David M. Moses cree que Internet es la forma de llegar a los alejados... pero no todos pueden usarlo
Cuatro condiciones del sacerdote del millón de seguidores para usar y evangelizar las redes sociales

El sacerdote Michael Moses evangeliza a cientos de miles desde las redes, pero advierte que su uso también tiene peligros.
El joven sacerdote David Michael Moses meditaba en cómo el buen pastor acudía en búsqueda de la oveja perdida cuando pensó en dónde estaban hoy esas ovejas perdidas. Internet se convirtió en su segundo foco de evangelización y pronto superó con creces los 10000 fieles que bajo su responsabilidad frecuentan la parroquia de Cristo, el Buen Pastor, en Texas. Hoy, el sacerdote supera el millón de seguidores en Instagram y se acerca a los dos millones en el conjunto de sus redes sociales.
Sin embargo, Moses trata las redes con respeto, es consciente de sus peligros y advierte de ellos a sus seguidores.
A sus 31 años, publicó su particular celebración del millón de seguidores el pasado día de San José y destacó que por mucha fama o influencia que esto conlleve, las redes “son ceniza” y “pasan a mejor vida”, pues “solo las cosas de Cristo son las que perduran”.
Sus diversas cuentas de redes alternan hoy contenidos puramente doctrinales o de evangelización con otros vídeos más humorísticos.
Su presencia en redes comenzó hace años, convencido de la utilidad de YouTube y el formato de los vídeos para “transmitir un mensaje”, aunque entonces no sospechaba que lo usaría como sacerdote.
Fue hace cinco años cuando, ya ordenado, recordó cómo un vídeo le había ayudado en su discernimiento vocacional.
“Soy sacerdote, así que, ¿por qué no hacer un vídeo sobre lo que hacemos los sacerdotes a diario?”, pensó.
Recuerda algunos de sus primeros contenidos como fueron una boda o el bautizo de quintillizos.

Moses, durante el bautizo de quintillizos que relata en sus redes.
“Hay muchas cosas bonitas bastante normales para un sacerdote, pero pensé que la mayoría de la gente no llegaba a ver lo que pasa de fondo, así que lo grabé y lo publiqué esperando que fuese útil para jóvenes que estuviesen pensando en el sacerdocio”; comenta.
Lo cierto es que buena parte de su público son católicos, fieles, seminaristas y otros sacerdotes, pero también hizo un hallazgo que le dio más sentido a su canal y misión inicial.
“Descubrí que a la gente en general le resultaba útil, incluso a los ateos les parecía interesante lo que hacían los sacerdotes todo el día. Así empecé a hacer un vídeo una vez al mes”, comentó.
En su vídeo publicado este 19 de marzo, el sacerdote confesó los comentarios que más le gusta leer. Concretamente uno lo ejemplificaba: “Soy ateo, no sé por qué estoy viendo a un sacerdote, pero me parece genial”.
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“Para mí, esos comentarios son los mejores, porque el gran mandato de Jesús era ir a todas las naciones, pero ¿cómo se traduce eso hoy en día? Un amigo me dijo hace poco que la gente no te deja entrar a sus casas, pero sí te dejan entrar a sus teléfonos. Si como cristianos buscamos una forma efectiva de llegar a la gente, hoy en día es internet”, comentó el sacerdote.
Lo cierto es que el sacerdote tiene carisma y sabe que si quiere llegar a esas “ovejas perdidas” y consolidar a las que están con él, tiene que hablar su lenguaje.
Un simple vistazo a sus cuidadas producciones audiovisuales y sus redes bastan para sorprenderse de cómo Moses ha sido capaz de mantener la ortodoxia en el mensaje pero asimilar un formato completamente novedoso en las formas: imparte conciertos con su guitarra acústica ante masas enfervorizadas, se desplaza por las calles con su monociclo e incluso se sube si hace falta a veloces avionetas. Y eso le funciona.
“He visto tantos frutos de evangelización que me siento motivado para seguir en esta dirección. Lo que considero especialmente único de las redes es que permiten llegar a personas que de otra forma no tendrían contacto con la Iglesia”, afirma.
