida cotidiana, como ya he dicho antes, Benedicto XVI tiene la gran virtud, o el gran don, de mostrar la conexión inmediata que existe entre la predicación de la Iglesia y las preocupaciones, las inquietudes, los interrogantes de la gente corriente, de la gente-gente, en este sentido, también de una gran ayuda.

-¿Qué mensaje piensas que Benedicto XVI quiere transmitir a través de estas homilías?

-Son muchas cosas, al final es el mensaje de la Iglesia, el gran anuncio de la fe, que se va desplegando en función de los tiempos litúrgicos, de las festividades de los santos, etcétera, etcétera.

»Pero si hubiera que resumirlo está en el título de este libro, que “el Señor nos lleva de la mano”, que el Dios de Jesucristo no es un Dios lejano, que esté en su Cielo solemne y que nos deja aquí bregar con las dificultades de la historia y de la carne, sino que ha querido, justamente (es lo que celebramos en estos próximos días de la Navidad) hacerse carne, entrar en la historia, compartir nuestras penalidades, nuestras fatigas, nuestros dolores, pero también nuestras esperanzas, nuestro deseo para llevarlo a cumplimiento. Y eso es lo que realmente transmite Benedicto XVI en estas homilías.

-¿Cómo crees que las Memores Domini, la comunidad de consagradas que atendieron a Benedicto XVI, contribuyeron a la publicación de este libro?

-Creo que las Memores Domini, que le atendieron tanto durante su pontificado como después, en el tiempo posterior a su renuncia, han contribuido de la manera más sencilla, es decir, viviendo con él, compartiendo la mesa, la oración, los momentos de enfermedad, los ratos de recreo, los paseos, el gusto de la comida, porque todo eso forma parte de la experiencia humana, del gozo de vivir, que yo creo que era algo muy potente en Benedicto XVI. 

»Y ellas estaban allí a su lado, en esos momentos en que no estaban las cámaras ni estaban las multitudes. De esa compañía, discreta y sencilla que le hacía patente lo que es una vida dedicada al Señor y marcada por la fe, seguro que se han derivado un estilo, un modo de hablarles, cuestiones concretas que le habrán surgido de la convivencia cotidiana con ellas, para desplegar esta predicación en el día a día.

-¿Qué recomiendas a los lectores que están considerando leer "El Señor nos lleva de la mano"?

-A los lectores que estén considerando leer este libro les diría es que no duden, porque es un libro que además se puede leer de cualquier manera, es decir, no hace falta empezar por la primera página y terminar por la última, se puede empezar por cualquiera, tiene un índice muy útil porque nos sitúa en los momentos litúrgicos o en las grandes fiestas.

»Uno puede buscar aquello que en principio piense que más le puede ayudar, que más le puede interesar, empezar por el centro, seguir por el final, volver al principio… 

»Además, no hace falta ningún tipo de competencia ni de formación especial, lo que sí hace falta es un corazón abierto, deseoso, de encontrar el anuncio del Evangelio y la predicación de la Iglesia, la historia de la Iglesia también, que es muy importante en esta predicación porque el Papa tenía una gran conciencia de que el encuentro con Cristo ha dado lugar a una historia en el tiempo y en el espacio.

»De ahí toda su atención a los grandes santos, a las vicisitudes de lo que ha pasado en la vida de la Iglesia, tanto en los momentos gloriosos y brillantes como en los momentos de decadencia, porque a través de todo eso se manifiesta la implicación de Dios con el hombre, este llevarnos de la mano.

(En el vídeo del final: I Encuentro sobre Benedicto XVI con José Luis Restán, presidente del Grupo Ábside Media, Colegio San Ignacio de Loyola. Madrid, 2023.)