Miércoles, 24 de abril de 2024

Religión en Libertad

Piden un «procedimiento ejemplar» y distorsionan la labor de Luca di Tolve

Caza de brujas del lobby LGTBI contra un médico por tener en su consulta un anuncio de «Yo fui gay»

La artillería del lobby LGTBI se ha concentrado en destruir la casa de espiritualidad donde Luca ayuda a homosexuales a disgusto con su orientación.
La artillería del lobby LGTBI se ha concentrado en destruir la casa de espiritualidad donde Luca ayuda a homosexuales a disgusto con su orientación.

Carmelo López-Arias / ReL

A mediados de enero, el lobby LGTBI italiano puso en marcha una nueva campaña de acoso e intimidación. En primer lugar, contra alguien que ya las ha padecido en otras ocasiones: Luca di Tolve, quien ha recogido su historia en el libro-testimonio Yo fui gay y dirige la Casa Sant'Obizio donde, en una semana de retiro y espiritualidad, propone a quienes acuden "un recorrido de ayuda cristiana", como él mismo lo define. En segundo lugar, contra un médico que puso en su consulta, como pone otros, un cartel anunciando el libro.


Yo fui gay: un libro que recoge una experiencia personal que el lobby homosexualista busca silenciar. Luca di Tolve, elegido Mr Gay Italia en su juventud, trabajaba organizando cruceros gay.

Ante esta caza de brujas, Luca ha reaccionado con energía señalando lo que está en juego: "Pedimos que se respete la libertad religiosa, la libertad de conciencia, de elección y de opinión recogidas por la Constitución italiana y por la Carta de Derechos Fundamentales de la Unión Europea".

Descrédito y censura
Todo comenzó cuando el diario genovés Il Secolo XIX publicó el 12 de enero un artículo en el que denunciaba a un médico de 64 años, el doctor Fabio Vaccaro, por tener en su consulta en la ciudad de Savona (Liguria) un cartel anunciando dos libros: Yo fui gay y otro sobre las falacias de la ideología de género. Il Secolo XIX pertenece al grupo de La Stampa, unido ahora al grupo L'Espresso que edita Repubblica para formar el gigante editorial Gedi. Todo un imperio mediático, al que enseguida se unió Arcigay (principal marca del lobby LGTBI transalpino), concentrado contra la pequeña casa de oración del Grupo Lot y un ambulatorio.

"Es la habitual batalla que solo busca desacreditar aun a costa de decir falsedades", comenta Tolve a ReL: "Yo les dije que nosotros no 'curamos', que no lo consideramos una 'enfermedad', que lo único que hacemos es ofrecer una respuesta cristiana y en coherencia con el Evangelio a las personas que acuden a nosotros porque padecen unos problemas que la misma Organización Mundial de la Salud reconoce que existen. No solo la homosexualidad, también personas con problemas de relación, o matrimonios con problemas de intimidad sexual, etc.".

La nota de prensa con la que el Grupo Lot respondió al ataque especifica más. Son problemas recogidos en el apartado F66 de la clasificación CIE10 de la Organización Mundial de la Salud: trastornos psicológicos y del comportamiento del desarrollo y orientación sexuales. Pero ni Luca ni las demás personas que imparten el curso actúan "a nivel sanitario", sino a nivel espiritual: "Nuestra asociación no practica tratamientos terapéuticos médicos ni psicológicos. Solamente ofrece un seminario cristiano a personas que voluntariamente nos piden ayuda porque sufren al no sentirse en sintonía con su propio ser y su propio sistema de valores". E insiste: "El recorrido que ofrecemos no solo es para quienes manifiestan tendencias homosexuales que no desean, sino para toda persona que se encuentre en una situación de confusión emotiva, sexual o relacional o que quiere reencontrarse a sí misma".


"La casa que pretende 'curar' a los homosexuales": así se refirió la noticia a la Casa Sant'Obizio, con un ladillo que ridiculiza a Luca di Tolve: "El 'curador': basta un curso de siete días". El curso ni basta ni deja de bastar, explica Luca, porque no pretende "curar" nada: son siete días de retiro espiritual donde a personas homosexuales (y otras que no lo son) se les propone un itinierario cristiano para superar el sufrimiento de una atracción no deseada y buscar sus causas.

