Audiencia general en la Plaza de San Pedro
León XIV recomienda la «Preparación para la muerte» de San Alfonso Mª de Ligorio para vencer el tabú
En su catequesis sobre la esperanza de Jesús, recordó que su Resurrección es la garantía de que morir forma parte de la vida.

El Papa explicó en la audiencia general del miércoles cómo la Resurrección de Cristo acaba con las inquietudes que produce la muerte.
En la audiencia general de este miércoles en la Plaza de San Pedro, León XIV continuó el ciclo de catequesis del Año Jubilar sobre Jesucristo, nuestra esperanza, con una lección sobre La Pascua de Jesucristo: respuesta definitiva a la pregunta sobre nuestra muerte.
Un tabú que atrapa al mundo actual
La muerte, empezó diciendo, es el acontecimiento "más natural que existe", porque todos los seres vivos en la tierra mueren y sin embargo es, al mismo tiempo, el "más antinatural", porque "el deseo de vida y de eternidad que sentimos para nosotros mismos y para las personas que amamos nos hace ver la muerte como una condena, como un «contrasentido»".
Más aún en nuestros días, pues así como muchos pueblos antiguos desarrollaron "ritos y costumbres relacionados con el culto a los muertos", hoy la muerte es "una especie de tabú... algo de lo que hay que hablar en voz baja para no perturbar nuestra sensibilidad y tranquilidad", incluso evitando la visita a los cementerios, lamenta el Papa.
A diferencia de los animales, que "no saben que la muerte forma parte de su destino", el hombre sí se pregunta por ella, lo que puede hacerle infeliz porque nos descubrimos "conscientes" de que morimos, pero "impotentes" ante ese hecho y ante su momento y circunstancias.
"Probablemente de ahí provienen las frecuentes represiones, las huidas existenciales ante la cuestión de la muerte", añade el pontífice.

En una Plaza de San Pedro donde ya se vive ambiente de Navidad, el Papa cogió y bendijo a varios niños pequeños.
Buenos y malos consejos: San Alfonso y el transhumanismo
En ese sentido, León XIV recomendó una obra concreta de San Alfonso María de Ligorio, la Preparación para la muerte, donde reflexiona sobre ella como "gran maestra de vida" si se usa como objeto de meditación. De hecho, hay que "rezar para comprender lo que es bueno con vistas al reino de los cielos y abandonar lo superfluo que, en cambio, nos ata a las cosas efímeras": "Es el secreto para vivir de forma auténtica, con la conciencia de que el paso por la tierra nos prepara para la eternidad".
Frente a esta perspectiva cristiana, se alzan ideologías modernas, como el "transhumanismo" -al que citó por su nombre-, que "prometen inmortalidad inmanente y teorizan sobre la prolongación de la vida terrenal mediante la tecnología". Pero, ¿cómo garantizar que "una vida sin muerte es también un vida feliz"?
La Pascua vencedora
Es ahí donde entra la consideración de la Resurrección de Cristo, la cual nos revela que la muerte "no se opone la vida, sino que es parte constitutiva de ella" en la medida en que es un "paso" hacia la "vida eterna". La Pascua de Jesús nos hace disfrutar anticipadamente , en este tiempo aún lleno de sufrimientos y pruebas, algo de "la plenitud que sucederá después de la muerte".
Solo en esa luz de la Pascua "se hace realidad lo que nuestro corazón desea y espera: que la muerte no sea el fin, sino el paso hacia la luz plena, hacia una eternidad feliz". El Resucitado "nos ha precedido en ello", dándonos "la plenitud de la vida en la que ya no hay sombras ni contradicciones".
"Gracias a Él, que murió y resucitó por amor, con San Francisco podemos llamar a la muerte «hermana»", concluyó el Papa, pues "esperarla con la certeza de la resurrección nos preserva del miedo a desaparecer para siempre y nos prepara para la alegría de la vida sin fin".