Marta Nebot, atea militante, choca con Javier Cercas, ateo abierto... con una buena pregunta

Se ha difundido bastante un vídeo de una tertulia televisiva en TVE en la que chocan la periodista (y durante un tiempo actriz) de izquierda radical Marta Nebot Sánchez con el escritor, profesor y columnista de El País, Javier Cercas, muy famoso desde que publicara en 2001 Soldados de Salamina. Cercas ahora promociona su libro El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), un libro fruto de haber viajado con el Papa Francisco a Mongolia, invitado por el Vaticano. En él, explica, intenta "entender a la Iglesia Católica, una institución con dos mil años de historia".

Marta Nebot, de 50 años, es una atea bastante radical, que considera que cuanta menos religión y menos catolicismo exista, mejor le irá al mundo. Ese es su punto de partida. Plantea una buena pregunta: "¿Tu libro genera más ateos o más cristianos?".

Javier Cercas es un ateo que no está muy contento de ser ateo. Su familia es católica, su madre -ya fallecida- siempre expresaba su confianza de reencontrarse con su padre tras la muerte, y ese es el tema que impulsa el libro. En una entrevista Cercas dice que él tuvo fe hasta los 14 años, edad a la que se enamoró de una chica que le rechazó, y entonces se enfadó con todo, también con Dios "y aún estamos digiriendo eso". No es el mayor argumento a favor del ateísmo (con esa misma experiencia de desamores adolescentes muchos otros se han hecho santos) y él, ya con 63 años, lo sabe. 

Cercas aún se declara ateo y recuerda una y otra vez que la fe es un don que sólo Dios puede dar y lo da a quien quiere cuando quiere. Pero considera que la Iglesia es fascinante y así lo dice en su gira de promoción del libro. Anima a la gente a "explorar" y "entender", más que a "juzgar". 

Ser ateo, ¿automáticamente es querer menos cristianismo?

Marta Nebot, en La Noche 24 horas de Xavier Fortes, acusó a Cercas de querer "blanquear el cristianismo con su libro". Cercas se molestó, le preguntó si había leído el libro, y ella dijo que no, que se basaba en entrevistas que él ya ha concedido sobre el volumen (muchísimas y ubicuas).

En redes sociales hay cierto debate sobre si tiene sentido que Nebot comente un libro (acusándolo de blanquear el cristianismo) sin haberlo leído, "aunque sea en diagonal", algo común entre periodistas siempre acelerados, como comenta J.M.Lamata en La Hemeroteca del Buitre.

Pero hay un debate más profundo: ¿qué debe pensar un ateo del cristianismo? ¿Puede un ateo admitir que el cristianismo ha sido bueno para la humanidad, y lo sigue siendo?

Marta Nebot es muy dogmática respecto a la religión en general y el catolicismo en concreto, mucho más que muchos otros ateos que no tienen las mismas ideas. "Veo un dilema moral: un ateo que acaba blanqueando una institución como la institución católica. [...] Un ateo preferiría otra cosa. Yo preferiría que siguiera avanzando el ateísmo, y no el cristianismo recauchutado por el Papa, actualizado, suavizado, que cada cual se adecua a su bolsillo, para gays, para el otro..."

Y luego Nebot hace la gran pregunta: "¿Tú prefieres que el catolicismo crezca, o no?" Y añade: "No estoy hablando sobre tu libro, estoy preguntando si tu libro genera más ateos o más cristianos". Cercas no responde.

Cuando se va el cristianismo, ¿qué ocupa ese espacio?

Puede ser interesante saber si el libro de Cercas genera más ateos o más cristianos.

Pero el tema de fondo es si un mundo con menos cristianismo sería "mejor", desde un punto de vista meramente humano, de justicia social, cuidado a los débiles, familias fuertes y felices, atención a los enfermos, libertad, prosperidad, etc...

Es un tema que muchos ateos y agnósticos se han estado planteando recientemente y la respuesta de muchos es que el espacio que deja vacío el cristianismo no lo ocupa un hipotético mundo maravilloso de bondad y libertad, sino ideologías dañinas (comunismo, nihilismo), mentalidad anticientífica (woke, ideología de género), el Islam, Estados sin límite ni ética (China, país ateísimo), o el mero consumismo, la soledad de las familias sin hijos, los matrimonios rotos y heridos, el feminismo que enfrenta a hombres contra mujeres y el individualismo extremo.

Recientemente, el ateo Michel Onfray habló del peligro del transhumanismo, Jean-Marie Rouart del islamismo y Patrick Buisson alertó sobre “el universo tecnológico desprovisto de humanidad”. El agnóstico Houellebecq ha advertido de la eutanasia con la que se “autodestruye” Occidente.

Sin cristianismo, Occidente se tambaleará

Más cercanos al cristianismo, desde un agnosticismo que alaba la ética cristiana, han sido figuras como Niall Ferguson, Jordan Peterson, Roger Scruton, Tom Holland, Douglas Murray...que avisan: Occidente se debilita mucho, y sin cristianismo podría hundirse del todo. 

Uno de los casos más sonados de los últimos años ha sido el de la somalí Ayaan Hirsi Ali, a la que han llamado "la Voltaire negra" y "la diva del Nuevo Ateísmo" (y esposa del mencionado historiador Niall Ferguson). En noviembre de 2023 anunciaba que se hacía cristiana porque cree que sólo el cristianismo puede hacer frente al Islam, a los totalitarismos y a "la expansión viral de la ideología woke, que está devorando la fibra moral de la nueva generación". 

