Católicos EEUU y marginalización de la religión

Esta pasada Navidad ha dejado claro que aunque la clase política de todo el mundo lo niegue, la tolerancia hacia el cristianismo no se encuentra en su mejor momento. Por una parte están los ataques a iglesias cristianas en Irak y Egipto y por otra la ya triste realidad de las decoraciones festivas vaciadas de simbolismo religioso que se han puesto de moda por todo el mundo: ya no se pueden poner cruces, ni belenes, ni estrellas, ni tan siquiera árboles ni bastoncillos de menta, porque los enemigos de la fe se enteraron de que esas decoraciones tan aparentemente neutras fueron usadas durante siglos por los cristianos perseguidos como símbolos de su fe. 

Al mismo tiempo, en los países occidentales, supuestamente tolerantes, se promueve lo que el Papa Benedicto XVI, en su reunión de principio de enero con los miembros del cuerpo diplomático destinados al Vaticano, llamó el proceso de marginalización del cristianismo al “área de la vida privada”, o sea, detrás de las puertas cerradas de las casas de los cristianos, y la abierta “cristianofobia” de muchos sectores en estos países. 

¿Es este motivo de alarma? Por supuesto, no es motivo para festejar, pero quizás esté sirviendo para despertar a los cristianos. Aparte de situaciones de riesgo como las que se viven en países no democráticos, muchos cristianos empiezan a darse cuenta que no hay motivo para dejarnos marginalizar. Los obispos estadounidenses han promovido durante años programas de “compromiso de servicio católico” que intentan fomentar la participación activa de los feligreses dentro y fuera de las parroquias, como testigos de su fe no solo en la misa dominical, sino en la vida diaria. 
 
Cheryl Dickhow, una profesora de inglés y religión en un colegio de secundaria católico de Michigan, es un buen ejemplo de cómo poner en práctica ese compromiso. Al mismo tiempo, cuando uno lee cómo esta persona fomenta los valores cristianos, también se pregunta si los cristianos no somos parte del problema. En un artículo publicado en el servicio católico CNA, la Sra. Dickhow cuenta que durante sus años de docencia, había observado que los libros de texto y de lectura que se usaban en su colegio, “aunque cubrían los valores cristianos básicos, rara vez eran de contenidos explícitamente católicos”. Una queja que ella expresa es la falta de literatura docente con personajes claramente católicos: por ejemplo libros de lectura infantil donde se muestre una ilustración con un sacerdote, o una familia saliendo de la iglesia. Este artículo se refiere a libros dirigidos a colegios católicos. Al parecer si siquiera las editoriales católicas de libros de texto pensaban que existía la demanda en su propio mercado natural.
 
Por ello, en 2007 Cheryl Dickhow fundó Bezalel Books con la misión de “llevar literatura católica a las aulas católicas”. La literatura católica ni siquiera estaba ya en las aulas católicas, lo que demuestra que a veces la religión se marginaliza con la colaboración de los propios cristianos. 
 
Por eso resultan alentadoras estas muestras de que los católicos estadounidenses estén cambiando de actitud. La acogida a Bezalel Books parece haber sido buena. Una de sus libros, “The Green Coat: A Tale from the Dust Bowl Years”, escrito por Rosemery McDunn, no solo ocupó el número uno en ventas durante dos veranos de Amazon, la tienda de libros por  internet, sino que se ha convertido en lectura requerida en muchos colegios públicos. 
 
Tampoco se puede decir que los medios de comunicación y las editoriales católicas y cristianas hubieran desaparecido. La cadena de televisión por cable EWTN (Eternal Word Television Network) fue iniciada en los años ochenta, como culminación de un conglomerado editorial que la famosa monja clarisa estadounidense Madre Angelica inició en Alabama en los años sesenta para publicar libritos de oración. Hoy en día, la cadena emite todo tipo de programación católica durante las 24 horas del día, en inglés y en español, a 148 millones de hogares en 144 países del mundo. 
 
A estas tendencias positivas, yo añadiría otro cambio fomentado en EE UU: que sacerdotes y religiosos se acerquen a los feligreses allí donde ellos se desenvuelven, en vez de esperarlos en las iglesias y lamentarse de que solo paran por allí para la misa del domingo. Este mes descubrí a un sacerdote que se lo ha tomado en serio: en Dillon, uno de los pueblos de Colorado en las cercanías de las estaciones de esquí de la zona, está la parroquia de Nuestra Señora de la Paz. El Padre Randy, uno de sus sacerdotes, ha comenzado un nuevo ministerio dirigido a los jóvenes de los alrededores: “Powder & Prayer w/ Padre” (que se traduciría como “Nieve en polvo y oraciones con el padre”). Como parte de este ministerio,  una vez a la semana el Padre Randy convoca a los jóvenes de la zona a una hora de esquiar seguida de una sesión de oración durante la comida. En una foto de su página web se puede ver al padre Randy con sus esquís al hombro y su equipo de esquiar: pantalones negros, chaqueta de esquí, casco negro, camisa negra y alzacuellos. Que no quede duda de que él es sacerdote. Indudablemente, al Padre Randy no le asusta el qué dirán.