Jueves, 25 de abril de 2024

Religión en Libertad

Hidilyn Díaz bate el récord mundial de halterofilia y muestra dos medallas: la de oro y la Milagrosa

Hidilyn Diaz, récord mundial de halterofilia, muestra sus dos medallas - la de oro y la Milagrosa
Hidilyn Diaz, récord mundial de halterofilia, muestra sus dos medallas - la de oro y la Milagrosa

P.J.G/CariFilii

En 1830, en la capilla de la Rue du Bac de París, la Virgen María se apareció a la religiosa Catalina Labouré y le pidió que hiciera unas medallas para difundir. Pedía que en la medalla se viera una M, una cruz sobre una barra, un corazón de Jesús rodeado de espinas y uno de María traspasado por una espada. En torno, doce estrellas, como en la escena de la mujer vestida de sol del Apocalipsis.

La Virgen prometió a Santa Catalina: “Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza”. Así nació la devoción de la Medalla Milagrosa, muy difundida por los religiosos y religiosas de la familia paúl o lazarista.

Ahora, en los Juegos de Tokio de 2021, Hidilyn Díaz, levantadora de pesos, llevando esta medallita, ha recibido unas gracias que han llenado de alegría a todos en su país, Filipinas. Por primera vez en los 97 años que lleva Filipinas asistiendo a los Juegos Olímpicos, el país gana una medalla de oro. Y Hidilyn, ante la prensa y en el podio, enseña dos medallas: la de oro y la de la Virgen.

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Zamboangueña, entrenando con garrafas de agua

Hidilyn ha sufrido un estricto confinamiento, como muchos otros en Filipinas. Aunque es originaria de Zamboanga, ciudad donde aún mucha gente habla español zamboangueño, durante el confinamiento ella quedó aislada en Malasia sin acceso a ningún material de entrenamiento, y entrenó con palos y garrafas de agua que usó como peso, y confiada en la oración de muchos.

En Tokio ha logrado levantar 224 kilos (97 kg en arranque y 127 en a dos tiempos): récord mundial en la categoría de 55 kilos en halterofilia.

A sus 30 años, mientras sonaba el himno de su país, en el podio alzó la medalla de oro, pero también la Medalla Milagrosa de la Virgen. Al escuchar con emoción el himno nacional de Filipinas, levantó el dedo señalando al cielo, agradeciendo a Dios por este logro.

En la revista Rappler declaró al día siguiente: “No esperaba levantar eso ayer. Supongo que fue gracias a Dios y a todas las personas que rezaron por mí ayer. Estoy agradecida a todos los que rezaron e hicieron la novena”.

En Spin.Ph detalló que una amistad suya le había dado la medalla y había rezado una novena por ella. “Rezó una novena durante nueve días, luego yo también hice una novena. Fue una señal de oraciones y fe en Mamá María y Jesucristo”, explicó.

Tras tantas dificultades con la pandemia y el entrenamiento, Hidilyn Díaz saca una conclusión: “Estamos en una pandemia, las Olimpiadas son imposibles. Pero aquí estamos ahora. Así que podemos hacerlo. No te rindas. Sean cuales sean los desafíos y las pruebas, recemos a Dios, Él nos guiará”, exhortaba la campeona en ABS-CBN News.

Y entrevistada en Cignal TV añadía: “Me sorprendió haber hecho eso. Dios es excepcional”.

Los obispos agradecen su devoción mariana

El presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Filipinas (CBCP) y Arzobispo de Davao, Romulo Geolina Valles, indicó en un comunicado que la Iglesia en el país felicita con “gran orgullo y alegría” a la joven por su “actuación histórica”. Valles señaló que su victoria fue capturada en fotos donde luce la “Medalla Milagrosa de Nuestra Señora en su pecho” y subrayó que admiran “su devoción a la Santísima Madre mientras llevaba en su victoria su gran fe en Dios”.

“Hidilyn es una verdadera levantadora de pesas que saca su fuerza de su amor por el país y su profunda fe católica”, agregó.

En 2018, la joven fue invitada a dar su testimonio durante la 5ª Conferencia Filipina de Nueva Evangelización, donde explicó cómo su fe la ayudó a superar varios desafíos que atravesó durante su vida como atleta.

“Sentí un vacío, no entendía cuál era el propósito de mi vida y por qué practicaba levantamiento de pesas. Ese tiempo también fue mi viaje con Dios donde llegué a conocerlo personalmente. Aprendí a orar porque antes no sabía cómo hacerlo. Luego le confié todo a Dios porque entendí que hay un propósito por el que estoy aquí, por qué estoy en el levantamiento de pesas”, indicó ese año.

(Publicado originariamente en el portal de noticias marianas CariFilii.es)

 
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