Religión en Libertad

Un psiquiatra de Yale desmiente a Freud: la «religión organizada» favorece la salud mental

Contra lo que pensaba Freud, la investigación es coincidente en que la religión no es un factor de neurosis, sino uno de sus alivios.

Contra lo que pensaba Freud, la investigación es coincidente en que la religión no es un factor de neurosis, sino uno de sus alivios.Matthew de Livera / Unsplash.

Redacción REL
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C.L.

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Durante siglos, fueron las instituciones religiosas las que atendieron a las personas con alguna enfermedad mental y quienes defendieron que debían ser tratadas con delicadeza, y no limitarse a encerrarlas.

Sin embargo, en los últimos 150 años se ha abierto "una grieta entre la religión y la psiquiatría", lamenta Samuel T. Wilkinson, director médico del Programa de Investigación sobre la Depresión de la Universidad de Yale, donde es profesor. Muchos piensan ahora que "la religión puede causar o empeorar la enfermedad mental", o incluso que "la religión misma es una manifestación de trastorno mental".

Freud y Ellis

Entre los responsables de este cambio cita dos:

  • Sigmund Freud (1856-1939), que consideraba la religión como una neurosis obsesiva con un origen infantil en el deseo de una figura paterna dominante. Abandonando la religión, la salud mental colectiva mejoraría.
  • Albert Ellis (1913-2007), quien afirmaba la "significativa correlación entre la religión y el trastorno emocional", y proponía ser a-religioso como "una solución terapéutica elegante a los problemas emocionales".

Wilkinson afirma, sin embargo, que este tipo de afirmaciones no tenían ningún apoyo en una "investigación rigurosa". 

Datos fiables para una respuesta clave

Hasta los años 80 del siglo XX no empezaron a realizarse estudios sistemáticos sobre la religión y la salud mental. ¿Con qué resultado? "La religión ¿ayuda o -con su prohibición estricta de ciertos comportamientos- exacerba la enfermedad mental?", se plantea el psiquiatra, en un artículo que firma en Deseret News junto a Stephen Cranney, colaborador en el Instituto de Estudios de Religión de la Universidad de Baylor y profesor en la Universidad Católica de América.

Samuel Wilkinson, profesor de Psiquiatría y experto en el estudio de la depresión.

Samuel Wilkinson, profesor de Psiquiatría y experto en el estudio de la depresión.Universidad de Yale

"El hecho es que la mayor parte de los datos contradicen rotundamente a Freud", afirman Wilkinson y Cranney, "y muestran que participar en una religión organizada protege contra la enfermedad mental".

Quienes asisten al templo de forma habitual "tienen menores síntomas de depresión y ansiedad por comparación con quienes no van nunca o casi nunca", y un "mayor equilibrio mental". Cita dos estudios concretos.

  • Uno de esos análisis fue conducido por investigadores de la Universidad de Harvard dirigidos por el profesor Tyler Vanderweele, quienes hicieron un seguimiento de 49.000 mujeres a lo largo de doce años. Utilizaron "métodos sofisticados" para medir, no solo la correlación entre religión y depresión, sino su hipotética relación de causa-efecto: "Los datos mostraron que la asistencia religiosa frecuente se asociaba con una incidencia de depresión un 30% menor".
  • Por otro lado, una revisión sobre 400 estudios que examinan la relación entre religión y depresión muestra que el 61% de los estudios encontraron menos depresión entre quienes eran más religiosos, y solo un 6% de ellos encontraron la relación inversa: a más religión, más depresión, lo que se daría sobre todo en aquellos casos en los que Dios es concebido como fiero y controlador. El resto de los estudios (33%) no encontraron correlación entre religión y depresión.

Wilkinson y Cranney se cuidan mucho de sacar conclusiones precipitadas, dado que son estudios basados en la observación de casos existentes, no en experimentos aleatorios donde un grupo se expone a un factor y el otro no.

La razón es que no pueden asignarse aleatoriamente a las personas las convicciones religiosas. Lo que sí puede hacerse, sin embargo, es asignarles comportamientos religiosos. Como dicen los autores: imagina que el médico, en vez de una pastilla, te recetase para combatir la depresión "acudir a debates sobre religión, practicar la gratitud y rezar con regularidad".

Pues bien, los autores de dicho estudio lo han hecho: "Y los resultados muestran que, en su conjunto, simplemente el hacer cosas religiosas hace que la gente esté menos deprimida".

¿Por qué? "La religión institucional ofrece redes sociales sólidas, un fuerte sentido de comunidad y matrimonios más estables, todo lo cual mejora la salud mental", al igual que "cultivar, por medio de la oración, una relación personal con quien gobierna el Universo".

Nada de esto sugiere que no deba seguir invirtiéndose en mejorar el tratamiento de la enfermedad mental que necesita "profesionales competentes" y no solo oraciones. Pero "mientras sigan creciendo los niveles de depresión y ansiedad a medida que decrecen los niveles de asistencia a servicios religiosos, debemos recordar que la religión institucional es una fuente importante de bienestar mental y aprovecharla".

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