La Sabana Santa vista por la ciencia (II)

Paolo di Lazzaro
Aunque se han realizado numerosas tentativas para reproducir la imagen de la Sábana desde 1920, ninguna ha logrado replicar todas sus características. De todas ellas, la que ha dado mejores resultados ha sido una liderada por Paolo di Lazzaro en el Centro de Investigación ENEA di Frascati, utilizando luz ultravioleta que interactúa con la materia mediante una reacción fotoquímica superficial, sin calentar el material.
La luz ultravioleta podría explicar algunas de las principales características de la Sábana, como la delgadez de la coloración, la acción sin contacto y la dependencia de la distancia entre el cuerpo y el lienzo. Con todo, este enfoque también tiene limitaciones y no resuelve completamente el misterio de cómo se formó la imagen en la Sábana Santa de Turín.
Cada hilo de la Sábana está formado por unas 200 fibras, y cada fibra está envuelta por una superficie muy delgada llamada la pared celular primaria. La pared celular primaria tiene un grosor de 200 nanómetros, es decir, 0,2 micrómetros, exactamente como la profundidad de penetración del color en la Sábana Santa. Eso significa que el color de la Sábana penetra solo en la pared celular primaria que rodea cada fibrilla.
Solo para dar una idea, cada fibrilla tiene 20 micrómetros de ancho. Pues bien, con unos experimentos que duraron unos dos años, lograron colorear esos 0,2 micrómetros de espesor con la luz ultravioleta.
Las imágenes de la Sábana Santa están dibujadas con un solo color y las tonalidades obedecen al efecto de halo. Es una técnica que se sigue usando hasta hoy para obtener un nivel de grises en una fotografía, por ejemplo, usando solo dos colores: blanco y negro. Esto permite reducir costos. Usando solo blanco y negro, se pueden obtener todos los tonos de gris.
La Sábana funciona de la misma manera: hay pequeñas fibras coloreadas junto a fibras sin colorear. Por ejemplo, si de cada cinco fibras coloreo dos y dejo tres sin colorear, el ojo humano integra todo y percibe un amarillo tenue. Pero si todas las fibras están coloreadas, parece un amarillo más oscuro, aunque el amarillo siempre es el mismo. Es solo la distancia entre las fibras coloreadas lo que hace la diferencia. Pues bien, con las irradiaciones de luz ultravioleta también se logró este efecto de halo e incluso se logró verificar la química que hay detrás del proceso.
Por otro lado, no es suficiente tener una coloración similar desde un punto de vista físico si los enlaces químicos son totalmente diferentes. Hay que combinar propiedades químicas y físicas. De modo que se empleó un espectrómetro Raman de última generación con un microscopio confocal para identificar las moléculas presentes.
Los resultados mostraron que la luz ultravioleta altera la composición química de las fibras, creando cambios que hacen que la tela absorba la luz violeta-azul y así se muestre un tono amarillo, generando así el contraste necesario para que la imagen sea visible.
De modo que el equipo de Paolo di Lazzaro logró una coloración con luz ultravioleta que comparte la mayoría de las características físicas y químicas de la imagen en la Sábana Santa. Aunque no se puede afirmar que la imagen fue creada por luz ultravioleta emitida por un cuerpo radiante, los resultados científicos sugieren que no es imposible. Y, claro, ya el tema de si esa imagen generada tiene que ver con la resurrección de Jesús es algo que entra en el ámbito de la fe. Lo que no cabe duda es que la Sábana Santa sigue siendo un misterio, un artefacto único que desafía explicaciones naturales conocidas.