En su libro Dominion, de 2019, el historiador Tom Holland, que aún se declara agnóstico, convence a muchos de que sin cristianismo el mundo sería, como en la Antigüedad, un mero campo de batalla para la ley del más fuerte. Sin Jesús, no habría surgido nadie parecido a Él, ni nada parecido al cristianismo, establece Holland rotundo. 

Justin Brierley, en The Surprising Rebirth of Belief in God, menciona a otro autor superventas, el divulgador histórico Yuval Noah Harari: activista homosexual, ateo declarado, israelí... Harari escribe: "Tenemos la idea de igualdad por el cristianismo, que dice que cada persona tiene un alma creada divinamente, y que todas las almas son iguales ante Dios. Si no creemos en los mitos cristianos sobre Dios, la Creación y las almas, ¿qué significa que todos somos iguales? La evolución se basa en la diferencia, no en la igualdad".

El expresivo poema de Elon Musk

Elon Musk, el magnate de Tesla, más o menos agnóstico, publicó en 2024 un expresivo poema que decía: ""El ateísmo dejó un vacío, la religión secular tomó su lugar / pero dejó a la gente desesperar, un hedonismo sin niños y sin cuidar;

quizá la religión no está tan mal". Musk, en 2024, empezó a declararse como “cristiano cultural” y “gran creyente en los principios del cristianismo” (aunque en su vida familiar y privada muchas cosas encajan mal con la propuesta cristiana).

Hay un libro con 12 testimonios de antiguos ateos militantes (lectores de Dawkins o Hitchens) que explican lo que les llevó a cambiar:

1) a menudo, una crisis vital (una ruptura familiar, un fallecimiento) les llevaba a preguntarse en serio por el sentido de la vida y la muerte;

2) en otros casos, trabajar de cerca con los pobres y necesitados, o las víctimas de injusticias, les hizo preguntarse en serio por el bien, el mal y la fraternidad. El bien y el mal, la vida y la muerte... son los dos grandes temas, que vistos de cerca resuenan distinto. 

Con preguntas sinceras y profundas, se volvían a leer los libros de Dawkins y otros ateos y les parecían ahora huecos, enojados, condescendientes, irrespetuosos. 

Nebot y la Navidad sin Dios... ¿como en la China atea?

La misma Marta Nebot intuye vagamente algo de esto. En 2022 proponía en su columna en Público hacer una "Navidad sin Dios". Quedarse "lo bueno" de la Navidad, pero sin ir a misa ni hablar del Niño Jesús. 

No se daba cuenta de que eso ya se hace en la China atea, comunista y consumista, y es vacío y lúgubre, es una falsificación de plástico. Sin Niño Jesús sólo quedan bolas de colores.

Ella decía "abracemos el árbol, pongámoslo más bonito, más pagano, recuperemos todas esas celebraciones de las que los cristianos se adueñaron". Pero la realidad es que el árbol de Navidad nunca fue pagano, nació de unas representaciones teatrales en iglesias. Los soviéticos lo persiguieron durante varios años, hasta que se dieron cuenta que hacerlo era feo y contraproducente. 

Intentaron sovietizarlo, con estrellas rojas y astronautas. "Pongámoslo más bonito", como dice Marta Nebot. Pero si no hay niños (cuando no hay Niño Jesús tienden a escasear los otros niños) el árbol no es muy alegre. Quitaron la Navidad para intentar celebrar sólo Año Nuevo.

Marta Nebot decía "que no nos roben ni la navidad ni la comunidad ni los sueños; que no nos roben nada de todo eso que ya estaba aquí antes que ellos [los cristianos]". Pero no es cierto que hubiera "Navidad" antes de los cristianos: sólo había comilonas y borracheras, por lo general de ricos, basadas en hacer trabajar a sus esclavos. Ni siquiera había un festivo semanal, que es un invento judeocristiano. 

El paganismo consiste en ricos de juerga y pobres tratados como máquinas o animales, y bebés abandonados en las calles o bosques para que mueran. Tampoco había "comunidad": estaba el poderoso Estado (romano o azteca), los patricios, los jefes guerreros y padres con derecho a matar a sus esposas (a veces varias) e hijos. Eso acabó con el cristianismo.

Marta Nebot escribía aún de la Navidad: "Genera un sucedáneo de paz que, aunque momentánea y de mentirijillas, nos deja su regusto en la memoria, que sin estas fiestas quizá no existiría". Y así admite la relación entre la fiesta cristiana y la cultura de la paz. "Paz a los hombres que ama el Señor", cantan los ángeles en Navidad. Sin la paz de Dios, la única paz es la que imponen los fuertes con las armas. 

Cuando Marta Nebot dice que el mundo estará mejor con menos cristianismo, demuestra que sabe poco de historia (de historia de los cuidados, historia de la medicina, historia de la familia, historia de la alfabetización) y está completamente desconectada de la ola de agnósticos atentos, que miran al mundo y dicen "exista o no Dios, necesitaremos al cristianismo para evitar el desastre".

Quizá Marta debería leer el libro de Cercas, y los de Tom Holland, y el de Justin Brierley, y el que va a sacar Aaayan Hirsi Ali. Leer para saber de qué se habla, y qué alternativas crueles y tristes esperan ocupar el lugar donde aún está el cristianismo.