Tolve no habla en ningún momento de "curar la homosexualidad", pero ése fue el titular de la noticia y ésa la acusación con la que Arcigay se dirigió al colegio de médicos pidiendo "un procedimiento ejemplar" contra el doctor. Ahora bien, el doctor no realiza terapias reparativas como las de Richard Cohen o Joseph Nicolosi (que han ayudado a miles de personas con atracción indeseada por el mismo sexo, como el mismo Luca) y se limitó a poner el anuncio remitiendo a una casa de espiritualidad donde tampoco se realizan. La expulsión de la profesión, que es lo que se ha pedido para él, sería por tanto exclusivamente en base a sus opiniones tal como fueron transcritas por Il Secolo XIX.

Aunque los dirigentes médicos intimidados anunciaron una investigación contra Vaccaro, diez días después el médico aclaraba a Andrea Zambrano en La Nuova Bussola Quotidiana que no hay "ningún procedimiento abierto" contra él. Y considera "escandaloso" si tuviese que explicarse ante sus colegas, "dado que atender a los homosexuales que sufren por su condición es algo específicamente admitido por la Organización Mundial de la Salud. A día de hoy no hay ninguna ley que prohíba recurrir a las llamadas terapias reparativas".

Prohibido querer cambiar de orientación
La prohibición de esas terapias es, de hecho, uno de los objetivos del lobby gay. En España las leyes autonómicas de privilegios y multas LGTBI (que podrían extenderse en breve a toda la nación si se aprueba el proyecto de ley de Podemos, respaldado en lo sustancial por el resto de partidos) ya establecen sanciones económicas destinadas a arruinar a los profesionales refractarios a la ideología de género.

Pero Luca di Tolve niega el derecho de esas organizaciones a "fijar la verdad sobre la homosexualidad": "Arcigay no puede arrogarse el derecho a establecer la verdad sobre la homosexualidad", declara a ReL, "porque hay muchos tipos de homosexualidad. Arcigay no es un grupo científico ni ellos son la ciencia, y lo que pretenden es negar derechos que están en las constituciones y en los convenios internacionales sobre derechos humanos".


La campaña del lobby LGTBI acusaba a Luca di Tolve, como si de un pingüe negocio se tratase, de cobrar 200 euros por una semana de alojamiento con pensión completa en la Casa Sant'Obizio: 28,57 € al día. Se trata de una casa rural en Angolo Terme, en el paradisiaco valle Val Camonica (en Lombardía, a trescientos kilómetros de donde se formuló la denuncia), zona célebre por sus aguas termales. El curso, subraya Tolve, es gratuito, pues está impartido en buena medida por personas que han pasado antes por él y corren con sus propios gastos.

"El mundo de la sexualidad y de la afectividad es muy complejo", abunda Tolve en su conversación con Zambrano, "y las nuevas investigaciones científicas no pueden ser silenciadas por personas o entidades incompetentes en la materia, homologados por el pensamiento único de los medios, sospechosamente mantenidos por lobbys mundialistas, homosexualistas y económicos".

"No vamos a detenernos"
La campaña difamatoria de esos grupos de presión contra Luca di Tolve y el doctor Fabio Vaccaro no les ha amedrentado. El médico denuncia "tres días de bombardeo de noticias sobre las investigaciones" que iban a caer sobre él, pero no se ha retractado ni una coma. En cuanto a Luca, confirma su disposición a luchar por que sea respetada "la libertad religiosa, que es sagrada", y que es lo que principalmente ve amenazada, pues es la que ampara el "recorrido cristiano" que él plantea.

Para la Casa Sant'Obizio y para Yo fui gay la polémica ha sido beneficiosa. La casa de retiros ha ganado conocimiento en toda Italia, multiplicando las solicitudes, y en la medida en que el asunto ha trascendido fuera de Italia, ha dado a conocer el libro en otros países, con alguna propuesta de traducción incluida. "No vamos a detenernos", promete Luca.

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