Una entrevista al hermano Callejas
Heraldos del Evangelio: el legado de monseñor Clá y la razón última de la solemnidad de sus eventos

Benedicto XVI recibe en el Vaticano a monseñor Joao Cla.
Se cumple un año del fallecimiento, el 1 de noviembre de 2024, de monseñor João Scognamiglio Clá Dias, fundador de los Heraldos del Evangelio, asociación pública de fieles de derecho pontificio.
Para evocar su figura y su influencia en la configuración espiritual de este carisma, hemos hablado con el hermano Carmelo Jesús Callejas Escobar, E.P., sevillano y miembro del grupo desde muy joven.

Carmelo Jesús Callejas Escolar, de los Heraldos del Evangelio.
-¿Cuál es el legado fundamental de monseñor Clá a los Heraldos, y en particular en España?
-No se podría entender a los Heraldos del Evangelio sin la figura de monseñor Juan Clá, su fundador. Sobre todo es un legado de fe, de confianza en la Providencia y de una gran esperanza para el mundo. Un deseo profundo de hacer el bien a las almas y de imprimir en ellas la certeza de que la Iglesia es santa y que, a pesar de todas las apariencias, siempre será la luz que ilumine al mundo.
»Todo ese legado los Heraldos del Evangelio de España lo reciben como un precioso tesoro y, haciéndose eco de sus enseñanzas y de su ejemplo de vida, queremos poner en práctica todo ello a través de nuestro apostolado. Eso nos lleva a asumir esta gran responsabilidad en nuestra vida interior y en nuestra práctica de la fe, con un deseo de santidad personal que pueda redundar en beneficio de la Iglesia y de las almas, con las cuales tenemos contacto a través de tantas actividades como hacemos. La pérdida de un fundador, para nosotros un padre, nos llena de una gran confianza en que, desde la eternidad, seguirá ayudándonos en esta obra evangelizadora y en nuestra entrega a la Iglesia.
-¿Cómo viven sus miembros la consagración a la Virgen de Fátima?
-Esta Consagracion nos hace comprender cuánto Dios, a través de la Virgen, nos ama profundamente. De ahí que toda nuestra vida cotidiana esté centrada en la búsqueda de la santidad personal. La oración en comunidad, los actos de vida comunitaria, la eucaristía diaria y la acción evangelizadora ha de estar asentada en la vida interior y en el trabajo de expansión del reino de Cristo.
»En todo ello, la Virgen, bajo la advocación de Fátima, juega un papel primordial, por eso nuestro Apostolado está muy vinculado a la advocación de Fatima. Su mensaje es tan actual que el difundirlo produce un gran bien a las almas. Mensaje de conversión, de advertencia y de esperanza.
»Siendo esta advocación universal, atañe a todo el mundo y es un modo de entrar en contacto con las personas muy profundo. Ni qué decir que la devoción a María es un punto de honra para todo Heraldo del Evangelio y que no se puede entender nuestro carisma, nuestro apostolado, nuestra vida interior y exterior sin la figura de la Virgen. Un amor filial y profundo que nos da la certeza y la seguridad de estar íntimamente unidos a su divino Hijo.
-El apostolado de los Heraldos del Evangelio se centra en la manifestación de la belleza de Dios...
-En un mundo en el que se ha arrinconado la belleza en sí, nosotros queremos re-encender en las almas este atributo de Dios. La belleza salvará al mundo, decía Dostoyevsky, y no le faltaba razón, porque el hombre tiene una sed insaciable de lo bueno, lo verdadero y lo bello. Para ello, nuestro fundador, monseñor Juan, siempre nos inculcó el deseo de perfección en todos nuestros actos externos e internos. De ahí que nuestras construcciones, conciertos y celebraciones eucarísticas se revistan de una gran solemnidad y un "pulcrum" exquisito para mostrar al mundo la belleza de Dios.
»También nuestros conciertos catequéticos que hacemos siempre en Navidad, las misiones marianas populares, la formación de jóvenes y adultos, las ceremonias de la devoción de los primeros sábados de mes que llevamos en varias ciudades de España, principalmente en la iglesia de San Isidro, en Madrid y, en fin, todo lo que está en nuestra mano para el bien de las almas.
-¿Cómo ha influido monseñor Clá en la espiritualidad y la misión de los Heraldos?
