Conversos
Una publicación de David Jiménez-Blanco en Editorial Almuzara
David Jiménez-Blanco Carrillo de Albornoz (Granada, 1963) ha desempeñado puestos de responsabilidad en grandes bancos de inversión y en empresas de países como España, Estados Unidos, Italia o Suiza.
Desde 2020 es vicepresidente de Bolsas y Mercados Españoles y presidente de la Bolsa de Madrid; también es presidente de la Fundación Amigos de la Alhambra y del Consejo Asesor de CUNEF Universidad.
Profesionalmente dedicado a las finanzas, es asimismo un apasionado de la filosofía y de la historia, disciplinas de las que sostiene que, como aquellas, constituyen aspectos parciales de un mismo empeño: el de entender el mundo que nos rodea. En particular, su interés se centra en las culturas que se han desarrollado alrededor del Mediterráneo y en la coexistencia entre judíos, musulmanes y cristianos que se dio, no sin dificultades, en España hasta el final de la Edad Media. Actualmente reside en Madrid.
Acaba de publicar Conversos (Almuzara), una "historia sobre nuestros orígenes": "De Salomón Leví, rabino, a Pablo de Santa María, obispo", reza el subtítulo.

-¿Qué le llevó a investigar sobre la historia de los conversos y su influencia en la cultura española?
-Siempre me ha gustado mucho leer historia, y en particular la historia de los que podríamos llamar los “años formativos” de España. Al mismo tiempo, y por haber residido fuera de nuestro país durante muchos años, fui desarrollando la impresión creciente de que la historia de España no es tan especial como muchas veces creemos. Tenemos logros brillantes y algunos puntos oscuros, pero como los ha tenido cualquier otro gran país. Todo es complejo, y no hay buenos ni malos al 100%. Sobre todo, nadie puede tener claro que desciende solo de los buenos, o solo de los malos: probablemente desciende de una combinación de ambos. Todos los modos de vida que existían en nuestra Edad Media contribuyeron a formar nuestro carácter nacional y dejaron su huella entre nosotros, somos nosotros.
-¿Cómo se acercó a la figura de Salomón Leví/Pablo de Santa María y qué importancia tiene en el contexto del libro?
-La primera vez que supe de la existencia de Salomón/Pablo fue al leer, hace ya unos veinticinco años, la monumental obra Los Orígenes de la Inquisición en la España del siglo XV, del ya fallecido profesor Benzion Netanyahu. El libro dedicaba muchas páginas a este fascinante personaje, que llegó a ser rabino de Burgos primero y obispo de esa misma ciudad y Canciller Mayor del rey de Castilla tras su conversión. El historiador israelí emitía una opinión increíblemente negativa sobre el personaje, al que tachaba de traidor, insincero, ambicioso y falto de principios, pero al mismo tiempo sostenía la tesis de que tras los pogromos de 1391 y la represión legislativa subsiguiente la mayoría de los judíos españoles se habían convertido (o al menos habían acabando aceptando) sinceramente al cristianismo. Según él, la posterior discriminación y persecución que sufrieron sus descendientes mucho más tarde (la Inquisición no se crearía hasta 1478) fue injusta desde el punto de vista religioso y tenia un fundamento racial y por tanto racista.

David Jiménez Blanco es el actual presidente de la Bolsa de Madrid. En la imagen, en una conferencia del 8 de mayo de 2024 en Granada, su ciudad natal.
»Luego leí más libros sobre el mismo tema y empecé a investigar en concreto sobre Salomón Leví, y vi que había historiadores que respaldaban la opinión de Netanyahu sobre él y otros que disentían. Decidí centrarme en este personaje y averiguar todo cuanto pudiera sobre su vida, pero aprovechar además su figura para tratar de construir el ambiente de aquellos años claves para Castilla, Aragón y toda la cristiandad, que se hallaba sumida en pleno Cisma de Occidente. Cuando oigo decir que los que vivimos ahora son tiempos inestables y de cambios rápidos, no puedo más que pensar que aquellos sí que fueron años complejos de verdad.
-¿Qué papel cree que jugó la Inquisición en la persecución de los cristianos nuevos y cómo afectó esto a la identidad española?
-Bueno, mi libro acaba con la muerte del obispo Pablo de Santa Maria en 1435, y para entonces no había aún un recelo tan importante contra los conversos entre los cristianos viejos. La represión de la Inquisición que tuvo lugar desde finales del siglo XV y lo largo de los dos siglos siguientes (represión que no fue solo ejercida contra los judeoconversos, sino también contra los moriscos y en menor medida contra los pocos focos protestantes que llegó a haber en España) fue por supuesto una tragedia humana. Pero su efecto represor de identidades diferentes tuvo como efecto secundario el de la inserción cada vez más plena en el tronco común español de quienes se vieron forzados a ocultar su identidad. Sus hijos y sus nietos llegaron a olvidarla por completo y así acabaron por ser indistinguibles del resto.
-¿Cómo se relaciona la fusión cultural de judíos, musulmanes y cristianos en la España medieval con la mística de Santa Teresa y San Juan de la Cruz o la literatura del Siglo de Oro?
-Esa pregunta es muy interesante. Las tendencias racionalistas y aristotélicas al final de la Edad Media se dieron tanto en el cristianismo (con el triunfo de la escolástica) como en el judaísmo y en el islam (con Maimónides o Averroes). Y en los tres hubo, como reacción, una corriente minoritaria de vuelta a lo no racional que dio lugar a la cábala y a la mística. Puede ser casualidad o no, pero se cree que tanto Santa Teresa como San Juan de la Cruz procedían de familias judeoconversas, y ambos están el principio de nuestra mística. Santa Teresa, por otra parte, también seguía las huellas como escritora de Sor Teresa de Cartagena, nieta carnal de nuestro personaje Pablo de Santa María.
-¿Qué revelan los análisis de ADN sobre la herencia judaica en España y qué implicaciones tiene esto para nuestra comprensión de la identidad española?
-Los debates entre Claudio Sánchez Albornoz y Américo Castro de mediados del siglo pasado trataban sobre eso mismo. Análisis de ADN realizados por la Universidad de Leicester en 2008 en colaboración con muchas universidades e instituciones españolas encontraron trazas muy importantes de parentesco entre los habitantes de la España actual, por una parte, y las comunidades sefardíes de todo el mundo y los habitantes del norte de África, por otro. Creo que la ciencia da más la razón a Castro (que tituló su gran obra España en su historia: cristianos, moros y judíos) que a Sánchez Albornoz. Somos mucho más mezcla de lo que pensamos. Ni lo beréber ni lo hebreo nos son ajenos, compartimos sangre con ellos.