El Concilio Vaticano II en la vida del Beato Manuel Lozano
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El pasado jueves, día 11 de octubre, hemos celebrado los 50 años del inicio del Concilio Vaticano II (1962); y ese mismo día se han cumplido también 20 años de la publicación de uno de los más espléndidos frutos de ese Concilio: El Catecismo de la Iglesia Católica (1992).
Benedicto XVI ha publicado una carta (Porta fidei: La puerta de la fe; 11 octubre 2011) declarando que, durante todo este año que va del 11 octubre 2012 al 24 noviembre 2013, día de Cristo Rey, se celebre el año de la fe tomando en todas sus actividades como punto de referencia esos dos acontecimientos. Se nos urge, por tanto, a un estudio paciente, continuo, sin pausa pero reflexivo, de los documentos conciliares y de ese texto fundamental para la fe católica que es el CATECISMO.
Desde que se hizo el anuncio de tal celebración del año de la fe y de su motivación por los 50 años del concilio, recordé con alegría y gozo aquellas muchas horas que tuve la suerte de pasar En mesa redonda con Dios, junto a El sillón de ruedas, de Lolo.
Es imposible contar la alegría de Lolo en aquellas largas horas (que pasaban sin embargo veloces), en animada charla de amigos que aman a la Iglesia… y deseaban tomar el pulso a aquel momento histórico. Como aquel ´beberse´ las crónicas del día a día conciliar, pidiendo más información, buscando comentarios a cada tema que estudiaban los obispos en Roma…
Puedo dar fe de cómo Lolo, en su inmovilidad ´absoluta´, sin embargo ´saltaba´ en el sillón y decía tantas veces: Esto, esto es lo que yo esperaba… Cuando el esquema de apostolado seglar, (él que fue un activo militante de la Juventud de Acción Católica); o cuando el estudio del tema sobre los Medios de Comunicación (él, de vocación de periodista hasta los tuétanos); o cuando el esquema de Ecclesia (él, que sintió pasión por sentirse -como Sta. Teresa- "Hijo de la Iglesia". O cuando se trataba de la Virgen Nuestra Señora (él, que cada día rezaba el rosario a Sta. María).
Es apasionante leer las declaraciones de los testigos sobre este tema del seguimiento que el Beato Manuel Lozano hizo del Vaticano II.
Me parece que aquella amistad fraterna de Lolo y Martín Descalzo puede producir ahora frutos. En ambos estaba la pasión por la Iglesia y el deseo de servirla. Dios nos conceda esa misma actitud a nosotros ahora, cuando ya han pasado 50 años; pero la Iglesia sigue siendo como entonces, como desde hace 20 siglos la Esposa amada de Jesucristo y la fuente de la gracia de Dios, pues Él sigue salvando a través de la Iglesia y de los sacramentos de Cristo que Él puso en manos de la Iglesia.
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