-Fue un hombre que, desde muy joven, se entregó por entero a la Iglesia y al deseo de hacer bien a las almas. Un trabajador incansable de la viña del Señor hasta el último momento de su existencia en esta tierra. Los Heraldos hemos aprendido de su ejemplo y de su deseo constante de buscar todos los medios posibles e innovadores para llevar esta tarea a cabo. Una espiritualidad y fe incansable, anhelo de perfección interior y la continua búsqueda, a través de todos los medios posibles, de llegar a todas las personas y con ello realizar la nueva evangelización.
»Todo el trabajo que realizamos no se entendería sin ese impulso primero de monseñor Clá, y tanto nuestra espiritualidad como nuestra acción pública es un reflejo de todo lo que él nos enseñó durante décadas, sobre todo con su ejemplo, de ahí que nuestro cariño y afecto hacia él es profundo y sincero, pues sabemos que Dios inspiró en su alma este nuevo carisma para el servicio de la Iglesia.
-¿Cómo colaboran los Heraldos con la Iglesia católica en España?
-Nuestra unión a la Iglesia en España y nuestra colaboración es incondicional y siempre al servicio de los obispos y las parroquias. En las misiones populares, en la ayuda a parroquias necesitadas, en los actos públicos que, sobre todo en Madrid, se realizan, en las charlas de formación, tanto para adultos como para jóvenes, en fin, para todo aquello que sea necesario, los Heraldos del Evangelio siempre hemos prestado nuestra ayuda y colaboración.
»También colaboramos en los trabajos de la curia diocesana de algunas diócesis, en la delegación de laicos y en el foro de laicos, tanto a nivel nacional como a nivel de algunas diócesis y prestando servicio de ayuda y participación en múltiples actos diocesanos de Madrid. Todo esto sería imposible sin una relación cordial, fraterna y filial con nuestros obispos y sacerdotes.
-La espiritualidad de los Heraldos del Evangelio se centra en la Eucaristía, María y el Papa. ¿Qué papel juega en la vida de los miembros de la asociación?
-Efectivamente, en esos tres pilares está centrada nuestra espiritualidad. Todo ello forma un tipo humano muy característico que son los Heraldos. Esa formación continua que todos tenemos, esa espiritualidad de profundo amor a la Iglesia, a la Virgen y de adoración a la Eucaristía es la que hace que podamos unir la vida activa con la vida contemplativa y de comunidad nuestra. Sin ello todo nuestro trabajo sería vano e infructífero. Es este tipo humano el que une a toda la familia de los Heraldos del Evangelio, tanto la rama masculina como la femenina y los Terciarios de nuestra asociación, y esto es lo que nos une y hace que podamos realizar este trabajo en pro de las almas.
»Nuestro fundador, monseñor Clá, siempre nos inculcó esta vida interna fraterna que hace que este vínculo se refleje en toda nuestra actividad pastoral. Y todo ello no tendría sentido sin lo que enumera su pregunta, la devoción a estos tres pilares de nuestra fe.
-¿Cuáles son sus proyectos de futuro?
-Monseñor Juan siempre apuntaba alto y veía más allá de lo que el ojo humano naturalmente ve. Los desafíos y proyectos son muchos y muy variados. Creo que el primero podría ser el anhelo vehemente y profundo de que se cumpla esa promesa hecha por Nuestra Señora a los tres pastorcitos de Fatima: "Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará". El desafío es trabajar con una generación que, aunque muy apartada de Dios, tiene un deseo incansable e insaciable de las cosas eternas, y vemos como cada día más jóvenes se cuestionan todas las máximas del mundo moderno y buscan en lo eterno, en lo verdadero, en lo bello, en lo bueno, una respuesta a tantos interrogantes y tantas contradicciones como plantea el mundo de hoy.
»Por eso toda la labor que realizamos intentamos que sea un punto de luz en tanta tiniebla y oscuridad como la que vivimos. Nuestra acción, por ejemplo, en Internet ha llevado a que, con los cursos de Consagración hechos por el padre Manuel Rodríguez, sean ya más de dos millones las personas de habla española que se han consagrado a Jesús por las manos de María y vemos en ello una respuesta a todas esas preguntas. Con todo ello, queremos que el mundo abra su corazón y las puertas a Cristo.
»Le invitamos a todos aquellos que tengan el deseo de ver cumplida esa promesa que se unan a esta acción evangelizadora. Primero con la oración y el cambio de vida en esa conversión diaria que todos necesitamos, y luego con valentía y ánimo resuelto a trabajar públicamente en la consecución de este ideal.