Cien años de un proceso manipulado al servicio del cientificismo
El Juicio del Mono: mentiras y racismo en una causa propagandística para sacar a Dios de las aulas
!['La herencia del viento [Inherit the wind]', la película de 1960 dirigida por Stanley Kramer y protagonizada por estrellas como Spencer Tracy (a la izquierda en la imagen) y Gene Kelly, sirvió a la campaña propagandística en torno al Juicio del Mono, que seguía teniendo su utilidad laicista décadas después.](https://imagenes.religionenlibertad.com/files/og_thumbnail/files/fp/uploads/2025/05/19/682ae8d2d7cab.r_d.972-318-2974.jpeg)
'La herencia del viento [Inherit the wind]', la película de 1960 dirigida por Stanley Kramer y protagonizada por estrellas como Spencer Tracy (a la izquierda en la imagen) y Gene Kelly, sirvió a la campaña propagandística en torno al Juicio del Mono, que seguía teniendo su utilidad laicista décadas después.
Se cumplen cien años del llamado Juicio del Mono o Juicio de Scopes, una causa judicial en Tennessee que no tenía como finalidad hacer justicia, sino presentar ante la opinión pública una causa manipulada con la que enfrentar "la ciencia" (el darwinismo) y "la religión" (el fundamentalismo bíblico). Objetivo: sacar a Dios de las aulas.
Francesco Agnoli ha recordado la historia en Il Timone:
Las sombras racistas del Juicio del Mono
Incluso las ideologías, para ser fascinantes, necesitan héroes y, a ser posible, mártires. La ideología cientificista se ha construido precisamente partiendo de la celebración de personajes de cuya historia nos hemos apropiado para dar al gran público una idea simple pero eficaz: nosotros somos los buenos, los demás son los malos.
Así, a finales del siglo XVIII, Napoleón Bonaparte, mientras asalta Europa y somete primero a los científicos para ponerlos al servicio de sus guerras, en su lucha contra los Papas utiliza el juicio a Galileo, convenientemente falsificado, para presentar a la Iglesia como oscurantista y enemiga de la modernidad, el progreso y la ciencia.
Incluso el siglo XX tiene su propio juicio para mitificar: un acontecimiento absolutamente menor, que tuvo lugar hace cien años, en 1925, en uno de los estados norteamericanos, Tennessee, y que se convirtió en un acontecimiento de época gracias al tam-tam mediático destinado a durar décadas. Se produce un gran choque de ideales: ¿es el hombre un "mono desnudo", o un animal muy especial, hecho de tierra, mortal, pero, en lo que al alma se refiere, "a imagen y semejanza de Dios", como dicta la tradición bíblica y cristiana?
Darwin elogia a los ingleses
Esta cuestión se debate desde que Charles Darwin y sir Alfred Wallace, co-descubridores de la selección natural, se pusieron de acuerdo sobre la existencia de la evolución de lo simple a lo complejo, pero no sobre la naturaleza humana:
- simplemente animal, para el primero, agnóstico;
- evidentemente dotada de un alma, una inteligencia, una voluntad y unas capacidades absolutamente especiales, para el segundo, creyente.
No se trata sólo de un debate filosófico y religioso: de toda teología deriva una antropología.
En efecto, Darwin, en El origen del hombre, no duda en elogiar a los colonizadores ingleses -a pesar de los genocidios de América y Australia- admirado por su fuerza y su competitividad, define a las mujeres como inferiores en todos los aspectos a los hombres y demuestra que comparte la mentalidad victoriana de su época incluso en lo que se refiere al desprecio a las clases bajas y a los irlandeses católicos. Además, no duda en elogiar a su primo, Francis Galton, padre de la eugenesia, y en lamentar los efectos contra-selectivos de la medicina (que salva la vida de demasiadas personas que, en la naturaleza, morirían eliminadas por la selección natural).
Wallace, con los "salvajes"
Por el contrario, Wallace defiende a los llamados salvajes y a las "razas inferiores", considerándolos plenamente hombres, denigra la eugenesia de Galton, expresa su aprecio por el género femenino... Todas posiciones que, en su momento, no fueron muy populares entre las élites anglosajonas.
Todo lo que en Inglaterra es un choque científico, político, religioso, en América da lugar a su vez a un juicio. No hay que olvidar que estamos hablando del país en el que los colonos WASP [White, Anglo-Saxon, Protestant] que destruyeron la civilización de los nativos americanos, conviven, molestos, con los afroamericanos descendientes de los esclavos negros y ven con preocupación la inmigración de italianos e irlandeses, hacia los que demuestran el clásico sentido anglosajón de superioridad, tanto étnica como religiosa, de la época: animalizar al hombre en general, pero a ciertas "razas" o clases o individuos en particular, es fundamental para presentar como "científicas" diversas formas de discriminación.
