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El obispo Robert Grosseteste, en una vidriera de 1896 de la iglesia de San Pablo en Morton (Gainsborough, Lincolnshire, Inglaterra).

El obispo Robert Grosseteste, en una vidriera de 1896 de la iglesia de San Pablo en Morton (Gainsborough, Lincolnshire, Inglaterra).Wikipedia

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El obispo inglés Robert Grosseteste (1175-1253), además de ser uno de los precursores del método científico en plena Edad Media, desarrolló trabajos muy interesantes sobre la luz y el color.

¿A quién no le fascinan los rayos del Sol o los colores que hay en la naturaleza? A un compañero de mi trabajo le causa tanta admiración esta cuestión que escribió un libro titulado Destellos de luz. No en vano, el control de la luz está presente en infinidad de campos de la ciencia. En astronomía, la observación de la luz emitida por las estrellas nos permite estudiar galaxias distantes, desentrañar la composición del universo e investigar su expansión. En biología, la luz es esencial para la vida a través de la fotosíntesis, un proceso que permite a las plantas transformar la luz solar en energía química. En medicina, el uso de la luz ha revolucionado el diagnóstico y el tratamiento de enfermedades, con tecnologías como la fototerapia, los láseres quirúrgicos o los escáneres por tomografía óptica. También el desarrollo de lentes para corregir la visión y las modernas técnicas de cirugía ocular son fruto del profundo conocimiento de la óptica. La ingeniería, por su parte, ha transformado nuestra relación con la luz a través de la tecnología de las fuentes de luz LED y láser, las fibras ópticas para redes de comunicaciones o los paneles fotovoltaicos para el aprovechamiento de la energía solar. Incluso en las artes, la luz juega un papel crucial en la pintura, la fotografía o el diseño arquitectónico.

No es de extrañar que figuras como Grosseteste, ya en el siglo XIII, consideraran la luz como una clave para desentrañar los misterios del universo.

En su obra De Colore ("Sobre el color"), propuso que los colores podían explicarse mediante tres factores: la cantidad de luz, la cantidad de oscuridad y la proporción de mezcla entre ambas. Aunque no desarrolló un modelo geométrico ni utilizó colores primarios, su propuesta puede considerarse un antecedente de los sistemas modernos de representación tridimensional del color. Actualmente existen dos escalas basadas en colores primarios, una que contiene el rojo, amarillo y azul (sus siglas en inglés son RYB), y otra que contiene el rojo, verde y azul (sus siglas en inglés son RGB).

En De Iride ("Sobre el arcoíris"), Grosseteste analizó cómo los colores del arcoíris se generan mediante la refracción y reflexión de la luz en gotas de agua. Aunque este fenómeno ya había sido estudiado por científicos árabes, Grosseteste propició un avance significativo en la comprensión científica de los fenómenos ópticos en la Europa medieval, alejándose de las explicaciones simbólicas tradicionales y empujando a nuestra cultura hacia la ciencia moderna.

Sin embargo, su obra más innovadora es De Luce ("Sobre la luz"), donde presentó una teoría revolucionaria para su tiempo. Según él, la luz (lux) era la sustancia primordial que, al expandirse, dio forma al universo físico, organizando la materia en esferas celestes. Si bien su enfoque era poco experimental, esta idea de la expansión de la luz resuena con conceptos modernos como la expansión del universo.

Aunque no puede considerarse un precursor directo de la teoría del Big Bang, el trabajo de Grosseteste guarda cierto paralelismo conceptual con esta idea, al proponer que un principio luminoso fue el origen de la estructura del cosmos. Curiosamente, siglos después, Georges Lemaître, también sacerdote y científico, desarrolló la teoría del Big Bang que revolucionaría nuestra comprensión del universo.

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