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Distintas variantes de la Virgen de Guadalupe, se mantiene su simbología, pero en distintos marcos y formatos

Distintas variantes de la Virgen de Guadalupe, se mantiene su simbología, pero en distintos marcos y formatosmuseo del prado

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El descubrimiento de América es uno de los acontecimientos más importantes de la historia y daría para hablar durante semanas. De modo que me voy a centrar solo en el aspecto salvífico. Independientemente de lo positivo y lo negativo que tuvo, no cabe duda de que la mano de Dios y de nuestra Madre estaban de detrás. La nave donde viajaba Cristóbal Colón se llamaba Santa María, y el 12 de octubre, día en que se llegó al continente americano, con el tiempo pasó a coincidir en España con la festividad de la Virgen del Pilar, patrona de la nación.

Esto no resulta extraño si tenemos en cuenta el paralelismo entre la evangelización en España y en América. A punto estuvo el apóstol Santiago de marcharse de nuestro país, defraudado por la poca docilidad de los españoles al mensaje de Cristo, cuando, de forma milagrosa, se le aparece la Virgen en Zaragoza. Todo cambia a partir de ese momento. España adquirió en poco tiempo una marcada identidad católica, que perduró durante siglos, aunque en la actualidad atraviesa una notable crisis que esperamos pueda superar. Pues bien, en América sucedió algo parecido. Nuestra Señora vino en ayuda de los misioneros españoles. Esta vez fue todavía más directa y se dejó ver por uno de los lugareños, el indio Juan Diego, hoy proclamado como santo.

El milagro es impresionante. La Virgen se le apareció en la cumbre del cerro de Tepeyac, cerca de la actual ciudad de México, y le ordenó que hablara con el obispo para que construyeran un templo en su honor. El obispo no le creyó y le pidió una prueba de lo que decía. Así que la Virgen le encargó a Juan que recogiera unas rosas de Castilla como señal, pues esas flores no pueden crecer en diciembre. Juan Diego llevó las flores en su tilma, un manto típico de la región, y al desplegarla frente al obispo, apareció milagrosamente impresa la imagen de la Virgen de Guadalupe. Fue un milagro doble, aunque la parte más interesante desde el punto de vista científico es la segunda.

Aunque no existe un consenso total al respecto, ya desde mediados del siglo XX se constató algo inusual en las pupilas de la Virgen. En 1951, el fotógrafo José Carlos Salinas Chávez examinó con lupa la imagen y descubrió la figura de un hombre reflejada en el ojo derecho de la Virgen. Pocos años después, en 1956, el doctor Javier Torroella Bueno, oftalmólogo, examinó las pupilas y detectó algo propio de un ojo humano vivo: el efecto de la triple imagen de Purkinje-Sanson. Este fenómeno es debido a la luz reflejada por superficies curvas transparentes (córnea y cristalino). La separación entre las tres imágenes es diminuta, pero observable con instrumentos oftalmológicos. Que un artista dibujara eso es prácticamente imposible si tenemos en cuenta que las pupilas miden entre 7 y 8 milímetros.

Aunque quizá lo más impresionante se descubrió en 1979. El peruano José Aste Tönsmann, doctor en Ingeniería de Sistemas por la Universidad de Cornell y especialista en procesamiento digital de imágenes, no solo vio una, sino varias imágenes en la pupila de la Virgen María. Para ello amplió la imagen por 2000 mediante un equipo del laboratorio de IBM en México. En las córneas identificó trece figuras humanas, pertenecientes a dos escenas. Una estaba compuesta por las seis personas que presenciaron el milagro, de la casa del obispo. La otra se componía de los siete miembros de una familia indígena. Vemos la unión entre los dos mundos: el europeo-español y el americano.

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