La guerra contra el Adviento: tres estrategias para ganar una batalla que no surge del laicismo
A diferencia de la guerra contra la Navidad, escribe Joseph Vukov, la guerra contra el Adviento la libran casi exclusivamente los cristianos.

Un hombre rezando el rosario, en el marco de una corona de Adviento que prepara para la llegada de la Navidad.
Cuando se plantean posibles ataques a la identidad cristiana de la Navidad, surgen de inmediato un sinfín de ejemplos que abarcan desde la supresión de belenes y nacimientos a su sustitución por los belenes laicos. En Francia, el laicismo militante llega al punto de que un alcalde, Robert Ménard, puede ser condenado hasta ocho veces por colocar un belén en el ayuntamiento por el dirigido en Béziers, de lo que informamos recientemente en Religión en Libertad.
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El consumismo, la sustitución de la simbología cristiana por otras puramente decorativas o el cambio de nombre de la misma Navidad a otros como “fiestas de invierno” son otros ejemplos de una hostilidad creciente, aunque pueda ser más velada, a las navidades cristianas.
Sin embargo, escritores como Joseph Vukov, escritor y colaborador del apostolado Word on Fire del obispo Barron, consideran que el pueblo cristiano se encuentra inmerso en una lucha cultural que, o bien le resulta desapercibida por completo o bien vive como si apenas tuviese relevancia: la guerra contra el Adviento.
El también profesor de Filosofía y colaborador de la Universidad Loyola de Chicago observa en el portal de Word on Fire que, mientras algunas amenazas no son, a su juicio, críticas -decir Feliz Navidad o Felices Fiestas-, otras como la sustitución de Cristo por Santa Claus o de la historia de la Natividad por cuentos de duendes y hadas llegan a ser incluso “batallas legítimas”. Para él, es en ese “cambio cultural donde se libra la guerra contra la Navidad”.
Una guerra que, sin embargo, no tiene los mismos frentes ni los mismos causantes que lo que él llama “la guerra contra el Adviento”.
De forma contraria al fenómeno del Christmas Creep o adelantamiento de la Navidad, Vukov observa una suerte de “retroceso litúrgico” entre los católicos por el cual la Navidad se celebra durante el Adviento y el Adviento se relega hasta el olvido, siendo los encendidos del árbol y luces navideñas a principios de noviembre solo un ejemplo de muchos citados por el investigador.
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A diferencia de la guerra contra la Navidad, escribe, la guerra contra el Adviento la libran casi exclusivamente los cristianos, o al menos quienes celebran la Navidad y se sitúan en el lado tradicionalmente cristiano de las divisiones culturales contemporáneas.
Según el escritor, “es precisamente al inclinarnos demasiado hacia la Navidad cuando socavamos el Adviento”. Un tiempo litúrgico que no solo es especialmente importante de cara a la consiguiente Navidad, sino también de cara a enfrentar los peligros de una cultura consumista y alejada de la fe y la trascendencia.
Por qué el Adviento es crucial para el alma y la fe
Entre otros motivos, esgrime que el Adviento:
- Es, ante todo, un regalo que nos da la Iglesia. Esto aplica a todo el calendario litúrgico, y como cualquier regalo de la Iglesia, sería una insensatez rechazarlo.
- Es particularmente necesario en nuestro momento cultural, un momento en el que se nos dice que debemos festejar en todo momento. Busca el placer y la gratificación, se nos dice, si no siempre en forma de comida y bebida, entonces en forma de entretenimiento y las llamadas comodidades.
- Contrarresta esta tendencia hacia la autosatisfacción inmediata. Al igual que la Cuaresma, el Adviento es un tiempo de abnegación y penitencia
- Es un tiempo de espera que contrarresta la gratificación instantánea que promete nuestra vida digital.
3 formas de oponer resistencia a la Guerra contra el Adviento
Junto a la importancia espiritual y cultural del Adviento, remarca que los cristianos no tienen por qué conformarse o limitarse a aceptar el resultado de esa guerra contra el Adviento como inevitable. Según él, no solo es posible “oponer resistencia”, sino también hacerlo de formas efectivas, como estas tres propuestas:
1º Celebrar el Adviento
Vukov comprende que festejar la Navidad durante el Adviento puede ser incluso apropiado en según qué celebraciones preparatorias. Sin embargo, invita a agregar y enfatizar en tradiciones que sean exclusivamente de Adviento.
Entre sus propuestas, invita a adoptar y seguir prácticas penitenciales, recordando que, si bien el Adviento no supone penitencias más serias que la Cuaresma, es apropiado dedicarse a la oración, al ayuno y la limosna durante este tiempo. ¿El modo de hacerlo? Adoptar algunas prácticas de oración adicionales; renunciar a grandes comidas hasta Navidad; buscar recursos que compartir con los necesitados... Entre otras sugerencias, agrega la de rezar una novena de Navidad, de las que existen múltiples variantes, siendo su favorita la versión que incluye las Antífonas de la O y que termina en Nochebuena.
2º Celebrar realmente la Navidad
Para ello, propone en primer lugar postergar algunas celebraciones hasta que empieza realmente la Navidad, como puede ser montar el árbol en Adviento pero decorarlo en Nochebuena. Una de las muchas estrategias que puede ayudar a preservar la Navidad o a que, al menos, esta no termine antes de empezar siquiera. “De lo contrario, el espíritu de espera del Adviento se ve perjudicado”, expresa.
Una vez llega la Navidad, invita a no acortarla: “La Navidad debería celebrarse al menos hasta la Epifanía, pero para los más festivos, puede extenderse hasta la Candelaria, el 2 de febrero. Hay que esperar hasta Navidad para celebrarla, sí. Ese es el propósito del Adviento. Pero una vez que llega, podemos celebrarla durante más tiempo que quienes ya han tirado el árbol de Navidad a la basura”.
3º Adentrarse más profundamente en la vida litúrgica
En tercer lugar, la mejor manera de oponer resistencia a la guerra contra el Adviento es también la más probada y verdadera, según Vukov, “conectar” con la vida litúrgica de la Iglesia.
“Mientras el resto del mundo empieza a celebrar la Navidad antes del Adviento, la Iglesia siempre esperará el momento oportuno. Esperamos hasta Navidad para cantar villancicos. Las oraciones y lecturas durante el Adviento son oraciones y lecturas de Adviento. Debemos esperar a que la decoración navideña aparezca en nuestras parroquias, al menos hasta la misa de Nochebuena. Y solo entonces se coloca al Niño Jesús en el belén. La mejor respuesta a la guerra contra el Adviento, en resumen, es la mejor respuesta a la mayoría de las preguntas: mirar a Cristo. Mirar a su Iglesia. Y seguir su ejemplo”.