De la Junta de Salamanca que analizó el proyecto colombino, en el 520 aniversario del Descubrimiento
Cuando se cumple hoy el 520 aniversario de uno de los eventos más importantes de la Historia, el Descubrimiento de América por los marinos españoles, me parece un momento más que óptimo para intentar arrojar algo de luz sobre un episodio crucial del mismo, cual es el de la que se dio en llamar Junta de Salamanca que se reunió para analizar el proyecto que Colón presentaba para llegar a las Indias por la ruta marítima occidental, aunque habría sido más correcto denominarla, como veremos, de Junta de Salamanca-Córdoba. Una Junta que goza de una leyenda negra como sólo nos la dejamos colar los españoles, los mejores pagadores de todas las teorías que denigran nuestra historia, y según la cual, lo que se discutió en ella fue si la tierra era redonda o no, siendo naturalmente Colón el que defendía que lo era, frente a la caterva de cenutrios españoles con los que se enfrentaba, lo más granado de la intelectualidad patria de la época, que sostenía que no. Que la tierra es redonda es un paradigma con el que trabaja el saber humano desde el s. VI a.C., es decir desde hace ya dos mil seiscientos años, y perfectamente claro en el acervo sapiencial de pensadores tan antiguos como Pitágoras (580-495 a.C.), Parménides (n.h. 530), Zenón (490-430 a.C.), Herodoto (484-425 a.C.), Platón (427-347 a.C.) o Aristóteles (384-322 a.C.).
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Fray Hernando de Talavera. Monasterio de El Escorial (s. XVI). La verdad es que los conocimientos de la época daban para algo más que una discusión de paletos como la que describe la leyenda. Una leyenda que bien pudo tener su origen en la animadversión que si no el propio Colón, sí demostró sentir su hijo y biógrafo, Hernando, por la figura de Fray Hernando de Talavera, presidente de la Junta en cuestión, a quien le reprocha el haber estado a punto de arruinar la expedición de su padre cuando en realidad fue una de las personas clave para sacarla adelante. “Pero como el asunto debía tratarse más con fundamento de doctrina que con palabras o favores, Sus Altezas lo cometieron al prior del Prado que después fue arzobispo de Granada, encargándole que junto con peritos en Cosmografía, se informasen plenamente de aquello y luego le refiriesen lo que opinaban. Pero, porque en aquellos tiempos no había allí tantos cosmógrafos como hay ahora, los que se juntaron no entendían lo que debían […] Se resolvieron a juzgar la empresa por vana e imposible, y que no convenía a la gravedad y alteza de tan grandes príncipes moverse por tan débiles informaciones”. Y añade: “Cuanto más eficaces eran sus razones, tanto menos las entendían por su ignorancia”. Por si éramos pocos parió la abuela, y en defensa de la tesis acude quien no podía faltar al parto, Fray Bartolomé de las Casas. “Así que por esta causa pudo poco Cristóbal Colón satisfacer a aquellos señores que habían mandado juntar los Reyes e hiciéronles relación de lo que sentían, persuadiéndoles que no era cosa que a la autoridad de sus personas reales convenía ponerse a favorecer negocio tan flacamente fundado y que tan incierto e imposible a cualquier persona, letrado o indocto que fuese, podía parecer”.
Lo cierto sin embargo es que nos movemos en un campo ampliamente especulativo, pues lamentablemente no se han encontrado actas de las reuniones, y ni siquiera conocemos quien formó la Junta. Sí sabemos que su presidencia fue encomendada por los reyes a Fray Hernando de Talavera. Sin duda, estarían muchos consejeros reales y, de entre ellos, destacaría Rodrigo Maldonado, quien ya había dado muestras de su buen hacer en las negociaciones hispanolusas que culminaron con la firma del Tratado de Alcaçovas y de quien hasta disponemos de un testimonio directo. “Este testigo, con el Prior de Prado […] e con otros sabios e letrados e marineros platicaron con el dicho Almirante sobre su ida a las dichas islas, e […] todos ellos concordaban que era imposible ser verdad lo que el dicho Almirante decía”. Testimonio en el que llama la atención que también participa en las reuniones el Prior de Prado y también la unanimidad del fallo emitido. Cabe desde luego suponer que aprovechando las reuniones en Salamanca, se convocara a algunos profesores de aquella Universidad, pero poco más. Y siempre disponemos del testimonio de dice Las Casas sobre la reunión posterior a la de Salamanca-Córdoba, en la que sí se termina aprobando el proyecto colombino, celebrada en Santa Fe (Granada), de la que aunque también desconozcamos su composición, nos dice:
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