"En 1900", escribe el paleontólogo evolucionista Stephen Jay Gould en su obra Los pilares del tiempo, "el estadounidense medio consideraba el racismo una ley de la naturaleza y estaba a favor del imperialismo estadounidense; la afirmación de que el evolucionismo justificaba la moralidad de ambas conclusiones, probablemente le parecía obvia y legítima".
Choque en los tribunales
Pues bien, en el estado de Tennessee, donde estaba prohibido por ley decir que el hombre desciende del mono, un tal John Scopes (1900-1970), durante una hora de clase como profesor sustituto, contraviene (o dice haberlo hecho) esta prohibición.

John Scopes (1900-1970), el profesor que violó oportunamente la ley del estado de Tennessee para dar lugar al apetecido juicio. Fue encontrado culpable y condenado a pagar 100 dólares de multa.
El juicio que sigue es el enfrentamiento entre dos abogados legendarios, Clarence Darrow, el defensor, y William Jennings Bryan, el acusador, exponente del mundo evangélico y conocido por sus batallas a favor del voto femenino, la protección del trabajo infantil y la fiscalidad progresiva, y contra los monopolios y el imperialismo americano en Filipinas.
De un lado los protestantes, que interpretan la Biblia de forma literal pero defienden la dignidad humana de todos; por otro, los defensores de un evolucionismo ateo materialista con tintes racistas, antirreligiosos y eugenésicos que tanto atraía a una parte de la élite científica y política estadounidense de la época, empeñados en hacer "desaparecer" a las "clases defectuosas" mediante la esterilización forzosa "de los imbéciles" y los "no-aptos", y en calificar de ridículo el "principio de la sacralidad de la vida humana" del individuo.
¿Qué libro utiliza John Scopes para explicar la evolución? El texto es A Civic Biology, del biólogo George William Hunter, que presenta como un hecho científico la existencia de una "raza superior a todas las demás, la raza caucásica, representada por los habitantes blancos y civilizados de Europa y América".

- Página de 'A civic Biology', de George William Hunter (el libro usado por Scopes) afirmando la superioridad de la 'raza caucásica'. El darwinismo servía bien a los objetivos 'científicos' del racismo WASP.
Un programa inhumano
En un capítulo titulado El parasitismo y su coste social: el remedio, en referencia a la idea de que todo es hereditario, incluida la pobreza y la propensión al crimen, afirma: "Cientos de familias como las descritas siguen existiendo hoy en día y propagan la enfermedad, la inmoralidad y el crimen por todo el país, y su coste para la sociedad es muy alto. No sólo perjudican a los demás sobornando, robando o propagando enfermedades, sino que además son protegidos por el Estado con dinero público. Los hospicios para pobres y los manicomios existen en gran medida para ellos. Toman de la sociedad pero no dan nada a cambio, son auténticos parásitos...
»Si estas personas fueran animales inferiores, probablemente los mataríamos para evitar que se propaguen. La humanidad no lo va a permitir, pero tenemos la solución de separar los sexos en manicomios y otros lugares y de diversas formas impedir los matrimonios mixtos y las posibilidades de perpetuar una raza tan baja y degenerada".
"Matar al defectuoso"
El libro de Hunter es de 1914: a los pocos años, numerosos Estados norteamericanos introducirían las primeras leyes eugenésicas de esterilización forzosa de los "no aptos" ("Mata al defectuoso, salva a la nación").
Fueron imitadas, veinte años más tarde, por Adolf Hitler, que impondría en Alemania una ley eugenésica calcada de las estadounidenses, dividiendo al pueblo alemán entre bestias sanas y "parásitos" a los que encerrar en manicomios o, mejor aún, a los que eutanasiar con gas.
En cuanto a Scopes, sabemos que, lejos de ser un mártir de la ciencia, se prestó, a cambio de una contraprestación, a un juicio piloto ingeniosamente construido por los opositores a la ley para llevarla ante el Tribunal Supremo. Condenado a una multa de cien dólares -más tarde anulada-, se convirtió en un mito, conquistó la portada del New York Times, y en las obras de teatro y películas que se le dedicaron, para exagerar la insignificancia del hecho en sí, se contaron historias, como su arresto en clase, y se inventaron sermones burlándose de él y fotos suyas quemadas por predicadores y ciudadanos mezquinos e ignorantes.
El pobre William Jennings Bryan, en cambio, será etiquetado en los periódicos como "apóstol de la intolerancia" e "hijo de la Inquisición". En cuanto al juicio, seguirá siendo durante décadas la bandera de materialistas y laicistas, y se levantará instrumentalmente contra cualquier presencia cristiana en las escuelas.
Cien años después, es fácil saber quién estaba del lado del verdadero progreso y quién en contra...