El sacerdote combina en muchos de sus vídeos pequeñas dosis de humor con contenidos y mensajes preparados en base a las tendencias en las redes, abordando lo que los jóvenes hablan. En sus vídeos, lo humorístico cobra gran relevancia no solo por ser “un lenguaje universal”, sino también porque si el vídeo es lo suficientemente divertido, “la gente se lo enseñará a sus amigos y de repente alguien estará viendo un vídeo de un sacerdote católico”.
“En esta pequeña cultura de las redes sociales, el humor es la forma de conectar de muchas maneras, así que aprendamos el idioma, aprendamos la cultura y llevemos el Evangelio. La Iglesia tiene una antigua tradición de hacer eso”, observa.
Para Moses, el parámetro de “funcionar” no son solo los “likes” o las visualizaciones, sino especialmente los comentarios de sus usuarios. Con cierta frecuencia, estos confiesan encontrarse lejos de la Iglesia o ser ateos pero, tras seguir sus divertidos vídeos y toparse con otros sobre la confesión, la virgen, el rosario o la fe, han revitalizado su vida espiritual o vuelto a tener un “punto de contacto” con la Iglesia.
Entre otros casos, recuerda a dos personas que comenzaron a asistir a eventos religiosos y que abrazaron posteriormente la fe tras ver sus vídeos, como también le ocurrió a un joven que acudía a sus producciones para discernir su vocación.
“No todo el mundo entiende lo que significan las redes sociales, pero cuando ves resultados concretos como ese, [te das cuenta de que] esto es lo que intentamos hacer como iglesia y esto nos ayuda a lograrlo”, comenta.
Aunque como sacerdote ha configurado su labor evangelizadora a través del uso frecuente de las redes, considera que estas no están exentas de peligro y que no todos deben usarlas, ya sea por los peligros de adicción o por la presencia de contenidos que podrían poner en peligro el estado de gracia.
En este sentido, dirige 4 consejos para enfrentar los peligros de las redes o discernir si usarlas o no:
1º Ver las redes como lo que son y aportar lo que necesitan
El sacerdote, comparando las redes sociales con “un mal vecindario”, recomienda a sus usuarios “tener mucho cuidado” con sus peligros, pero recuerda también “que todo mal vecindario necesita a la Iglesia y todo mal vecindario debería tener un sacerdote”: “Deberíamos tener ciertas personas que sepan cómo lidiar con el peligro, que estén debidamente capacitadas para ello y que de verdad estén tratando de llevar el Evangelio”, enfatizó.
2º “Si no estás seguro, bórralas”
Hablando de los católicos que podrían tener dificultades para compaginar el uso de las redes sociales con sus vidas, el sacerdote les recomienda que "si no están seguros, simplemente deben abandonar las redes sociales, elimínenlas y deshacerse de ellas".
3º A los padres, sobre los hijos y las redes
“A la mayoría de católicos, pero especialmente a los padres con hijos, les diría que los mantengan alejados de las redes. Yo las uso como una herramienta de evangelización. De no ser así, no estoy seguro de su verdadero valor”, comenta.
4º Una forma “neutral” de llevar a la infelicidad
Aunque considera que las redes son en sí mismas “moralmente neutrales” y que “todo depende de cómo se usen”; considera que las redes sociales tienden de forma natural a lo negativo en el día a día de sus usuarios, recordando la existencia de estudios que muestran como las redes sociales hacen a sus usuarios menos felices desde que las tienen.
Frente a estos peligros, el sacerdote concluye llamando a los jóvenes a recuperar el verdadero deseo de grandeza que le ha sido arrebatado.
“Uno de los dones que los jóvenes realmente ofrecen al mundo y a la Iglesia, es un deseo ferviente, quizás exagerado a veces, de grandeza”, explica. Sin embargo, actualmente, “muchos jóvenes han decidido que pueden conformarse. No necesitan un matrimonio increíble, ni una vida de sacrificio heroico. Eso es muy peligroso y, al final, se pierden todo el bien que Dios quiere hacer en sus vidas".
Como sacerdote ordenado a los 25 años, Moses cree que "todo se trata de decir que sí cuando Dios llama".
“Creo que a veces a la gente le puede dar miedo el compromiso siendo joven, pero, para mí, cuando lo haces con criterio y de forma premeditada, el compromiso es realmente liberador. Enfocar toda tu vida en aquello con lo que te comprometiste, en lo que más valoras… Por eso, estoy muy agradecido de que Dios me haya llamado joven”, concluye.