«Sorprende que, en tan poco tiempo desde su fallecimiento, Carlo esté dejando semejante huella»
Madres, jóvenes y educadores hablan desde Roma: «Acutis y Frassati son ejemplo para nuestros hijos»

Una familias que peregrinó a la canonización de este sábado en Roma, con camisetas con una de las frases más célebres de Acutis: "Eucaristía, autopista al Cielo".
La canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati ha sido una de las más esperadas del año. Sin llegar al baño de masas que fue la de Juan Pablo II o a los 120.000 peregrinos que fueron a venerar a Madre Teresa en 2016, los 80.000 fieles presentes este sábado en Roma hicieron de esta una de las canonizaciones con mayor asistencia de las últimas dos décadas.
Los peregrinos provenían de todo el mundo, pero la juventud de los nuevos santos parecía ser el nexo de unión de muchos de los fieles presentes en Roma.
Es el caso de Ana, madre de familia numerosa y profesional docente, que nos contaba en primera persona que allá donde fuese se encontraba con masas de fieles llegados de todo el mundo, de todos los continentes, idiomas y edades: “Había niños y ancianos, jóvenes, consagrados, religiosos, laicos, una multitud de personas que en tan poco tiempo han conocido a Carlo Acutis y su especial devoción por la Eucaristía”, enumera.
Lo que los peregrinos piden a los nuevos santos
Considera “un auténtico regalo” poder haber estado en la canonización. Llegó con un grupo numeroso, que logró organizarlo todo “in extremis” motivados por multitud de razones e intenciones. Los peregrinos iban para curar heridas, por haber redescubierto el valor de la Eucaristía gracias a los nuevos santos o reconocer su cariño y devoción por los mismos, pero también por acompañar a otros o para rezar por los alumnos y catecúmenos.
“Carlo es tan joven como sus alumnos, es uno de ellos”, nos cuenta.
La peregrina nos habla convaleciente y con fiebre desde Roma y, como muchos otros de su grupo, con los pies llenos de ampollas tras largas caminatas. Pequeños obstáculos que no lograron impedir el esperado evento. “Con la alegría del Señor es fácil tirar”, relata.
Quizá es porque las dificultades descritas nada pueden hacer frente a la gracia, apreciada por la peregrina como un bálsamo imprescindible para el día a día. En la primera jornada de viaje, le marcó especialmente escuchar cómo la oración ayuda a “transfigurar y transformar una realidad que muchas veces nos aplasta”.
“Y es verdad”, subraya, “si te apartas del Señor, la vida te arrastra, no puedes con ella y empieza a perder sentido porque no tiene orden. Lo primero es Dios”.
La peregrina confiesa que llevaba una importante lista de peticiones para los nuevos santos, como cuidar más la santa misa o aprovechar mejor el tiempo para lo que Dios quiera. No solo pedía para sí misma. Como madre y educadora, su matrimonio y familia ocupaban los primeros puestos, también los jóvenes y adolescentes con los que trabaja y que ocupan una parte destacada de sus oraciones diarias.
Una canonización "con algo especial"
Nos cuenta que son muchas las ocasiones en que ha ido a Roma. No es su primera beatificación o canonización y recuerda especialmente la multitudinaria de San Josemaría, pero la de Acutis y Frassati ha tenido algo especial. “Roma nunca defrauda, especialmente cuando hay un motivo sobrenatural para el viaje. Pero sorprende que, en tan poco tiempo desde su fallecimiento, Carlo Acutis esté dejando semejante huella y ayudando tanto”.
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También es la primera vez que ha podido ver a León XIV, del que remarca su “naturalidad, humanidad y cercanía” mostrada hacia los fieles o bendiciendo niños y bebés. Una naturalidad que también valora de Acutis a la hora de vivir la fe en el día a día. Junto a este, Ana remarca también la figura de Frassati, quizá no tan conocida o extendida como la del “santo milenial”.
Frassati brilla con luz propia: "Generoso, idealista y fiel"
Hablando del italiano fallecido hace un siglo, confía en que "también puede conectar muy bien con los jóvenes", especialmente “por su carácter generoso e idealista propio de la juventud”.
Preguntada por lo que considera que hace a Frasssati brillar por sí mismo, responde que “pudiendo tener una vida cómoda, se mantuvo fiel a su fe y a su vocación, sin dejarse influir por la opinión de sus padres”. Y, especialmente siendo joven, “eso son cosas que me parecen de admirar”, agrega.
La peregrina española es una más de las muchas que observa en la juventud un signo esperanzador reflejado en los dos santos, pero también dos titanes capaces de arrastrar tras de sí a la juventud.
"La santidad no tiene edad"
Es también el caso de Alessandro Della Monaca, que, a sus 29 años, confiesa a Avennire que, para él, “Pier Giorgio es como un hermano. Me gustaría seguir su ejemplo, lo intento cada día, alcanzar la santidad con pequeños gestos cotidianos”, agrega.
Asa, una joven filipina que lleva años viviendo en Italia, no hace distinción entre Frassati, fallecido en 1925, o Acutis, en 2006. Pese al siglo que los separa, la joven ha aprendido de ellos que “la santidad no tiene edad”: verlos proclamados santos le lleva a buscar la santidad y tratar de ser “la mejor versión de mí misma”.
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"Un friki como yo"
Otros como Giulio, de 19 años, valoran de Acutis su afinidad por la tecnología y su empleo como medios evangelizadores. “Carlo era un friki como yo”, dice orgulloso el joven, que considera al nuevo santo como un modelo en su vida. “Siempre estaba cerca de los demás, incluso a través de dispositivos tecnológicos, y por otro lado se comunicaba con Dios a través de la Eucaristía. Para mí, es una inspiración”.
Los nuevos santos también han captado la atención e interés de Giusy Lecce, residente en la localidad de Crotone, a más de 600 kilómetros del Vaticano.
Vidas cambiadas, ejemplo para los pequeños
“Vine para celebrar la canonización de Carlo Acutis con mi familia. Tengo una hija de 15 años, que está aquí conmigo, y ver a una adolescente de su edad convertirse en santa me conmueve: me recuerda que la santidad es realmente una vida vivida, una normalidad como la de mi hija”, cuenta.
También como madre acude desde Lecco Irene, junto a su hija de cuatro años. Y aunque considera que el cambio “debe venir primero de los adultos”, se muestra convencida de que tanto Acutis como Frassati “son un ejemplo para nuestros pequeños. Pier Giorgio, que ayudaba a los pobres, y Carlo, que proporcionaba comida caliente a las personas sin hogar”.
Irene asegura que los nuevos santos “cambiaron por completo” su vida como católica, como también le sucedió a Vito, de 26 años, que ha visto su fe y vida “cambiada en todos los sentidos”.
“Ahora que son santos, puedo decir que incluso las decisiones que tomé siguiendo su ejemplo, desde los estudios hasta el trabajo, son decisiones de santos”.