«Queremos que sea la declaración juvenil más respaldada de la historia de Europa»
Manifiesto de los jóvenes católicos: labios que alaban, corazón abierto al Espíritu

Jóvenes tras el rezo del Vía Crucis en la JMJ de Lisboa.
Este miércoles 2 de julio, la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha presentado el “Manifiesto de los Jóvenes cristianos de Europa”. Se trata de un documento que busca “unir a todos los jóvenes cristianos del continente en torno a un solo fuego, un solo Cristo, una sola misión”. Surge de la participación de los jóvenes a nivel internacional en el proyecto “Roma 25 – Santiago 27 – Jerusalén 33”, una iniciativa que mira al Jubileo de la Redención de 2033 y que busca abrir un camino de fe y esperanza para una nueva generación europea.
En la presentación, Fernando Morcardó intervino en representación de esa juventud a la que se dirige el manifiesto. Un texto que, según él, “no ha nacido en un despacho, ni en una estrategia institucional”, sino en la “herida y sed” de una generación que cree “que Cristo está vivo, que la Iglesia sigue siendo casa, y que Europa puede reencontrar su alma si se atreve a escucharla”.
“Este Manifiesto es un acto de fe, y una llamada a la esperanza, es la voz de una juventud que no queremos quedarnos al margen, que no tememos decir con fuerza queremos más, queremos a Cristo en el centro. Desde aquí, desde Roma, hoy no venimos a hacer política, venimos a proclamar el Evangelio, a levantar con alegría una bandera que no es ideológica, sino profundamente espiritual y eclesial”, remarcó Morcardó.
Mikel Garciandía Goñi, Obispo de Palencia, representó a la Conferencia Episcopal Española (CEE) y al Comité de Coordinación del Proyecto, remarcó que el mencionado proyecto de regeneración “no termina en Roma, sino que comienza en Roma”. De este modo, la presentación de este miércoles fue la base del “punto de arranque” pedido por los jóvenes y que tendrá lugar con la lectura del manifiesto el viernes 1 de agosto, en la Basílica de Santa María en Trastevere de Roma, en el marco del Jubileo de los Jóvenes.
En la rueda de prensa también intervino el padre Antonio Ammirati, Secretario General del Consejo de la Conferencia Episcopales Europeas (CCEE), que enmarcó la presentación de este manifiesto en otros hitos como el Seminario sobre los Jóvenes de 2022, en Cracovia, la JMJ de Lisboa en 2023 o el encuentro de jóvenes europeos celebrado en septiembre de 2024 en Santiago de Compostela.
El proyecto consta de multitud de peregrinaciones por todo Europa que culminarán en la presentación del Manifiesto de los Jóvenes Cristianos del próximo 1 de agosto.
Tal como se describe el proyecto «Roma 25 – Santiago 27 – Jerusalén 33», ese 1 de agosto, los peregrinos buscan iniciar una “revolución del espíritu” que pretende “hacer visible lo invisible y dar voz a quienes buscan sin saberlo a Dios”.
“Para que esta declaración sea realmente la voz de una generación, durante el mes de julio será publicada en formato digital para que jóvenes de todo el mundo puedan leerla y firmarla. Porque este no es un proyecto de unos pocos, sino de todos los jóvenes que desean ser parte de algo mayor. Queremos que sea la declaración juvenil más respaldada de la historia de Europa”, anunciaron los responsables.
El manifiesto: Una revolución del espíritu joven
No somos turistas de lo espiritual. Somos peregrinos de sentido. Venimos con mochilas llenas de dudas, heridas, canciones y esperanza. Y con una certeza en el corazón: Cristo está vivo. Y nos llama. En un continente que parece haber olvidado su alma, nosotros elegimos recordar. Recordar que fuimos creados para la libertad, que hay belleza en seguir a Jesús, que el Evangelio no es pasado: es fuego hoy, encendido por el Espíritu Santo.
Nos levantamos como generación: no perfecta, no uniforme, no ideológica. Sino humana, sedienta, buscadora, creyente. Nos levantamos no para tener el poder, sino para servir, amar, caminar. Queremos devolver a Europa sus raíces. Que los caminos hablen de Dios. Que los santuarios no sean solo monumentos, sino lugares de encuentro y transformación.
Creemos que el amor de Dios sana. Que las heridas no nos invalidan: nos hacen reales. Que no hay pecado que venza a la misericordia, ni oscuridad que resista la luz de Cristo. Creemos en una Iglesia viva, joven, sin miedo, capaz de escuchar, de abrir espacios, de confiar en los jóvenes sin domesticar su fe.
Elegimos caminar. Porque seguir a Cristo no es quedarse quieto. Es dejar la comodidad, el cinismo, el “me da igual”. Es ponerse en camino. De Roma iremos a Santiago. De Santiago, a Jerusalén. Y de ahí… al mundo.
Elegimos anunciar. No con discursos vacíos, sino con vidas auténticas. Con música, redes, arte, silencio, presencia. Con una fe que no impone, pero propone. Con alegría, profundidad y sentido. Elegimos sanar. Ser rostro de una Iglesia que no juzga, sino que acoge. Donde nadie sobra. Donde nadie camina solo. Donde se puede llorar, reír, volver a empezar.
Pedimos a la Iglesia que confíe en nosotros. Que nos deje equivocarnos, servir, crecer. Que nos ofrezca caminos reales, comunidades vivas, pastores que caminen con nosotros. Pedimos a los jóvenes del mundo: no apaguéis vuestra sed. No os conforméis con una vida sin verdad. No dejéis que os vendan una libertad vacía. Venid. Caminad. Decid vuestro “sí”.
Desde Roma proclamamos: ¡Jesús es el Señor! ¡Somos su generación! ¡Somos su Iglesia! No somos un experimento. No somos un apéndice. Somos el presente de Dios para el mundo. Y caminamos hacia el futuro que no acaba: la vida eterna prometida por el Padre, ganada por el Hijo, y sellada en nosotros por el Espíritu.
Y por eso proclamamos este manifiesto: con nuestros pies en camino, con nuestros labios en alabanza, y con nuestros corazones abiertos al Espíritu.
¡Somos testigos!
¡Somos peregrinos!
¡Somos Iglesia en marcha!
Amén.