Martes, 08 de octubre de 2024

Religión en Libertad

Aborto: todos nos hacen falta

Ecografía de un embarazo.
Desde el momento de la concepción, la madre lleva dentro de sí un ser humano que a todos nos hace falta. Foto (contextual): Dave Goudreau / Unsplash.

por María García de Fleury

Opinión

En algunos países, la pena de muerte para violadores, asesinos, terroristas y criminales está prohibida, pero a un inocente, a un no nacido, a un ser vivo que no puede defenderse, sí se le puede aplicar la pena de muerte dentro del vientre de su madre, que es el lugar donde debería estar más seguro.

Se pretende ignorar el hecho biológico probado de la existencia de una vida desde el momento de la concepción y que la criatura ya se encuentra con todas sus características humanas.

El aborto va mucho más allá de ser un problema religioso: es un problema humano, porque se está eliminando una vida humana.

Una mujer no necesita abortar cuando su embarazo es no deseado o presenta complicaciones, lo que necesita son políticas públicas y acompañamiento social que la protejan y le garanticen una maternidad segura y saludable. Necesita profesionales que valoren y defiendan la vida y promuevan la adopción como una opción para aquellas madres y parejas que han pensado abortar.

No se puede hablar de apoyo a la mujer y de respeto por la vida humana cuando se buscan salidas lucrativas pero moralmente inaceptables como el aborto, una salida solo 'aparentemente' fácil, pues en todo aborto existen una serie de posibles complicaciones de las cuales no se habla.

No existe un aborto seguro. Por un lado, complicaciones físicas, como hemorragias, o problemas mentales, sobre todo de ansiedad, depresión o tristeza en diferentes grados (desde leve hasta ataques de pánico). Y, por otro lado, un sentimiento de culpabilidad por pensar que podría haber hecho las cosas de forma diferente.

Otros síntomas psicológicos frecuentes en las mujeres que abortan son la confusión, los cambios frecuentes de ánimo, las expresiones de molestia, rabia o irritabilidad, el insomnio, la falta de energía, el miedo a no recuperarse nunca de la pérdida o a no poder reproducirse, el surgimiento de problemas familiares y de pareja, como el descenso de la líbido, la falta de intimidad, los problemas de comunicación...

Todo esto, amigos, porque el problema es que el embarazo no sólo se gesta en el cuerpo, sino también en la mente de la mujer, y estas cosas no se le dicen a la mujer antes de abortar.

Hoy queremos rendir tributo de agradecimiento a mujeres cuyos nombres quizás no conocemos, pero que son unas verdaderas heroínas, pues aun en medio de situaciones muy difíciles que tuvieron que vivir, tomaron la decisión de no abortar y de tener sus hijos a pesar de todo.

Ellas son las mamás de grandes cientifícos como Albert Einstein y Marie Curie; de grandes líderes del mundo como Juan Pablo II, Martin Luther King o Gandhi; de grandes músicos como Mozart Beethoven; de cantantes como Andrea Bocelli Céline Dion; de humoristas como Chespirito; de directores de cine y actores como Jack Nicholson; de grandes jugadores de fútbol como Tim Tebow o Cristiano Rolando... por nombrar solamente algunos pocos. Estas valientes mujeres han hecho que el mundo sea mejor y más grato.

Preguntémonos: ¿cuánto niños abortados podrían haber crecido y encontrado la cura para distintos males físicos, o descubrir o inventar lo que serían grandes avances científicos, o ser medicos, músicos, actores, cantantes, deportistas, héroes, heroínas…?

Sí, es verdad que también han nacido niños que, al crecer, le han hecho mucho mal a su sociedad y al mundo. Estamos seguros de que esa maldad que lograron desarrollar en sus vidas hubiera podido ser contrarrestada con una vida donde se transmitiera el amor de verdad y la educación los hubiera encauzado hacia otras actividades que no tuvieran que ver con violencia y faltas de respeto a los demás.

Cultiva la esperanza en tu corazón: cada niño o niña que comienza a vivir en el seno de una mujer es un regalo que Dios le hace a todos. Contribuye como ciudadano o como político a que las leyes ayuden a las personas a tomar las mejores decisiones. Admira el valor de las madres que aceptan seguir llevando adelante su maternidad. Apóyalas. No separes el valor de la sexualidad humana de su responsabilidad con respecto a la vida. Nadie tiene el derecho a decidir sobre la vida, ni siquiera la madre, porque ambos -madre y niño- son seres diferentes, cada uno tiene su propio código genético.

Hoy harían falta muchas personas que contribuirían a la paz, el desarrollo, la ciencia de nuestra planeta. Pero no están aquí porque nosotros no las dejamos entrar a la vida. Las abortamos. Las asesinamos antes de que nacieran.

Hoy harían falta porque sus cerebros, capacidades y habilidades podrían estarle dando un nuevo impulso a la vida. Confía en la fuerza del amor. Rechaza la violencia a través de nueva violencia. Cuenta con la ayuda de Dios, que cuida de la vida de todos. ¡Porque con Dios siempre ganamos!

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