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León XIV explica la célebre frase de San Agustín en las Confesiones sobre nuestro «corazón inquieto»

El Papa continuó en la audiencia general la catequesis sobre la Resurrección y la paz que trae el hombre.

León XIV saluda a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro para la audiencia general.

León XIV saluda a los miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro para la audiencia general.Vatican Media.

Redacción REL
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Antes de la tradicional audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, León XIV saludó a los enfermos, reunidos en el Aula Pablo VI para protegerse, ya que no de la lluvia, sí del frío que se sentía este 17 de diciembre en las calles de Roma. 

El Papa les bendijo antes de Navidad y les deseó "que estén siempre en las manos del Señor con la confianza y el amor que solo Dios puede darnos".

Una mujer en silla de ruedas agradece efusivamente que el Papa saludara a los enfermos y discapacitados en el Aula Pablo VI antes de la audiencia general.

Una mujer en silla de ruedas agradece efusivamente que el Papa saludara a los enfermos y discapacitados en el Aula Pablo VI antes de la audiencia general.Vatican Media.

Luego, ya fuera, continuó la catequesis del Jubileo en torno a la Resurrección, centrada en este caso en La Pascua como destino del corazón inquieto.

¿Cuándo llegará el descanso?

El aspecto de la experiencia actual que el Papa quería iluminar es el hecho de que hoy se exige "un movimiento constante que nos impulsa a hacer, a actuar", así como "rapidez para obtener resultados óptimos en los ámbitos más diversos". En la otra vida no será así, dijo, sino que "entraremos en el descanso de Dios, que es paz y alegría". Pero no hay que esperar a entonces para disfrutar de ese descanso, podemos anticiparlo en esta vida. Fue el objeto de su predicación.

"A menudo percibimos que el hecho de hacer demasiado, en lugar de darnos plenitud, se convierte en un vórtice que nos aturde, nos quita la serenidad, nos impide vivir mejor lo que es realmente importante para nuestra vida... Nos sentimos vacíos. ¿Por qué? Porque no somos máquinas, tenemos un «corazón», es más, podemos decir que somos un corazón", planteó León XIV.

León XIV saludó a un grupo de recién casados: así quedó grabado el momento en el móvil de una novia.

León XIV saludó a un grupo de recién casados: así quedó grabado el momento en el móvil de una novia.Vatican Media.

Es en ese corazón que es "centro invisible de nuestras personas" donde se conserva "el verdadero tesoro", que consiste en "leer la vida bajo el signo de la Pascua, mirarla con Jesús Resucitado". León XIV, que casi siempre cita a San Agustín, lo hizo de nuevo con la frase más célebre de sus Confesiones: "Señor, tú nos hiciste para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti".

¿Qué puede calmar esa inquietud?

Esa "inquietud" del corazón "es la señal de que nuestro corazón no se mueve al azar, de forma desordenada, sin un fin o una meta, sino que está orientado hacia su destino último". Su destino "no consiste en la posesión de los bienes de este mundo, sino en alcanzar lo que puede colmarlo plenamente, es decir, el amor de Dios, o, mejor dicho, Dios Amor". Un tesoro que, sin embargo, "solo se encuentra amando al prójimo que se encuentra en el camino", un prójimo "de carne y hueso, cuya presencia interpela e interroga a nuestro corazón, llamándolo a abrirse y a entregarse".

"El prójimo te pide ralentizar, mirarlo a los ojos, a veces cambiar de planes, tal vez incluso cambiar de dirección", apuntaló el Papa, en una expresión que recordó las que usaba Francisco para referirse a lo mismo.

Esa es la verdad "esencial" de nuestra existencia: que "el corazón humano está hecho para la plenitud, no para el vacío", y esa plenitud se obtendrá si el corazón "entra en el dinamismo del amor para el que ha sido creado", que es esa entrega a los demás como prenda de "la esperanza cristiana".

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